Revisé la lista de trabajos por cuenta propia autorizados y no encontré el de guardaespaldas. Sin embargo, estos están proliferando tanto que ya los contratan algunas instituciones culturales, los cuentapropistas y ahora empresas de seguridad de EEUU.
Durante la visita de la artista Rihanna a La Habana fueron agredidos camarógrafos y fotógrafos cubanos que trabajan para diferentes medios de prensa extranjera. Fueron insultados, amenazados y pinchados con alfileres por un grupo de matones.
“Te vamos a despin… (romper) la cámara y después te vamos a despin… a ti también”, le dijeron a un camarógrafos, mientras con alfileres pinchaban a los fotógrafos para impedirles hacer fotos de la estrella estadounidense paseando por la ciudad.
“Me empuja, me trata de quitar la cámara, me agarra por el cuello y todo eso pinchándome constantemente con un alfiler en la mano derecha y todo por tratar de hacerle unas fotos a Rihanna”, denuncia el colega Ernesto Mastrascusa.
Los contrataron para hacer el trabajo sucio, mientras los guardaespaldas gringos les daban las órdenes. Son cubanos pagados por el “imperio” para hacer daño a otros cubanos, curiosamente esta vez ningún medio nacional los acusó de “mercenarios”.
En este reencuadre se ve claramente como pinchan el estómago del periodista cubano
Sin embargo, Antonio Molto, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) se solidarizó y recomienda utilizar la vía legal: “Hace bien el colega Mastrascusa en presentar a la justicia una denuncia contra este acto. Tienes nuestro apoyo”.
Y la investigación tampoco requerirá de los servicios de un Sherlok Holmes dado que cuentan con la foto de uno de los agresores. Además se sabe que trabaja en una sede diplomática, donde fue reconocido por uno de los periodistas atacados.
La acción de los diplomáticos fue inmediata. Según informaron a Cartas desde Cuba, cuando vieron las imagenes del agresor en las redes sociales le comunicaron que su periodo de prueba había concluido y que no sería admitido como chofer.
Los funcionarios no aceptaron darnos su teléfono para entrevistarlo con el fin de entender su óptica, saber quién lo contrató, si tiene algún tipo de aval y como, después de lo ocurrido, llegó a ser parte del selecto grupo de la bolsa de trabajo de las embajadas.
¿“Contratistas” criollos en Cuba?
Sobran pruebas y cargos. La agresión con alfileres, aunque no parezca muy viril, es peligrosa porque utilizan el mismo para pinchar a diferentes personas, exponiéndolas al contagio de enfermedades tan graves como la hepatitis o el VIH-SIDA.
Agredir, insultar y amenazar a periodistas que cuentan con la protección del gobierno tampoco parece muy legal, por lo que los organismos que regulan nuestra actividad en Cuba también están pidiendo una aclaración de lo ocurrido.
Para que un cubano pueda trabajar en una empresa extranjera necesita ser contratado a través de una empleadora del Estado, con lo cual la actividad de este grupo violaría también una de las más estrictas regulaciones laborales vigentes en Cuba.
Las “buenas” relaciones con Washington pueden mejorar la vida material de los cubanos pero esa prosperidad también traerá malos hábitos como crear grupos parapoliciales en el extranjero, cuyos miembros son conocidos en EEUU como “contratistas”.
Este incidente debería dar una alerta a la sociedad para evitar el nacimiento de cuerpos de seguridad paralelos a los del Estado. Dejar en manos de la empresa privada algo tan delicado traerá problemas, mucho más cuando los contratistas son dirigidos por extranjeros.
No pretendo ser alarmista pero, mirando a Cuba en su contexto, lo cierto es que en varios países de la región los grupos paramilitares significan un grave problema para los gobiernos, algunos de los cuales los toleraron y ahora no pueden controlarlos.
La propia historia de Cuba alerta sobre este peligro, hace 60 años las bandas de pistoleros seudo revolucionarios proliferaron tanto que el Presidente de la República se vio obligado a hacer un pacto con ellos para atenuar los niveles de violencia.
Con semejante antecedente nacional y en el actual contexto regional, lo más recomendable sería que el resguardo de la seguridad y el orden interior sea monopolio del Estado, con apego a las leyes y manteniendo la mayor profesionalidad de sus efectivos.
Algunos amigos me recomendaron mantenerme al margen de este asunto por temor a que también me pudieran agredir. Pero yo creo que si algo así ocurriera sería un excelente termómetro para medir cuan impunes son o creen que son estos matones.