La Convención Nacional del Partido Demócrata proclamó este martes a Hillary Clinton como su candidata a la presidencia en las elecciones de noviembre en Estados Unidos, en un hecho sin precedentes.
La ex secretaria de Estado superó el número necesario de votos de los delegados para ser declarada candidata a la presidencia. Al final de la votación, Clinton logró el apoyo de 2,842 delegados, mientras que Sanders recibió el apoyo de 1,865 y hubo 56 abstenciones.
Así, Clinton se convirtió en la primera mujer en alcanzar esta responsabilidad en uno de los dos principales partidos estadounidenses.
El senador por Vermont y rival de Clinton para ser el nominado demócrata a la Casa Blanca, Bernie Sanders, cedió todos los delegados que apoyaban su candidatura en la Convención Demócrata y llamó al voto unánime en favor de la exsecretaria de Estado.
La senadora Barbara Mikulski, la más veterana de la Cámara Alta con casi 30 años en el cargo, fue la encargada de presentar oficialmente la candidatura presidencial de Clinton en nombre de “todas las mujeres” que, como ellas dos, han “roto barreras”.
También habló en favor de Clinton el congresista negro John Lewis, quien destacó que los demócratas son “el partido del futuro”, porque ya nominaron en 2008 a Obama, el primer afroamericano en llegar a la Casa Blanca, y ahora han convertido a la ex secretaria de Estado en la primera mujer candidata de la historia.
Bill Clinton repasó de principio a fin su historia con su esposa, la candidata demócrata a la Presidencia del país, Hillary Clinton, durante un discurso plagado de anécdotas en la segunda jornada de la Convención Demócrata.
El exmandatario comenzó su relato desde “aquel día de la primavera de 1971” cuando vio a aquella chica en una clase de derechos civiles, “sin maquillar” y con quien, desde entonces, “no ha dejado de caminar y reír juntos”.
Clinton recordó los momentos duros y los momentos felices junto a Hillary, incluso las dos veces que ella rechazó casarse con él, hasta que “en la tercera apareció la magia”.
“Siempre ha creído que todo el mundo puede lograrlo (el éxito)”, explicó sobre los años que dedicó la ex primera dama a la enseñanza, y también sobre sus consejos cuando él perdió la reelección a Gobernador de Arkansas.
Entre las anécdotas y la ternura de los distintos episodios de su vida juntos, con aplausos y risas del público, el exmandatario enfatizó la vocación de su esposa por mejorar la vida de los demás, especialmente de los niños, y luchar por un Estados Unidos mejor.
“Es la maldita mejor persona que he conocido logrando cambios”, dijo sobre su mujer, ex primera dama de Arkansas, exprimera dama de EEUU, exsenadora y exsecretaria de Estado.
“Nunca ha estado satisfecha con el estatus quo, en nada, siempre quiere mover la pelota hacia delante”, aseguró el expresidente, quien, si su esposa logra ganar en noviembre, se convertirá en el “primer caballero” de Estados Unidos.
De los detalles íntimos de los primeros años, incluida la medianoche en la que Hillary rompió aguas y se convirtieron en padres de su hija Chelsea, Clinton transitó hacia sus años como senadora de Nueva York, y logros de la aspirante demócrata al frente de la diplomacia estadounidense (2009-2013).
“Respaldó la decisión de (Barack) Obama de ir tras Bin Laden”, citó el expresidente, quien prosiguió enumerando la participación de la exsecretaria de Estado en las negociaciones con Rusia sobre proliferación nuclear o su intercesión en el conflicto palestino-israelí.
“Es una líder natural”, insistió Clinton, interrumpido una y otra vez por el público.
En las elecciones presidenciales de noviembre, Clinton -acompañada en la fórmula por el senador Tim Kaine- deberá enfrentar al millonario Donald Trump, quien hace una semana fue proclamado candidato por el Partido Republicano.
En la convención demócrata que se realiza en Filadelfia, Clinton selló su candidatura presidencial, aunque ahora tendrá por delante la tarea de unir el partido detrás de su candidatura.
Su principal adversario en la disputa interna, el senador Bernie Sanders, formuló en la noche del lunes un dramático llamado a la unidad partidaria para garantizar la victoria de Clinton e impedir que Trump llegue a la Casa Blanca.