Cuando los hechos cambian
Ahora que los hechos han cambiado, EEUU debe levantar el embargo, devolver Guantánamo a Cuba y desmantelar su ignominiosa prisión. Ya es hora también de que los cubanos se movilicen a cambiar el régimen político y económico en la isla.
Hillary Clinton le ha pedido a su país que se despoje de su anticuada visión reminiscente de la Guerra Fría y cambie su enfoque hacia Cuba y América Latina con una perspectiva más acorde al siglo XXI. En un reciente discurso, Clinton abogó por el levantamiento del embargo a la isla impuesto por el presidente John F. Kennedy en 1962, argumentando que la reanudación de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba debería impulsar necesariamente una serie de cambios en una política que ha estado congelada por más de medio siglo.
Al leer lo dicho por Hillary en su acto de campaña en Miami, prueba fehaciente de que la opinión pública en la Florida ha cambiado radicalmente respecto a las relaciones entre ambos países, me vino a la mente la tesis central de Cuando los hechos cambian, el maravilloso libro de Tony Judt que estoy leyendo en este momento. El libro es una recopilación de ensayos escritos por Judt entre 1995 y 2010, hecha por su viuda, la también historiadora Jennifer Homans.
Toma su título de una frase que se le atribuye al economista John Maynard Keynes que Judt convirtió en lema. “Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión, y ¿usted que hace, señor?”, dicen que dijo Keynes. “Cuando los hechos cambiaban”, escribe Homans en el prólogo del libro, “cuando se producía un argumento mejor y más convincente él (Judt) cambiaba realmente de opinión y pasaba al punto siguiente”.
Los hechos en la relación entre Estados Unidos y Cuba han cambiado y aunque la normalización de las relaciones tomará su tiempo, el proceso parece irreversible. Con América Latina también han cambiado las cosas. Hoy, la credibilidad de Estados Unidos ha sufrido serios reveses y como señala un informe reciente del prestigiado Diálogo Interamericano, “la mayoría de los países en América Latina sigue viendo a Estados Unidos con cautela y desconfianza, aún cuando de forma pragmática procuran tener una relación cordial con Washington”. Pero el hecho sustancial es que Latinoamérica se ha independizado de EEUU y la influencia de este país en el hemisferio ha disminuido sustancialmente.
En el discurso en plena campaña por la nominación del partido demócrata a la presidencia, Clinton habló sobre el embargo pero no mencionó que también es necesario que EEUU empiece a dar pasos para desmantelar la base naval y la prisión estadounidenses en Guantánamo. La base es una reliquia imperialista que data de 1901 y que ya no cumple una función estratégica, “su utilidad como instalación militar ya no es esencial en la era moderna con nuestra flota de portaaviones, submarinos nucleares y drones, además, contamos con bases en Florida y en Puerto Rico”, ha declarado el Almirante James Stavridis, ex comandante supremo de la OTAN.
Guantánamo es el único lugar en el mundo en el que el ejército estadounidense ocupa por la fuerza una base militar contra los deseos del país anfitrión. En la actualidad, además de la prisión, el ejército estadounidense utiliza la base para actividades contra traficantes de drogas y de personas, dos tareas cuya continuidad podría ser negociada con el gobierno cubano una vez que el territorio fuera devuelto a Cuba. Respecto a la prisión que aloja a 116 prisioneros sin derechos, sin garantías sin procesos legales legítimos es un verdadero oprobio a la reputación de un país que se ufana de proteger los derechos humanos y de respetar el estado de derecho.
Así mismo, es necesario dejar constancia de que mientras Hillary aboga por el cambio en Estados Unidos, las voces cubanas que claman por el cambio en el sistema político y económico de la isla siguen siendo silenciadas por un régimen anacrónico y represivo.
Ahora que los hechos han cambiado ya es hora también de que las cosas cambien en Cuba. No por un mandato imperial dictado desde fuera sino como un imperativo colectivo desde dentro. A los cubanos y a nadie más que a los cubanos les corresponde promover el cambio. Y los cambios habidos y los que quedan por hacer no impiden que los países de América Latina, que son tan rápidos para criticar a Estados Unidos, tengan el valor suficiente para criticar el sistema político anti democrático en Cuba. Criticar lo criticable no es intervenir en los asuntos de otro país, es nombrar a las cosas por su nombre.