Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: Nicolás Maburro, ve cosas que nadie percibe
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 02/06/2013 17:58
 
La puerta de los monstruos
 
Carlos Alberto Montaner / Imprimir
Dice Nicolás Maduro que el presidente Juan Manuel Santos “le metió una puñalada a Venezuela”. No se sabe si esta dramática información forense se la dio confidencialmente un pajarito o si surgió de su legendaria capacidad de observación.
Maduro ve cosas que nadie percibe. Es un vidente. Sólo él, por ejemplo, descubrió su rostro entre las manos de Chávez en un cuadro o foto del Comandante Eterno. Pero ahí no termina la crónica roja colombo-venezolana. De acuerdo con su versión, los colombianos, coludidos con la CIA, intentarían envenenarlo.
 
Creo que es importante tener en cuenta la secuencia. Estas revelaciones completan el cuadro clínico. Primero se presentaron las alucinaciones auditivas con pajaritos que le hablaban. Luego comparecieron las alucinaciones visuales con su propia imagen. Ahora contemplamos denuncias de conspiraciones siniestras. Parece que estamos ante un típico caso de esquizofrenia paranoide.
 
Los venezolanos, especialmente tras las revelaciones de Mario Silva, discuten si Maduro es un comunista manejado por Cuba o un místico manejado por Sai Baba, pero me sospecho que la duda que hay que despejar es si estamos ante un sujeto afectado por un brote psicótico transitorio, producto del estrés, tratable con unas cuantas pastillas de Risperidona, o si se trata de un esquizofrénico incurable de pronóstico sombrío. (Me temo lo segundo).
 
En todo caso, la “puñalada” colombiana consiste en que el presidente Juan Manuel Santos recibió a Henrique Capriles, el jefe de la oposición venezolana y muy probable ganador real de las elecciones del 14 de abril.
 
Santos, en realidad, no hizo nada excepcional. Recibió al representante de, por lo menos, la mitad de la sociedad venezolana. Eso era lo responsable. Las relaciones entre los países no son entre gobiernos, sino entre naciones. No haber recibido a Capriles, o sea, negarle la legitimidad que sus compatriotas le otorgaron en las urnas, sí era una forma de injerencia en los asuntos internos del vecino.
 
Los gobiernos son sólo los representantes temporales de las naciones. Cuando Maduro sea amorosamente recluido en alguna institución psiquiátrica, como le ocurrió al presidente tunecino Habib Burguiba, y Capriles ocupe la presidencia, y cuando probablemente sea otro el inquilino del Palacio de Nariño en Bogotá, los vínculos entre las dos sociedades permanecerán inalterables.
 
Pero si bien Juan Manuel Santos acertó en recibir a Capriles, tengo la impresión de que se equivoca en el tratamiento dado a los narcoguerrilleros comunistas de las FARC en las negociaciones llevadas a cabo en La Habana.
 
De la misma manera que es razonable reconocer la legitimidad de Capriles para hablar en nombre de media Venezuela, no tiene sentido asignarles a los representantes de las FARC el trato de interlocutor válido para discutir el destino político de Colombia, como si se tratara de la otra mitad legítima de la sociedad colombiana.
 
No se puede admitir como parte de la discusión con las FARC una pretendida reforma agraria o los derechos de los trabajadores, como si la batalla planteada por el brazo armado del Partido Comunista colombiano se originara en reivindicaciones sociales, y no en la lucha por tomar el poder y establecer un régimen colectivista dictatorial basado en las supersticiones del marxismo-leninismo.
 
Si no se ha podido someter militarmente a los criminales, es legítimo buscar el fin del conflicto armado por la vía de conversaciones que conduzcan a un armisticio, pero ello implica el fin de las hostilidades por parte de los subversivos, la entrega de las armas y la subordinación al imperio de la ley.
 
También es razonable explorar zonas de perdón y reconciliación, como se ha hecho en docenas de sociedades martirizadas por conflictos sangrientos, pero ello exige el reconocimiento de la culpa y el arrepentimiento por parte de quienes han violado sistemáticamente las leyes, y hasta ahora ésa no parece ser la actitud de las FARC.
 
Es probable que Juan Manuel Santos, lleno de buenas intenciones, quiera dejarles la paz a sus compatriotas como su gran legado histórico, pero de la manera en que lo está intentando hay un altísimo riesgo de que les transmita como herencia un Estado institucionalmente muy frágil y políticamente indefenso.
 
O sea, la puerta por donde luego se cuelan los monstruos.
 
Periodista y escritor. Su último libro es la novela Otra vez adiós.


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados