Hoy me mudé a mi nueva casa en el estado de Pennsylvania. ¡Qué paz! Todo es tan bonito aquí… Las montañas son tan majestuosas. Casi que no puedo esperar para verlas cubiertas de nieve. Qué bueno haber dejado atrás el calor, la humedad, el tráfico, los huracanes y el cubaneo de Miami. Esto sí que es vida.
Pensylvania es el lugar más bonito que he visto en mi vida. Las hojas han pasado por todos los tonos de color entre rojo y naranja. Qué bueno tener las cuatro estaciones. Salí a pasear por los bosques y por primera vez vi un ciervo. Son tan ágiles, tan elegantes, es uno de los animales más vistosos que jamás he visto. Esto tiene que ser el paraíso. Espero que nieve pronto. Esto sí es vida.
Pronto comenzará la temporada de caza de ciervos. No me puedo imaginar a nadie que quiera matar una de esas criaturas de Dios. Ya llegó el invierno. Espero que nieve pronto. Esto sí es vida.
Anoche nevó. Me desperté y encontré todo cubierto de una capa blanca. Parece una postal… una película. Salí a quitar la nieve de los escalones y a dar pala en la entrada. Me restregué en ella y luego tuve una pelea de bolas de nieve con los vecinos (yo gané), y cuando la niveladora de nieve pasó, tuve que volver a dar pala. ¡Qué bonita nieve! Parecen moticas de algodón esparcidas por todos lados. ¡Qué lugar tan bonito! Pennsylvania sí que es vida.
Anoche volvió a nevar. Me encanta. La niveladora me volvió a ensuciar la entrada, pero bueno . . . qué le vamos a hacer, de todas maneras, esto sí es vida.
Anoche nevó otra vez. No pude limpiar la entrada por completo porque antes que acabara, ya había pasado la niveladora, así que hoy no pude ir al trabajo. Estoy un poco cansado de dar pala en esa nieve. ¡Cabrona niveladora! ¡Qué vida!
Anoche volvió a caer nieve, o mejor dicho . . . mierda blanca. Tengo las manos hechas mierda y llenas de callos de la pala. Creo que la niveladora me vigila desde la esquina y espera a que acabe con la pala para pasar. ¡Puta madre que la parió!
Felices Navidades blancas, pero blancas de verdad, porque están llenas de mierda blanca. ¡Coño! . . . ¡Carajo! Si cojo al hijo de la gran puta que maneja la niveladora, te juro que lo mato. No entiendo por qué no usan más sal en las calles para que se derrita más rápido este cabrón hielo de mierda.
Anoche todavía cayó más mierda blanca de ésa. Ya llevo tres días encerrado. Salgo nada más cuando tengo que dar pala en la nieve después de que pasa la niveladora. No puedo ir a ningún sitio. El coche está enterrado bajo una montaña de nieve negra. El noticiero dice que esta noche van a caer 10 pulgadas más de nieve. No lo puedo creer.
Al fin, hoy pude salir de casa. Fui a buscar comida y un ciervo de mierda se metió delante del coche y lo maté. ¡Carajo! El arreglo del coche me va a salir como en tres mil dólares. Estos animales de mierda deberían ser envenenados. Ojalá los cazadores hubieran acabado con ellos el año pasado. La temporada de caza debería durar el año entero.
Me resbalé en el hielo que todavía hay en esta puta ciudad y me partí una pierna. Anoche soñé que sembraba una palma real.
Cuando me quitaron el yeso, llevé el coche al mecánico. Me dijo que por debajo estaba todo oxidado por culpa de la sal de mierda que echaron en la calle. ¿A quién coño se le ocurre? ¿Es que no hay otra forma de derretir el hielo?
Me mudé otra vez a Miami. ¡Esto sí es vida! ¡Qué delicia! Calor, humedad, tráfico, huracanes y cubaneo. La verdad es que cualquiera que se le ocurra vivir en esa Pennsylvania de mierda tan solitaria y fría es un comemierda y tiene que estar, no solo cagalistroso, sino loco para el carajo. ¡Esto sí es vida!