En la infancia, las vacaciones de verano se hacen
interminables y la Navidad parece no acabar nunca... Tiene una explicación
¿Por qué el tiempo pasa más deprisa a medida que nos hacemos mayores?
El paso del tiempo afecta de forma distinta a cada uno
En la infancia, las vacaciones se hacen interminables y la Navidad parece que dure meses. En cambio, conforme avanzan los años, los meses empiezan a pasar volando... ¿Por qué ocurre? Neurocientíficos y psicólogos han intentado encontrar una explicación con varias teorías.
Nuestro cerebro funciona como un ordenador que interpreta la realidad de forma distinta según las circunstancias. Cuando la información es nueva, el cerebro gasta más energía en procesarla. Prestamos más atención y registramos más detalles que cuando la experiencia es repetida. Este esfuerzo mental nos produce la sensación de que el tiempo transcurrido es mayor. La mayoría de las experiencias nuevas se acumulan durante la niñez, adolescencia y primera juventud. Por eso, durante esos años parece que el tiempo es más largo.
Lo mismo ocurre cuando realizamos un viaje, por ejemplo. Nuestro cerebro se esfuerza por memorizar cada detalle, lo que produce la sensación de que el tiempo se dilate. Cuando las vivencias se convierten en rutina, los recuerdos se diluyen en nuestra memoria.