El poeta y dramaturgo Federico García Lorca es todo un referente de la cultura española de la primera mitad del siglo XX. Pese a la brevedad de su vida, la huella de su extensa obra viajó por todo el mundo en tan sólo unos años. Se antoja cuanto menos interesante recorrer en una ruta todos aquellos lugares donde tuvieron el placer de conocerlo. En su maleta, no sólo sus folios, poesías y guiones de teatro recorrieron miles de kilómetros, sino también un pensamiento y una forma de contemplar el mundo muy particulares.
Natural de Fuente Vaqueros. En “aquel pueblecito muy callado y oloroso” de la vega de Granada nació en 1898 Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, hijo de un hacendado y de una maestra de escuela.
De estudios por aquella España. Baeza, Úbeda, Córdoba, Ronda, Castilla, León y Galicia y Burgos fueron sólo algunos de los lugares en los que el poeta continuó su formación entre 1916 y 1917.
Agua de Rosas. Sus ojos adolescentes eran testigos de los atardeceres veraniegos de Asquerosa (en la actualidad llamado Valderrubio), en una casa a la salida del pueblo. En tiempos de la presencia romana en la Península, la aldea se llamó Aquae Rosae (Agua de Rosas), que derivó con el tiempo a Asquerosa.
Los encantos de Granada. La formación del joven Lorca continuó por la rama de las leyes. Comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Derecho, aunque abandonó la carrera en 1918. Ya siendo adulto, su residencia para los veranos se encontraba en el campo, en la Huerta de San Vicente. Aunque cuando él la ocupó en 1926 se encontraba bien a las afueras de la ciudad, esta casona convertida en museo se sitúa hoy en un florido parque de la misma, aislada del tráfico y el ruido de las calles colindantes.
Madrid y la Generación del 27. Entre 1918 y 1928 Lorca destacó en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Se convirtió en una pieza irremplazable de lo que pasó a denominarse “Generación del 27”, en la que también se encuentran grandes maestros de la literatura en español, como Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén o Luís Cernuda, entre otros.
Vanguardista y cosmopolita, Barcelona. En 1927, Lorca expuso su primera muestra pictórica en la Ciudad Condal. “De la mano de Dalí pudo adquirir Federico un conocimiento más profundo del arte popular y culto de Cataluña, región por la que sentiría siempre gran afecto. Si el ingreso en la Residencia de Estudiantes le había permitido trascender las limitaciones del medio granadino, los viajes a Cataluña le revelaron las limitaciones del mundo cultural de Madrid”, reza en la biografía de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Poeta en Nueva York. En 1929, en pleno crack de la bolsa, marchó a Nueva York, consecuencia de una crisis interior del dramaturgo. Lo hizo en principio para acompañar a Fernando de los Ríos, antiguo maestro de Federico y amigo de su familia. La estancia en Nueva York fue, en palabras del propio poeta, "una de las experiencias más útiles de mi vida".
Cuba, una experiencia de vida. En 1930 fue a La Habana, donde escribió parte de sus obras “Así que pasen cinco años” y “El público”. Exploró la cultura y la música afrocubanas y compuso un son basado en los ritmos cubanos.
Buenos Aires y Montevideo. En 1933 Lorca viajó hasta Argentina para para promover la puesta en escena de algunas de sus obras de teatro y para dictar una serie de conferencias, siendo su estancia un éxito. Fueron frecuentes los viajes entre la ciudad porteña y la capital uruguaya. En estos dos países, el poeta se dio cuenta que su obra podía interesar a un gran público fuera de España.
En algún lugar entre Víznar y Alfácar. El Alzamiento Nacional en 1936 hizo que Lorca se planteara su continuidad en la Huerta de San Vicente, que podía ser peligrosa. Se trasladó al domicilio de unos amigos, donde fue encontrado y apresado. “Entre los cargos contra el poeta -según una supuesta denuncia, hoy perdida - figuraban el ser espía de los rusos y ser homosexual”. Al día siguiente fue trasladado hasta algún lugar en la carretera entre los municipios granadinos de Víznar y Alfacar, donde lo fusilaron antes del amanecer. Triste final para una gran figura, y un mazazo para las artes y las letras en la cultura hispánica.