No busques porqués, di adiós

Por Antonio Hidalgo - Cáscara amargaCuando llega una ruptura no esperada, cuando llega un final que para uno no tiene sentido, cuando hubo un flechazo y de repente una parte desaparece y nos quedamos en shock, heridos, y nuestra cabeza no para de preguntarse “porqué”, qué ha pasado si todo iba tan bien.
Vaya por delante, por experiencia propia, que del punto concreto que hoy os hablo, soy consciente que parece fácil, y sé que no lo es, pero hay que hacerlo. Y lo quiero dedicar, porque sé que duele, a personas que estén pasando esta situación, especialmente a los cercanos.
"Necesito encontrar un porqué, necesito respuestas, respuestas que me convenzan"; "¿Cómo hemos llegado hasta aquí?"; "No lo vi venir y ahora necesito saber qué fallo, porqué ha sucedido"; "si supiera qué ha pasado podría cerrar esa puerta"… No sé si os suenan este tipo de frases; a mí, a mis amigos y clientes sí que nos suenan.
Son las preguntas que quizás nos planteamos cuando llega una ruptura no esperada, cuando llega un final que para uno no tiene sentido, cuando “creemos” que el motivo es tal o pascual, pero la otra parte no lo dice, o bien porque no quiere, o bien porque no ha sucedido o porque no ve lo que nosotros creemos ver; o esos finales, en los que durante una semana ha fluido el amor a borbotones, hubo un flechazo, y de repente una parte desaparece –a mí me pasó esto hace bastante tiempo, aún sigo esperando que venga a cenar–, y nos quedamos en shock, heridos, y nuestra cabeza no para de preguntarse “porqué”, qué ha pasado si todo iba tan bien.
Son situaciones que nos descolocan totalmente, que en muchos casos se derrumba todo un castillo maravilloso de vida que nos hemos montado, a veces da igual si el amor duró una semana o 20 años, parece que nuestra vida se viene abajo, nuestra energía, nuestra moral y sobre todo nuestra autoestima se derrumban, y más si ha pasado en otras ocasiones.
Los seres humanos, como seres racionales, buscamos respuestas lógicas, que tengan sentido y nos convenzan, pero no siempre sucede; no siempre las tenemos porque quizás buscamos según nuestra lógica, o esperamos una respuesta que aquiete nuestra conciencia, y esa respuesta no llega nunca, porque igual no existe, porque las cosas no fueron o no son sólo como nosotros lo vemos o pensamos.
¿Qué sucede en estos casos? Que no paramos de hablar del tema con nuestras amistades, que igual lo ponemos verde, que lo ensalzamos; que estamos a solas y la cabeza no para de analizar cada situación para encontrar ese porque que nos tranquilice; insistimos en hablar y hablar con la otra parte buscando esa respuesta; controlamos si se conecta a WhatsApp, si se crea perfiles en las apps de ligoteo, etc. etc.; y sobre todo, y para mí lo más grave, que nuestra vida se estanca, y podemos entrar en un círculo de obsesión por el tema, que nos puede llevar a la autodestrucción. Parece exagerado, pero os aseguro que pasa.
¿Qué hacer? Yo soy partidario que todos merecemos y merecen una explicación de lo sucedido, y más si ha habido una relación de confianza, de cariño, donde se ha compartido parte de una vida común, si te lo hacen a ti, pídela, si lo haces tú, da esa explicación. Puede que te convenza o que no, puede que convenzas o que no. Y una vez hecho cierra ese capítulo y sigue con tu vida.
No te regodees en la “mierda”, si eres el dejado, no lo busques, corta toda comunicación; si eres el que deja, déjalo de verdad, no entres en el juego que posiblemente te pida, porque le harás un flaco favor. Pasarás incluso por el momento víctima, para pedir cariño, incluso dar lástima, está bien, pero un tiempo, porque te agotarás y agotarás. Si un amigo te dice que pares ya de lamerte las heridas, hazle caso, señal que ya te estás pasando.
Deja marchar o márchate de algo que ya no te aporta felicidad, ni alegría, ni ilusión, la vida tiene que continuar, y va a continuar, mejor contigo que sin ti. Puede que no haya un porqué lógico, no todo en la vida lo entendemos ni lo entenderemos, y este es un ejercicio que debemos aprender, gestionar esos momentos que no entran en nuestra lógica ni en nuestro corazón, pero que suceden.
“Aunque duela, llega el momento donde se debe dejar que todo siga su camino, donde es mejor no forzar nada. Donde se tiene que entender que, aunque con tanta fuerza se desee, hay que cosas que sencillamente jamás sucederán” Edwin Vergara.
Retoma tus hobbies, tus amistades, tus viajes, tu familia, la gente que te quiere y que te acompañaran en el proceso de duelo, porque pasarlo hay que pasarlo, y tú ya sabes, o casi todos sabemos, que al final se pasa, y volvemos a recuperar la ilusión y las ganas de vivir. No permitas que una situación externa, u otra persona, te amargue la vida, porque tú vales mucho. Ni tampoco tienes derecho a amargarle la vida a otra persona.
Seguro que pensarás que no te vas a volver a enamorar, que “todos los gais son iguales”, y actuarás cual despechada y abandonada, no pasa nada, es normal vivir esos momentos dentro del proceso. Pero si eres listo, cierras capítulo, y vives tu proceso, te aseguro que saldrás fortalecido, y aprenderás mucho más de ti y de tu entorno.
|