Cubano que llegó hace más de 60 años se hace residente
El abogado Eduardo Soto observa los documentos del expediente de Miguel Romero Diaz en su oficina de Coral Gables.
Por Alfonso Chardy - El Nuevo Herald Miguel Romero Díaz llegó a los Estados Unidos por primera vez como turista a principios de la década de 1950 y se quedó. Fue detenido por las autoridades de inmigración en 1957 y un año después voluntariamente regresó a Cuba.
En 1961, con Fidel Castro ya instalado en el poder en La Habana, Romero huyó de la isla y regresó a Estados Unidos – colándose por la frontera con México para ser detenido poco después.
Desde entonces, Romero ha estado viviendo en Miami y en otras partes del país en un limbo migratorio – hasta esta semana, cuando una juez de inmigración le concedió la residencia permanente, según su abogado de inmigración Eduardo Soto.
Romero es por lo menos el tercer exiliado cubano en años recientes en surgir como inmigrante indocumentado en la Florida.
Florestán Ors huyó al sur de Florida siete meses después de que Fidel Castro tomara el poder el 1ro de enero 1959 y nunca logró legalizar su situación migratoria. En el 2008, Ors trató de obtener una tarjeta verde de residencia, pero su solicitud fue rechazada. El caso sigue inconcluso.
Mario Hernández se convirtió en ciudadano estadounidense en el 2014 en Tallahassee después de vivir esencialmente como indocumentado desde que llegó con su familia en uno de los vuelos de la libertad en 1965.
Cubanos como Hernández, Ors y ahora Romero fueron capaces de vivir y trabajar sin estatus migratorio porque antes de los ataques terroristas del 9/11 prácticamente nadie preguntaba acerca del estatus legal de ningún extranjero.
Y ahora que la restauración de relaciones diplomáticas entre Washington y Cuba se acerca, el estatus legal de los exiliados cubanos es algo de vital importancia. Muchos cubanos temen ahora que la Ley de Ajuste Cubano quede eliminada y que los cubanos con órdenes de deportación pronto podrían verse repatriados a la isla.
La tarjeta verde de Romero, que se espera le llegue por el correo en unas semanas, es un regalo de cumpleaños y una entrega de estabilidad migratoria en momentos en que algunos cubanos que carecen de residencia o ciudadanía temen ser deportados a la isla. Romero cumple 86 años el mes próximo.
El Nuevo Herald publicó por primera un artículo sobre Romero el 3 de enero, poco después que el presidente Barack Obama ordenó el restablecimiento de las relaciones con Cuba.
“Mi sueño era convertirme en residente antes de morir”, Romero le dijo a un miembro del personal de Soto recientemente. No quiso ser entrevistado.
La última entrada ilegal de Romero a Estados Unidos se produjo a las 12:30 de la madrugada del 6 de diciembre de 1961 en Brownsville, Texas.
“La última vez que entró a Estados Unidos fue arrastrándose bajo un viejo puente aproximadamente a las 12:30 a.m. [en 1961] en Brownsville, Texas, dentro de los límites de la ciudad, sin ningún tipo de documentos de inmigración y sin ser inspeccionado por un funcionario de inmigración”, según un relato del antiguo Servicio de Inmigración y Naturalización (INS).
Tras ser detenido luego de cruzar la frontera, Romero fue puesto en libertad bajo la condición de presentarse regularmente ante inmigración para informar su paradero a las autoridades.
Después de trabajar en una empresa de publicidad en Nueva Jersey y en trabajos de menor cuantía en Miami y otros lugares, incluido el ser pintor de brocha gorda, Romero finalmente contactó a Soto en el 2004.
Desde entonces Soto ha estado trabajando en el caso de Romero. “Finalmente, esta semana hemos podido obtener la residencia permanente legal a través de la corte de inmigración”, dijo Soto.
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