'Mamá, ¿por qué si Cuba es una isla no comemos pescado?'
En la Isla, en otro gran triunfo de la 'revolución' los cubanos solamente comen al mes la tercera parte de un pescado.
Había una vez una hermosa isla tropical, grande, rodeada de azulitas aguas (repletas de peces) a cuyos habitantes les encantaba el pescado, pero no lo podían comer.
Sí, sé en qué están pensando. En efecto, se trata de los habitantes de la segunda mayor isla de América no congelada, luego de Terranova. Por razones obvias, al menos en este planeta, los isleños son los mayores consumidores de pescado, uno de los alimentos más valiosos y completos por su alto contenido de vitaminas, minerales, proteínas, omega-3 y otros ácidos grasos beneficiosos para el sistema cardiovascular.
Cuando Cuba era un país normal, esa regla natural se cumplía. Y tanto, que en 1958 era la nación latinoamericana con mayor consumo de pescado per cápita, según la FAO. En cambio, corriendo ya el año 65 de la "revolución", en esa isla caribeña prácticamente no se come pescado. Algo insólito.
Su ingesta es privilegio de turistas foráneos, de consumidores que viven en países a los que se les exporta, o de la oligarquía que usurpa el poder en la ínsula. Que le pregunten a su alteza real, la infanta Mariela Castro, que se jacta sin pruritos de que le "encanta la cola de langosta".
Los cubanos consumen el 18% del promedio mundial
Actualmente en Cuba el consumo de pescado total per cápita equivale a solo el 18% del consumo promedio mundial per cápita de 45,2 libras (en 2021), según la FAO, y representa el 4% de las 200 libras de pescado que se consumen en Islandia, el líder mundial. Los isleños cubanos apenas consumen 8,3 libras (3,8 kilogramos) de pescado al año, según el propio Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL).
El consumo en Cuba se derrumbó de 35,2 libras de pescado en 1989 (cuando era aún mantenida por Moscú), a 9,4 libras en 2014, cifra muy distante de las 26,4 libras que como mínimo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Luego cayó a las 8,3 libras citadas, y a no dudarlo cayó de las ocho libras en 2022. ¿A cuánto descenderá en 2023?
Estos datos por sí solos constatan el carácter inviable del comunismo, que con su magia contra natura quitó a Cuba su condición de isla. Para colmo, según el MINAL, "la pesca en aguas internacionales ha desaparecido".
Suena a un cuento de ciencia ficción, pero los cubanos isleños solo comen la tercera parte de un pescado al mes. Y eso con mucha suerte, cuando "aparece", pues está perdido del mercado. Lo que "toca" por la cartilla de racionamiento es un solo pescado al mes para núcleos familiares de hasta tres personas; dos pescados si la familia tiene seis miembros; y tres pescados si son más de seis. ¿Ocurre algo parecido en alguna otra isla?
Y no estoy hablando de manjares, sino de clarias, tilapias, carpas, jurel, y croquetas de pescado de ignoto origen. Es lo que le da a cada quién el sistema diseñado por Karl Marx.
¡Qué contraste! Recuerdo en la Cuba prediluviana el habitual consumo de pargo, mero, cherna, róbalo, atún, cabrilla, salmonete, serrucho, aguja (pez espada), dorado, truchas, cangrejos, mariscos y moluscos, que pescadores criollos capturaban en los alrededores de la Isla y un poco mar afuera.
Un magnífico ejemplo lo tenemos con el viejo y curtido pescador Santiago, el cubano protagonista de la novela El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, que captura un enorme pez espada que luego se comen los tiburones mientras navega de regreso a Cojímar.
Una flota de pesca regalada por Moscú, no fruto de la "revolución"
Hoy no pocos añoran los tiempos de la Flota Cubana de Pesca, que en los años 70 llegó a capturar hasta 100.000 toneladas anuales de pescado, fundamentalmente para la exportación, pero alguito les tocaba a los cubanos, como la aceitosa y no muy agradable macarela, y la merluza, esta sí excelente, pero racionada por la "libreta".
La flota llegó a tener 90 atuneros rusos, 20 arrastreros por popa españoles tipo Calsa y cuatro buques-fábricas construidos en Alemania Oriental, además de dos buques-cisterna rentados a España. Claro, a cambio los soviéticos iban a lo suyo, utilizaban pesqueros para el espionaje radioelectrónico contra EEUU en el área naval y estratégica de la OTAN (Atlántico Noroccidental)
Y hago aquí un paréntesis personal. A mediados de los años 70 fui "invitado" a hacer un reportaje para la revista Mar y Pesca sobre cómo operaba la Flota Cubana de Pesca. El entonces director de la revista, Aurelio Silverio, me facilitó la información necesaria que obtuve en la dirección ejecutiva de la Flota. Conversé con pescadores que estaban muy lejos de Cuba en aguas internacionales.
Claro, nada me dijo Aurelio de la financiación soviética de todo aquello, y mucho menos que muchos pesqueros eran centros soviéticos de espionaje en alta mar.
Pude percibir que operativamente era aquella una razonablemente eficiente flota pesquera. Así lo escribí y se publicó en la revista. De eso hace ya medio siglo, y hoy, en 2023, puedo agregar lo que entonces ni sabía, ni me habrían publicado: aquella flota era postiza y no el producto de la "revolución" que hizo creer Fidel Castro a los cubanos y al mundo. Fue creada con dinero que el Kremlin, por razones políticas, le sustrajo al pueblo soviético, y con barcos también prácticamente regalados por Moscú. Muy pocas personas sabían en Cuba del espionaje radioelectrónico que realizaba la KGB en aquellos barcos pesqueros contra EEUU en el Atlántico noroccidental, el área naval estratégica de la OTAN.
Al quedar destetado el castrismo de su nodriza rusa (al desintegrarse la URSS), todo se vino abajo. La economía cubana por sí sola era incapaz de operar aquella flota pesquera y dotarla de la costosa logística que ella implicaba.
Ya a fines de los años 80, antes de fallecer el "paganini" soviético, debido a la escasez de piezas y suministros de la URSS el régimen cubano decidió desguazar casi toda la flota. Muchos barcos se vendieron a España, como chatarra. La flota pesquera que tanto propagandizaba el Partido Comunista de Cuba dejó de existir.
De los diez países mayores consumidores, seis son islas pequeñas
Volvamos al punto. Este bajísimo consumo cubano de pescado ocurre en una isla. Algo inaudito. De los diez países mayores consumidores mundiales per cápita de pescado, no por casualidad seis son islas. En cambio, los cubanos, siendo isleños, se pasean entre los terrícolas que menos pescado comen en el mundo.
El campeón mundial del pescado es Islandia, con 90,7 kilogramos (200 libras) de consumo per cápita. Luego siguen Maldivas (90,4 kg), Kiribati (76,7 kg), Hong Kong (70,7 kg.), Malasia (57,6), Portugal (56,8), Macao (56,3), Corea del Sur (54,9), Antigua y Barbuda (52,5), y Noruega (51,3 kilogramos).
Y mientras sigan Raúl "el Cruel" y su mafia militar en el poder no hay esperanza de que las familias cubanas de a pie puedan disfrutar en su casa un sabroso pargo asado, bacalao a la vizcaína, camarones con mango y piña, enchilado de langosta, ruedas de atún o de aguja fritas, o suculentas minutas de merluza empanizadas.
Nada de eso. El burócrata mayor a cargo de la pesca en el MINAL, Ariel Padrón, no hace mucho inusitadamente informó a Cubadebate: "La pesca en Cuba no va a recuperarse a los niveles que experimentamos hace más de tres décadas".
Obviamente, Padrón no aclaró, pues perdía ipso facto su privilegiado cargo, que si hace más de 30 años el volumen de pesca de Cuba era mucho más alto se debió a que era todo financiado, obsequiado y montado por el mecenas soviético. Pero murió el bolchevique tío Sasha y se acabó la fiesta.
En fin, hay que preguntarle al "presidente" Miguel Díaz-Canel qué se le responde a un niño que afincado en su pragmática lógica infantil pregunta: "¿Mamá, por qué si Cuba es una isla nosotros no comemos pescado?"
LA CLARIA EL PESCADO PARA LOS CUBANOS
La claria: una de las cien especies más dañinas del mundo, que suelen comer los cubanos
El ser humano no es el único depredador despiadado del mundo animal y vegetal que lo rodea. Existen peces depredadores como la claria, llamada también pez gato, que tienen la capacidad de permanecer vivos fuera del agua por largo tiempo. Increíblemente, pueden desplazarse sobre tierra comiendo cuanto aparezca. Llegan a pesar hasta 60 kilogramos y medir más de un metro.
La claria está incluida dentro de las cien especies más dañinas del mundo por su capacidad de depredar totalmente el área de su hábitat. A pesar de esta peligrosa característica, Cuba introdujo la claria en los años 90, procedente de Tailandia y Malasia. Posiblemente esto ocurrió teniendo en cuenta la calidad de su carne y la creciente escasez de pescado en la alimentación del pueblo cubano a pesar de vivir en una isla, rodeados de mar por todas partes...
La crianza de la claria debe realizarse fundamentalmente en estanques dedicados al desarrollo de esta especie y bien protegidos para que no escapen. Algunos expertos consideran a los pasados ciclones Michelle, Isidoro y Lily de los años 2001 y 2002 responsables de que las clarias se salieran de control, adueñándose prácticamente de presas, ríos y riachuelos de nuestro país, con las consabidas repercusiones negativas en su entorno. Apenas han dejado truchas, biajacas, jicoteas y hasta ranas para hacer el cuento.
Recuerdo siempre que en la infancia pasaba con mi familia la Semana Santa en la finca de unos parientes que, ante la llegada del Viernes Santo y su prohibición de comer otra carne que no fuera pescado, preparaban agradables y divertidas pesquerías en el río cercano, donde abundaban truchas, biajacas y otras especies deliciosas. Hoy día tan agradable recuerdo queda solo en la memoria, pues la irresponsabilidad estatal ante el manejo de especies nocivas al entorno como lo es la claria ha dejado los espacios acuáticos cubanos carentes de su rica fauna original.
La indiferencia gubernamental ha propiciado que este raro animal domine el mundo pluvial más allá de las leyendas populares creadas sobre sus hazañas de comer todo lo que encuentra a su alrededor en la tierra, ya que puede respirar fuera del agua y permanecer oculta y tranquila en el lodo durante las sequías, esperando su "resurrección" con las próximas lluvias.
Clarias es un género de peces gato (orden Siluriformes) de la familia de Clariidae (peces gato capaces de respirar fuera del agua). Su nombre se deriva del griego chlaros, que significa vivo, animado, dada la capacidad de estos peces de permanecer vivos fuera del agua largo tiempo.
|