El ataque de las tropas leales a dos importantes enclaves deja decenas de muertos.
Reprimidas con violencia las manifestaciones contra el dictador en Trípoli
Manifestantes anti-Gadafi huyen de los gases lacrimógenos
lanzados por la policía para dispersarles en Tajura, un barrio de Trípoli
Día de rezo, día de protestas, día de disparos. Como todos los viernes desde que empezó la revuelta, el pasado 15 de febrero, Libia se convirtió en un polvorín que sirvió para medir la fuerza del régimen del coronel Muamar el Gadafi y comprobar que no está tan mal como hace una semana.
Sus tropas exhibieron músculo allá donde los rebeldes han tomado el poder. En el oeste, las gentes de Zauiya se llevaron la peor parte porque los militares pro-Gadafi reconquistaron partes de la ciudad en un ataque que dejó 30 muertos, según la agencia Reuters. Zauiya es estratégica porque queda a las puertas de la capital y alberga una refinería.
En el este, se vivieron intensos combates en la población costera de Ras Lanuf -la información era muy confusa y anoche ambos bandos se atribuían el control- y algunas zonas de Brega y Ajdabiya fueron bombardeadas, aunque los leales al coronel no llegaron a tomarlas. Al menos una quincena de personas murieron en un ataque contra un depósito de armamento cerca de Bengasi.
En Trípoli, las manifestaciones contra el régimen fueron reprimidas por la policía con disparos. El terror se ha instalado en la capital y algunos testimonios relatan casos de tortura y violaciones.
Pasadas las doce del mediodía, cientos de personas de Tajura, un suburbio al este de Trípoli, partieron desde las mezquitas armadas con piedras hacia el centro de la ciudad. "No tenemos armas. Iremos a la mezquita y después diremos en la calle que Gadafi debe irse", señaló uno de los manifestantes a Reuters. No llegaron muy lejos. La policía y los paramilitares del dictador habían desplegado una columna de vehículos en la salida y les impidieron el paso con disparos de metralleta, según testigos, y gases lacrimógenos. Los manifestantes se dispersaron y los mercenarios iniciaron entonces una persecución por las calles del barrio. Lo que ocurrió a partir de entonces se desconoce, aunque organizaciones como Human Rights Watch dijeron ayer que han conocido casos de violaciones y desapariciones. Esta semana, miembros de la policía secreta han patrullado los barrios de Trípoli casa por casa y con fotografías de las revueltas para identificar a los alzados, según contó el jueves el diario The New York Times.
Los 130 periodistas invitados por el régimen a Trípoli la semana pasada no pudieron ser testigos de las manifestaciones y tuvieron que quedarse en el hotel. "Es por su seguridad, para protegerles de los miembros de Al Qaeda", dijeron las autoridades a los reporteros.
Además de en la capital, Gadafi quiso despejar dudas sobre su poder en algunos puntos que había perdido la semana pasada. Sus tropas lanzaron un contraataque sobre Zauiya, a 50 kilómetros al oeste de Trípoli. Los insurgentes se habían levantado allí la semana pasada y su conquista se consideraba clave para debilitar al dictador desde la parte occidental. Sin embargo, las fuerzas de élite seguían controlando las carreteras y los caminos de ese lado de la costa y desde allí lanzaron una incursión hasta el centro de la ciudad. Eran las once de la mañana cuando los mercenarios de Gadafi, la mayoría del África subsahariana, entraron y dispararon contra los habitantes. Tras cuatro horas de combate, se marcharon dejando a su paso entre 30 y 50 muertos, según los datos recopilados por las agencias. La televisión libia, sin embargo, anunció que el coronel había recuperado la ciudad. En cualquier caso, las últimas informaciones que vienen de Zauiya señalan que ya no queda apenas munición.
Las únicas buenas noticias para los rebeldes vinieron del lado este. Los cazas libios de Gadafi bombardearon otra vez bases militares de Brega y un gran arsenal en Ajdabiya, pero no lograron impedir el avance de las tropas rebeldes hacia un estratégico puerto petrolero en Ras Lanuf junto al que hay refinerías, oleoductos y un aeropuerto. La zona, a 660 kilómetros de Trípoli y muy cerca de Bengasi, la capital de los militares que han abandonado a Gadafi, vivió un intenso fuego de artillería.
Tras dos semanas de ataques en uno y otro lado del país, la jornada de ayer fue un punto de inflexión que permite extraer nuevas conclusiones. Que el este del país es el único que puede presentar batalla al régimen con ciertos visos de tener éxito; que el oeste sigue controlado por Gadafi tras ganar la batalla contra los rebeldes en Zauiya; que el terror ciudadano parece haberse instalado en Trípoli, el bastión del dictador, donde las protestas son reprimidas sin contemplación; y que Gadafi, arrinconado en su palacio, no da muestras de dar su brazo a torcer y tiene más fuerza de la que parecía. La situación está estancada. Por ahora, en tablas.
El clamor por el cambio no da tregua
Miles de personas vuelven a tomar las calles en los países árabes para protestar contra sus gobernantes - Los primeros choques sectarios sacuden la revuelta
Los viernes, día de oración en el mundo musulmán, se han convertido en las últimas semanas en la jornada de fuerza para los manifestantes que reclaman el cambio en los países árabes. Ayer, miles de ciudadanos volvieron a las calles para exigir reformas en Yemen, Arabia Saudí, Bahréin e Irak. Los primeros choques sectarios han hecho su aparición.
YEMEN. Saleh rechaza el plan de transición
Con el telón de fondo de multitudinarias manifestaciones, el presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, rechazó ayer el plan de la oposición para que transfiera el poder este mismo año. Saleh, que ha gobernado durante 32 años este empobrecido país, se aferra a su compromiso de dejar el cargo cuando termine su mandato, a finales de 2013. El mandatario ha aceptado, sin embargo, las reformas propuestas por líderes religiosos para modernizar el sistema electoral, el Parlamento y el poder judicial. Mientras, las marchas van en aumento y concentraron ayer a centenares de miles de personas.
Yemen, vecino de Arabia Saudí, estaba a punto de convertirse en un Estado fallido antes de las protestas, con un movimiento rerebelde chií en el norte (los hutíes) y una revuelta secesionista en el sur. Ayer, los hutíes denunciaron que las Fuerzas Armadas abrieron fuego contra las manifestaciones antigubernamentales en Harf Sufian, y causaron dos muertos y 13 heridos.-REUTERS.
ARABIA SAUDÍ. Los chiíes celebran el Día de la Ira
"El pueblo quiere la liberación del jeque Taofiq", coreaban ayer dos centenares de manifestantes frente al edificio del Gobierno en Hofuf, al este de Arabia Saudí. La inusual protesta, en un país en que está prohibida la menor disensión, fue una de las varias que marcaron el Día de la Ira de los chiíes saudíes. También hubo concentraciones similares en Qatif y Awwamiya. Aunque las quejas de discriminación de esa comunidad (entre un 10% y un 15% de la población saudí) vienen de lejos, ahora han adquirido un nuevo impulso ante las revueltas que agitan el resto del mundo árabe.
De hecho, el jeque Taofiq al Amer fue encarcelado el pasado domingo tras haber hecho un llamamiento a la instauración de una monarquía constitucional. Arabia Saudí está gobernada por una monarquía absoluta, con el respaldo de la rama más intransigente del islam suní. El peligro de contagio de las aspiraciones democráticas no ha pasado desapercibido a las autoridades. A pesar del carácter pacífico de las protestas, un imponente despliegue policial vigila su desarrollo y en algunos casos trata de dispersarlas. Prueba de la preocupación existente, esta corresponsal y una periodista de la BBC fueron detenidas durante casi tres horas en Hafuf cuando observaban la manifestación. El Ministerio del Interior dijo que se había tratado de "un malentendido".-Á. ESPINOSA .
BAHRÉIN. Enfrentamientos entre chiíes y suníes
Musulmanes suníes y chiíes se enfrentaron ayer en Bahréin en el primer brote de violencia entre las dos comunidades desde el comienzo de las protestas, hace dos semanas. El choque tuvo lugar en Hamad, en el centro del país. Según los testigos, un centenar de personas armadas con piedras y palos se enzarzaron en una batalla campal que dejó varios heridos. La intervención de las fuerzas de seguridad derivó después en una confrontación con los agentes. Los chiíes, mayoritarios en este reino de 1,2 millones de habitantes, se quejan de ser tratados como ciudadanos de segunda por la monarquía suní. Mientras, en Manama, la capital, los grupos de oposición dijeron que están dispuestos a negociar "sin condiciones" con el Gobierno.
IRAK. La policía reprime las manifestaciones
Miles de iraquíes salieron a las calles por segundo viernes consecutivo para protestar contra la corrupción y la pésima calidad de los servicios básicos. En Basora, los manifestantes fueron dispersados con bastones y cañones de agua. En la capital, Bagdad, unas 2.000 personas se concentraron en la plaza de la Liberación. "¿Adónde va el dinero del petróleo, Maliki?", rezaba una pancanta. El primer ministro ha anunciado reformas para mejorar los servicios antes de 100 días
Agentes antidisturbios iraquíes bloquean el paso a un grupo de manifestantes
en la plaza de la Liberación de Bagdad.