La represión no cesa en Cuba
Una miembro de las Damas de Blanco en el momento de su arresto por agentes vestidos de civil durante una marcha de protesta en La Habana. Foto de archivo. Ramon Espinosa AP
Junta Editorial
Por vigésimo primer domingo consecutivo, las autoridades cubanas volvieron a arrestar a integrantes de las Damas de Blanco.
Las detenciones se produjeron el domingo pasado, durante la marcha que el grupo de mujeres realiza en la Quinta Avenida de La Habana, tras asistir a la misa en la iglesia de Santa Rita. A las Damas de Blanco suelen unirse miembros de otras organizaciones activistas.
Esta vez, entre los participantes de la marcha estaba el diputado chileno Felipe Kast, que también fue arrestado. El parlamentario, que dirige en Chile la agrupación opositora Evópoli, dijo que fue golpeado, esposado y detenido durante casi tres horas.
Kast dijo que se encontraba en La Habana visitando a parientes suyos.
En la marcha también participaba la abuela del grafitero Danilo Maldonado, conocido como El Sexto, quien se encuentra preso desde diciembre por planear una representación que consistía en pintar los nombres de Raúl y Fidel en dos cerdos que iba a pasear por el Parque Central de La Habana. La representación no pasa de ser un acto de irreverencia de nulo potencial subversivo, pero aun así el régimen cubano mantiene al artista tras las rejas desde fines del año pasado.
Mediante estos arrestos arbitrarios y el asedio de las viviendas de activistas, las autoridades tratan de callar el clamor de la disidencia, que ha lanzado la campaña #TodosMarchamos, en la que pide una amnistía para los presos políticos en la isla.
A pesar de que desde el anuncio de la normalización de relaciones con Estados Unidos, el pasado 14 de diciembre, los ojos del mundo se han enfocado más en Cuba, la policía sigue cometiendo atropellos contra las manifestantes pacíficas de las Damas de Blanco y los activistas que las apoyan. Su objetivo es que capitulen en su lucha por los derechos humanos y la libertad de los encarcelados por motivos políticos, como El Sexto, que debe ser sacado de la prisión de inmediato porque una irreverencia inocua no es pretexto para mandar a nadie a la cárcel.
El régimen cubano quiere las inversiones de los mismos capitalistas a los que denostaba hasta hace poco, sobre todo de los norteamericanos. Pero no cede en materia de represión. Quiere dólares, y para conseguirlos ha hecho y parece dispuesto a hacer cambios en su modelo económico, pero en el terreno político mantiene su habitual intransigencia represiva frente a los que reclaman y protestan pacíficamente.