Por JUAN CARLOS CHAVEZ
Los familiares de los cinco presos políticos que serán liberados por Cuba en los próximos días criticaron la falta de información sobre cómo y cuándo se producirán las excarcelaciones y sus traslados a España.
La angustia por la espera contrastó con las noticias alentadoras sobre el estado de salud de Guillermo Fariñas, que el viernes comenzó a ingerir una dieta blanda tras un ayuno de 135 días.
"Estamos desesperados. Esta situación es insoportable', dijo Mireya Pentón, madre de Léster González Pentón, de 33 años, el más joven de los 75 condenados en la ola represiva gubernamental conocida como la Primavera Negra del 2003.
Cuba se comprometió el miércoles a liberar a cinco reos de conciencia en cuestión de días y a otros 47 en un plazo máximo de cuatro meses. Sin embargo, se desconocen los pormenores sobre cuándo se llevará a cabo la operación y los detalles del traslado del primer grupo, a pesar de que el gobierno español confirmó que los disidentes podrían llegar a Madrid tan pronto como a principios de la próxima semana.
Junto con González serían puestos en libertad los disidentes Antonio Villarreal, José Luis García Paneque, Luis Milán Fernández y Pablo Pacheco. Los excarcelados serán recibidos en España con estatus de inmigrantes y no como asilados políticos, según fuentes del gobierno español.
La condición de inmigrante garantiza que los excarcelados no pierdan sus propiedades en Cuba y puedan volver a la isla con un permiso especial de las autoridades castristas. El cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, dijo el viernes que la ‘‘emigración' es una "propuesta' y no un "destierro', como teme un sector de la oposición.
Sin embargo, Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, consideró que la propuesta de abandonar el país está planteándose en condiciones "desventajosas'.
"Es una pregunta que se les debiera hacer cuando el preso está junto a su familia y puede consultar a sus colegas y agrupaciones disidentes', indicó Sánchez en una entrevista telefónica con El Nuevo Herald. "El cardenal actúa de buena fe pero se ejerce cierta coerción tratándose de personas que están bajo custodia del gobierno y en condiciones infrahumanas'.
Mientras, Fariñas reinició su alimentación por vía oral con jugos, caldo y gelatina luego de poner fin a una huelga de hambre que mantuvo en vilo a la comunidad internacional.
Alicia Hernández, madre de Fariñas, dijo que éste se encuentra sin fiebre y con los signos vitales normales aunque con mucho dolor articular. Agregó que los médicos que lo atienden en una sala de terapia intensiva del Hospital de Santa Clara, donde está ingresado desde el 11 de marzo, deben comprobar ahora cómo tolera la dieta blanda que se le suministra antes de pasar a la alimentación sólida.
Fariñas, de 48 años, recibía nutrición por vía intravenosa. Desde el 24 de febrero estaba en huelga de hambre para demandar la libertad de 26 presos políticos en mal estado de salud.
Si bien los avances en la gestión de la Iglesia y el levantamiento del ayuno de Fariñas como resultado de conversaciones sin precedentes con el gobierno comunista fueron interpretados dentro y fuera de Cuba como un triunfo de la oposición, la organización Reporteros Sin Fronteras dijo que La Habana debe continuar respondiendo hacia un compromiso amplio de libertades individuales.
"Esperamos que el proceso de negociación emprendido por la Iglesia en Cuba permita al régimen castrista cumplir plenamente sus compromisos en materia de derechos humanos', dijo la organización en un comunicado difundido el viernes.
El anuncio de un nuevo proceso de mejoras en las condiciones de los reos de conciencia es el resultado de un encuentro histórico entre el gobernante cubano Raúl Castro y la alta jerarquía católica el 19 de mayo.
El primer fruto de la gestión mediadora de la Iglesia fue la liberación de un preso político enfermo, Ariel Sigler Amaya y el traslado de otros 12 a cárceles más cercanas a sus hogares en días posteriores.
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