Cantantes cubanos protestan por condena a banda rusa punk Pussy Riot
ROBERTO MOREANO y JULIO MENACHE
Cantantes cubanos se sumaron a las voces de protesta por la condena a dos años de cárcel contra las integrantes del grupo ruso de punk Pussy Riot por cantar canciones contra el gobierno del presidente Vladimir Putin, resaltando las similitudes entre los métodos utilizados por Moscú y La Habana para silenciar a las voces discordantes.
“Desde que me enteré de esta injusticia hacia estas colegas he querido mostrar públicamente mi solidaridad hacia un hecho que me toca casi directamente puesto que de una manera descarada la historia se repite de forma muy parecida”, escribió Gorki Aguila, líder del grupo cubano de rock Porno Para Ricardo en un correo electrónico enviado a El Nuevo Herald.
“Déspotas como Putin y Castro toman medidas drásticas con intenciones ejemplarizantes, pero esto solo refleja su imagen viciada de dictadores desesperados y temerosos ante la fuerza de la voz propia y el instinto que se arma de libertad”, agregó el vocalista, quien también hizo circular por las redes sociales mensajes de apoyo a Pussy Riot y una foto de Nadezhda Tolokonnikova, una de las integrantes del grupo, que portaba una camiseta con la leyenda “¡No pasarán!” en español para la audiencia celebrada en Moscú.
El grupo ruso Pussy Riot, al igual que Porno para Ricardo, se caracteriza por componer canciones irreverentes, críticas y provocativas.
Según reportes de prensa, las jóvenes María Aliojina, Nadezhda Tolokonnikova, y Yekaterina Samutsevich fueron arrestadas unos días después de que cantaron sus canciones en el altar del catedral de Cristo Redentor en Moscú. Las tres cantantes rechazaron los cargos que las autoridades rusas presentaron en su contra e insistieron en que lo que hicieron fue una “expresión política en forma artística”.
El grupo Porno para Ricardo ha tenido sus propios problemas con las autoridades de la isla. En agosto del 2008, Aguila fue arrestado por el delito de “peligrosidad predelictiva”, establecido en el código penal cubano con penas de hasta cuatro años de cárcel y que le permite al gobierno arrestar a ciudadanos que podrían cometer un crimen. El músico fue liberado cinco días más tarde, luego de que un tribunal rebajara la acusación inicial y le impusiera una multa de 600 pesos cubanos (unos $ 27).
“Hubo mucha repercusión y ellos [el gobierno] le tienen miedo”, dijo Aguila al momento de su liberación en referencia a la cobertura mediática que recibió su arresto y a la presencia de una veintena de artistas, diplomáticos y periodistas que se congregaron a las puertas del tribunal de La Habana donde se llevó a cabo la audiencia.
Cuatro años más tarde, el grupo todavía denuncia que es víctima de censura por parte de las autoridades y en diciembre del 2011 hicieron circular un video de protesta por la cancelación de uno de sus conciertos en el interior del país en el que tocaban a todo volumen desde el balcón de la sede de su disquera en La Habana. Las imágenes mostraron también al representante del Comité de Defensa de la Revolución de su cuadra desconectando la electricidad para impedir que Porno para Ricardo siguiera tocando.
Al igual que Aguila, el músico cubano Danny Rojo vocalista del grupo Pornoson, se mostró indignado por lo ocurrido con Pussy Riot.
“Es lo único que se puede esperar de gobiernos totalitarios como el de Putin, o el de los Castros”, dijo Rojo a El Nuevo Herald, lamentando que se limite de esta manera a “un grupo que con su música tiene la fuerza y la popularidad de la juventud”.
Rojo, quien está radicado actualmente en Nueva York, también vivió episodios de censura cuando apenas tenía 17 años en Cuba. “Estaba poniendo afiches para promocionar mi concierto y la policía me arrestó. Me dijo que no estaba autorizado y pasé un día en la cárcel”, recordó.
Tanto Aguila como Rojo se unen la lista de músicos famosos que han respaldado al grupo ruso ante el incidente, como Sting, Madonna, Paul McCartney y la banda Red Hot Chili Peppers, entre otros. Amnistía Internacional hizo un llamado a las autoridades rusas a que anulen la condena del trío y cientos de personas protestaron frente a las embajadas rusas en diversas capitales del mundo.
“Todos somos Pussy Riot” Las tres jóvenes rusas se convierten en un fenómeno mediático con su rezo punk Las cantantes reciben el apoyo de estrellas de la música o el cine y 60 manifestaciones pidiendo su liberación
Las tres integrantes del grupo Pussy Riot (de derecha a izquierda),
Nadezhda Tolokonnikova, Maria Alyokhina y Yekaterina Samutsevich, tras escuchar la condena
Han popularizado los pasamontañas de colores estridentes. Tras su rezo antiputin en la catedral moscovita de Cristo Redentor, las Pussy Riot se han convertido en un fenómeno global, como asegura el diario norteamericano, The New York Times. Pocas víctimas del acoso de un Estado han conseguido, como las Pussy Riot, el apoyo de figuras del espectáculo como Madonna, Paul McCartney o Sting. 60 concentraciones en todo el mundo han apoyado a las jóvenes el día de la lectura de la sentencia. El perfil de twitter que pide su liberación tiene ya más de 12.000 seguidores y casi dos millones de personas han visto el vídeo colgado en Youtube de su irreverente “Madre de dios, líbranos de Putin”.
Popes de la iglesia ortodoxa rusa como Andréi Kuráyev, profesor de la Academia Espiritual de Moscú, se habían manifestado contrarios a una sentencia condenatoria para las tres jóvenes del grupo punk por temor a que se convirtieran en mártires. Sus temores se han cumplido. Las defensa activa de las tres cantantes de punk rusas se ha canalizado a través de la web www.freepussyriot.org En ella se puede ver la larga lista de convocatorias en ciudades tan distintas como Barcelona, Viena, Kiev u Otawa. La página tiene su réplica en twitter y Facebook, páginas muy activas a lo largo del día, en las que se pueden ver imágenes de las manifestaciones --ninguna de ellas demasiado multitudinaria-- ante las puertas de las embajadas rusas de más de cincuenta ciudades. 200 personas se reunieron en París, 50 en Bruselas, 20 en Madrid, 50 en Barcelona o un centenar en Nueva York). En Sofía, la capital búlgara, el monumento al ejército soviético apareció con el característico pasamontañas de color de las cantantes. "Las Pussy Riot son un símbolo de la lucha por la democracia en Rusia", aseguraron a la agencia AFP los activistas que organizaron la performance. En Ucrania, una feminista en topless y pasamontañas cortó una cruz con una motosierra y en Nueva York, un grupo de manifestantes punk desafiaron a los agentes situándose en las puertas de una iglesia ortodoxa búlgara y redecorando un memorial de guerra.
A la popularidad de las tres jóvenes rusas ha contribuido el apoyo de estrellas mediáticas como Madonna. La cantante norteamericana pidió la liberación de las Pussy Riot en un concierto en Moscú, Paul McCartney ha escrito una carta en su página web y la islandesa Bjork dijo en un comunicado: "Me gustaría invitar a las Pussy Riot a acompañarme en el escenario con una canción que fue escrita para un mejor funcionamiento de la justicia. En una gira por Rusia, los Red Hot Chilli Peppers llevaron camisetas de apoyo a las jóvenes.
Pero no solo el mundo de la canción se ha volcado con las chicas punk. El filósofo francés Bernard-Henri Lévy, el actor y director norteamericano John Malkovich o la popular actriz Chloe Sevigny, que participó en un acto anoche en un local de Manhattan con lectura de un manifiesto, han condenado la represión de la Justicia rusa. Y Amnistía Internacional ha tardado minutos en emitir un comunicado en el que se asegura que la condena es “un duro golpe para la libertad de expresión en el país”. “La organización considera a las tres activistas presas de conciencia, detenidas únicamente por la expresión pacífica de sus creencias”, añade.
El president Vladimir Putin pidió, el pasado 2 de agosto, que las Pussy Riot “no debían ser juzgadas con mucha dureza”. La jueza las ha condenado a dos años de prisión.
Y es que en Rusia no son tantas las voces favorables a las jóvenes cantantes punk. A pesar de las 400 personas que han rodeado hoy el juzgado en el que se leía la sentencia, un sondeo realizado hoy mismo en Rusia asegura que solo un 6% de la población siente simpatías por las jóvenes, mientras que un 51% dice no encontrarles nada bueno o, incluso, sentir irritación u hostilidad hacia ellas. Una sensación posiblemente motivada por los años de represión religiosa durante la época soviética.
Las Pussy Riot son condenadas a dos años de prisión por ‘gamberrismo’ La dureza de la sentencia de dos años de cárcel contra las Pussy Riot por una canción irreverente y crítica muestra el auge de la intolerancia y el nacionalismo Primera visita de un patriarca ortodoxo ruso a Polonia
La dureza con la que una jueza de Moscú ha castigado el viernes a tres integrantes del grupo Pussy Riot —dos años de cárcel por un breve espectáculo irreverente en la catedral de Cristo Redentor— muestra que la corriente de intolerancia y nacionalismo está en alza en Rusia. Para los sectores liberales que se han solidarizado con María Aliójina, Yekaterina Samutsévich y Nadia Tolokónnikova, la sentencia de prisión por “gamberrismo” impuesta a todas ellas revela una alianza entre las autoridades políticas y los sectores conservadores que se aglutinan en torno a la Iglesia Ortodoxa. Rusia es formalmente un Estado laico, pero la Ortodoxia se ve a sí misma —y es vista también desde el Kremlin— como uno de los pilares que sustentan la integridad nacional.
Marina Sirova, la magistrada del proceso, no traicionó su fama de implacable: en toda su carrera, solo una vez dictó veredicto absolutorio. Diferentes cuerpos de Seguridad, desde la policía dependiente del Ministerio del Interior a la policía judicial, pasando por las tropas especiales (OMON), participaron en un enorme despliegue ante el juzgado del distrito de Jamovniki de Moscú y trataron de impedir a centenares de personas —periodistas, intelectuales y políticos incluidos— acercarse a menos de 300 metros del juzgado. Con mejor o peor suerte, activistas de oposición e intelectuales acudieron a expresar su protesta. Algunos, como el abogado y blogero Alexéi Navalni, consiguieron asistir al proceso. Otros, como el ex campeón mundial de ajedrez, Gari Kaspárov, o el líder del Frente de Izquierdas, Serguéi Udaltsov, fueron llevados en volandas por la policía en dirección a dos autobuses especialmente dispuestos para confinar a los más protestones.
“Hoy es uno de los días más importantes de la historia de la Rusia moderna, porque podemos ver los primeros presos políticos de esta etapa”, dijo Kaspárov poco antes de ser detenido. “Cualquier sentencia condenatoria contra las Pussy Riot significa que Rusia abandona el espacio jurídico civilizado”. “Todos comprendemos la importancia de lo que en principio parecía una performance insignificante en la catedral de Cristo Redentor y que nos muestra la naturaleza represiva del régimen”, afirmó. Preguntado por el papel que atribuía a la Iglesia Ortodoxa en el juicio, Kaspárov opinó que esta institución es “una sección del KGB”. “Es evidente que las autoridades han tomado el rumbo de la ilegalidad y más tarde o más temprano provocarán alguna situación que generará grandes protestas en el interior y el exterior del país. Así que este caso tan insignificante es como un espejo en el que se reflejan todos los vicios del poder de Putin”, afirmó Kasparov. “Se trata de una medida para intimidar, una más entre otras, como la nueva legislación que restringe los mítines, convierte en “espías” a las Organizaciones No Gubernamentales financiadas desde el extranjero y las previsibles duras sentencias que se dictarán contra los que participaron en las protestas contra Putin el 6 de mayo”, manifestó Vladímir Rizhkov, que fue vicejefe de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento) y hoy es un político de la oposición.
Mientras en los reunidos en la calle gritaban “¡Vergüenza!”, o “¡Libertad para Pussy Riot!”, en la sala donde culminaba el proceso, la juez Marina Sirova leyó durante varias horas la sentencia en la que daba la razón a los testigos de cargo, todos ellos cristianos ortodoxos que se consideran ofendidos por la actuación de las Pussy Riot. De forma paradójica, Sirova invalidó la argumentación de las acusadas, en el sentido de que su actuación fue política, precisamente porque no llegaron a mencionar el nombre de Putin. Otra cosa es el montaje de vídeo donde, sobre un telón de fondo eclesiástico, las Pussy Riot cantan el texto entero de su canción en la que pedían a la Madre de Dios que echara a Putin del poder. El contexto de la actuación del 21 de febrero era la campaña para las elecciones presidenciales de principios de marzo, a las que Putin concurría.
Mark Feiguín, uno de los abogados de las Pussy Riot, manifestó que la sentencia “tiene serias irregularidades” entre ellas “citas y hechos falsos” y la atribuyó “a una decisión de Putin”. “El proceso ha sido una falsa y refleja que la ilegalidad y la falta de procedimiento jurídico se ha convertido en una norma”, sentenció. “Las autoridades se han mostrado sordas a la voz de la sociedad. Esto ha sido una venganza, aunque mucha gente en todo el mundo ha expresado su posición cívica”, dijo Feiguin. “Recurriremos, pero estoy seguro de que no cambiarán la sentencia. Acudiremos al Consejo de Europa”. El abogado advirtió de que las Pussy Riot “corren peligro” en la cárcel a la que serán enviadas: “El castigo en una institución penitenciaria es un peligro real para la vida y la salud de nuestras defendidas y hay que entender que las autoridades tal vez no quieran garantizar su seguridad”.
Por su parte, Stanislav Samusévich, el padre de Yekaterina, dijo que estaba dispuesto a apoyar moralmente a su hija y a visitarla, tanto si la envían al penal femenino de la región de Moscú o a la región de Mordovia. Samusévich, un ingeniero electrónico de profesión, manifestó que hay que distinguir entre la “cultura ortodoxa”, en la que dijo insertarse, y la Iglesia Ortodoxa rusa, que es, según él, “una secta autoritaria y burocrática”. La jerarquía ortodoxa rusa pidió clemencia para las condenadas en un comunicado difundido anoche.
Desde el otoño pasado, la sociedad de Rusia vive una fase dinámica. Cada vez son más los que protestan contra el sistema que representa Putin. Sin embargo, no están estructurados ni tienen capacidad hoy para cambiar el orden vigente. Putin sigue gozando de gran popularidad en comparación con los políticos occidentales, aunque los rusos le apoyan ahora menos que en el pasado. Una encuesta del centro Levada realizada a mediados de agosto indica que el 48% de los ciudadanos tienen una opinión positiva de Putin y un 25%, negativa (en mayo pasado la relación era de 60% a 21%).
Lee la letra de la canción por la que se ha condenado a las Pussy Riot
“Madre de Dios, ¡líbranos de Putin!” Madre de dios, virgen, ¡líbranos de Putin!, ¡líbranos de Putin! ¡líbranos de Putin! ¡Negra sotana, hombreras doradas!
Todos los niños del cura se arrastran para hacer una reverencia El fantasma de la libertad en el cielo Los homosexuales se envían encadenados a Siberia El líder del KGB es vuestra más alta Santidad Encierra en prisión a los manifestantes. Para no disgustar a los santos las mujeres deben parir y amar
¡Basura de dios, basura, basura! ¡Basura de dios, basura, basura!
Madre de dios, virgen, ¡hazte feminista hazte feminista, hazte feminista!
Alabanza eclesiástica al líder podrido, cruzada de limusinas negras. A la escuela viene el cura, ve a clase, llévale dinero. El patriarca cree en Putin Mejor debería, perro, creer en dios El cinturón de la sagrada virgen no impide las manifestaciones La virgen María está con nosotros en las protestas! Madre de dios, virgen, ¡líbranos de Putin! ¡líbranos de Putin! ¡líbranos de Putin!
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