¿En crisis la masculinidad de los cubanos?
Modelo cubano fotografiado por Kevin Slack en una playa cubana
Por Polina Martínez Shvietsova / Desde Cuba
Desde hace un tiempo, muchos conceptos están cambiando en Cuba, y el asociado a la masculinidad no es excepción en la regla. El término metrosexual define un nuevo estándar y parece que el hombre nuevo cubano es el que ahora llaman “metrosexual”. Este término nació en Inglaterra, en 1994, y define al “nuevo hombre” como un individuo libre de los rígidos patrones que regulaban el comportamiento tradicional del varón.
¿Qué significa ser metrosexual y quiénes pertenecen a este grupo? Pues, esencialmente, se trata de aquel varón que toma “prestados” de las mujeres ciertos rasgos, gustos y acciones, y los acomoda a su estilo de vida. Le gusta engalanarse con ropa a la moda, se arregla las uñas, cuida su piel, usa cremas y se tiñe el pelo.
Viene siendo como un Narciso moderno, que pasa gran parte del tiempo frente al espejo, admirando su propia figura, sus bíceps, su abdomen… Le pregunta al espejo mágico quién es el más bello entre los bellos, pero la respuesta la tiene ya dentro de sí. En esencia, este nuevo modelo de varón no tiene miedo de asumir posturas tradicionalmente femeninas, más bien se siente redimido. Es por eso que muchos dudan de sus verdaderas preferencias sexuales o, para decirlo a lo cubano, de su “hombría”.
Curiosamente, esta moda vuelve atractivos a los hombres para muchas féminas. Aunque, mayormente, este nuevo personaje es considerado de inclinación heterosexual, bisexual o tal vez reprimido. Por otra parte, se dice que simplemente está en contacto con su “parte femenina”, que todos los hombres poseen pero que sólo él no siente complejos al exteriorizarla. De ahí que resulte un gran consumidor de cosméticos, revistas de diseño y ropa de moda.
Y no únicamente. El metrosexual se interesa también por el diseño de interiores en la casa, o por el arte de la cocina e igualmente hace yoga y meditaciones, prácticas que hasta hace muy poco eran casi exclusivas de las mujeres en Cuba.
Los cubanos vivimos a las puertas de una muy precaria sociedad de consumo e imbuidos dentro de un modelo de capitalismo mal solapado y peor asimilado. Como consecuencia, recibimos un flujo constante de los patrones externos, por la vía de los sistemas de información alternativos a la maltrecha e insufrible TV Nacional. Este flujo llega, por ejemplo, a través de las antenas clandestinas para captar la televisión extranjera, o el tráfico de memorias y discos con series, shows, telenovelas y películas estadounidenses y europeas. Y esto condiciona muchísimo la manera de ser y de actuar de los más jóvenes.
Para estos jóvenes, la apariencia puede ser determinante. Y más en nuestras actuales circunstancias en las que muchos de ellos optan por vender su belleza en las calles de la ruinosa capital cubana. Este emergente fenómeno, que llega con retraso a la Isla, ha puesto a pensar a muchos sobre el futuro de Cuba sin hombres “bien machos” o bien definidos sexualmente.
Lo cierto es que este intercambio de roles y de vivir sin tapujos pone a temblar a los cubanos, e incluso a las cubanas, más conservadores. Algunos hasta ven cerca la desaparición del antiguo modelo de varón; algo que, en mi opinion, no sería nada lamentable.En mi opinión, no nos viene mal la moda de los metrosexuals, que, sin proponérselo aportan nuevos matices al cambio que necesita esta nación, tan avejentada y retrograda.
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