La leyenda de la música, que se embarcará en su gira Celebration a finales de 2023, nunca ha rehuido el uso de la iconografía religiosa, en particular de la Virgen María, como parte de su visión artística.
Y su última sesión de fotos para Vanity Fair está cargada de alegorías religiosas: posa como la otra Madonna y canaliza a Jesús en una última cena alternativa con un elenco de discípulas.
Las continuas referencias de Madonna a su educación católica le han causado reacciones negativas en el pasado, sobre todo por su vídeo musical de 1989 "Like A Prayer", en el que aparecían cruces ardiendo e imágenes eróticas de Jesús.
El vídeo fue condenado por los católicos, incluido el Vaticano, y el Papa Juan Pablo II pidió que se boicoteara su posterior gira, Blond Ambition.
Madonna reflexionó sobre la polémica, declarando a Vanity Fair que mientras promocionaba En la cama con Madonna, la película de su gira Blond Ambition, se quedó "estupefacta al verme atacada por la Iglesia, porque no eran capaces de entender hasta qué punto mi trabajo intentaba producir algo bueno".
"Rápidamente me di cuenta de que ellos eran el problema, no yo", añadió, "Ellos eran el problema porque no habían entendido que mi trabajo como artista unía a la gente, les daba libertad de expresión, unidad.
"Era el espejo de las enseñanzas de Jesús. Quien me atacó no era más que un hipócrita".
Reflexionó sobre cómo se sintió "expuesta" al vestirse como la Virgen María para la sesión fotográfica de su portada. La imagen la llevó "de vuelta a Roma", donde fue "ferozmente criticada por la Iglesia católica".
En 2015, Madonna intentó concertar una reunión con el Papa Francisco.
"Soy una buena católica. Lo juro!", tuiteó entonces, añadiendo que no le "parecía justo" haber sido "excomulgada tres veces".
También en la entrevista, Madonna se explayó sobre lo que entendía por promover la diversidad y la inclusión, como alguien que ha sido aclamado icono gay por la comunidad LGBTQ.
Dijo que fueron las personas queer y las personas de color quienes la ayudaron cuando era una "don nadie" sin "dinero y sin comida".
"¿Cómo podría no apoyarles yo misma?", añadió.
“Son unos hipócritas los que me critican”
Cuestionada sobre los ataques que recibió en el pasado por parte de miembros de la Iglesia, la cantante criticó el hecho de que quienes arremetieron en su contra eran unos hipócritas, pues no eran capaces de comprender que su labor como artista era algo positivo y cómo impactaba entre la población.
“El problema lo tenían ellos, porque no comprendían que mi labor como artista unía a la gente, le daba libertad de expresión, unidad. Era un espejo de las enseñanzas de Jesús y del cristianismo, así que los que me atacaron eran unos hipócritas”, señaló en entrevista con Simone Marchetti, director editorial de publicación.
En cuanto a su propia religión, Madonna dijo que estos días "cultiva" sus "prácticas espirituales" y no cree en "adherirse a un dogma sin estudiar".
“Respeto todas las religiones”
“Aun así”, aseguró, “respeto todas las religiones y animo a la gente a examinar las creencias que siguen. Que entiendan los libros sagrados y los rituales, porque sin comprensión solo queda el dogma y las reglas, y se convierte en un ejercicio vacío”.
En este sentido, aseveró que actualmente su relación con la religión consiste en cultivar sus prácticas espirituales, pues es importante para todos llevarlas a cabo, “pero no las voy a definir para otra gente”.
“Creo que es importante rezar y tener una conexión con el alma, con la fuerza espiritual, llámalo como quieras. No veo manera de sobrevivir sin conectar con la idea de que hay un poder y una energía más grandes, con que hay muchas energías. Que hay un mundo metafísico y místico del que todos somos parte y con el que debemos seguir conectados”, puntualizó.
Cuanto más tiempo pasa, más comprendo que soy un artista y una persona que debe dar voz a los marginados.
Madonna lleva décadas defendiendo los derechos de las personas LGBTQ, desde su lucha contra el estigma del VIH en plena crisis hasta su desafío a las leyes rusas anti-LGBTQ.