Papelitos hablan y la gente también
Por Víctor Manuel Domínguez / Cuba / www.cubanet.org
Entramos al nuevo año más escépticos y temerosos que al anterior. De nada sirven los buenos augurios de los babalawos, las reformas al Código de Trabajo, la autorización de la compra de carros, la venta de materiales de la construcción, ni el incremento del trabajo por cuenta propia o los ajustes en la economía y la educación.
“Puras pamplinas, expresó un individuo que, según su credo, primero hay que “ver para creer”, como Santo Tomás, y él no visualiza otra cosa que más oscurantismo, control laboral, burlas a la ciudadanía con precios para millonarios que aquí no hay, más derrumbes y timbiriches, desaceleramiento económico y crisis educacional al por mayor.
“¿De qué progreso y bienaventuranza me pueden hablar cuando me quedaré sin empleo, no tengo ni para comprar un almendrón (auto norteamericano anterior a 1959), la casa se me cae, no sé vender otra cosa que libros que no dan para comer, mi economía está en cero, y de nada me vale la educación, pues no me garantiza un salario, y si digo, por favor, muchos me miran mal?
Ex trabajador de una empresa mixta que “racionalizará” el personal (los echará a la calle), este señor que solicitó anonimato al periodista asegura que, si las reformas continúan dando un pasito adelante y dos atrás (como el cierre de algunas modalidades de servicios privados que mejoran la calidad de vida de la población, con la venta de tamales, granizados y churros), no se salvará el país.
“Lo que necesita Cuba es menos control y más productividad. Mientras no se dejen a un lado las prohibiciones, y se liberen las iniciativas privadas, esto seguirá de mal en peor. La corrupción, el maltrato, las leyes engaña-bobos, el robo, el abuso de poder, y el éxodo sistemático por cualquier vía, seguirán siendo las divas en las pasarelas de la nación”.
Por ese corte, pero en diversos matices temáticos, personales, ideológicos, económicos y sociales, se fue armando un rimero de opiniones en la parada del ómnibus P-13, aunque todos desde una denominador común: “Esto no aguanta más”, término que engloba la crisis en la vivienda, el transporte, los salarios y otras cuestiones básicas para subsistir.
El conocido periodista de la columna Acuse de Recibo (diario oficial Juventud Rebelde), José Alejandro Rodríguez, en su otro espacio público, Papelitos Hablan, en el Canal Habana, aseguró que “salen y entran los años y todo en Cuba sigue de mal en peor”.
Este criterio, reiterativo en la expresión de la mayoría de los cubanos de a pie, se acrecienta con la desolación que muestran casas y portales por el cierre de negocios particulares, la aglomeración en las paradas, el desborde de los contenedores de basura por la ciudad, el incremento de una violencia e indisciplina social que no tiene para cuando parar, y el anuncio gubernamental de que requerirá mucho sacrificio revertir la situación.
“Aunque estamos acostumbrados a los buenos augurios para el próximo año, siempre la realidad nos sube la parada y nos golpea más”, expresó una señora que dijo tomaría un almendrón”. Otra que mataba la espera comiéndose un cucurucho de maní, señaló: Dichosa ella que tiene diez o veinte pesos para viajar. Yo sólo tengo para la guagua y el maní.
“Salud es que lo hace falta”, dijo uno. Y otro contestó: “Y más paciencia que Chan Li Po para no explotar”. El grito de que venía la guagua dispersó la multitud como a un juego de yaquis tirados al azar, y los mezcló como a fichas cuando se da agua al dominó. Dos símbolos del rumbo posible para los cubanos en un año 2014 que acaba de comenzar.