Las principales preocupaciones son cómo
irse, cómo sobrevivir o qué número jugar en la ‘bolita’
¿Qué será de Cuba?
Paulino Alfonso | La Habana | Cubanet ¿Qué será de Cuba en el nuevo año, ya sin Fidel Castro? Esa interrogante solo se la hacen los extranjeros. A la mayoría de los cubanos no les interesa. Tienen otras preocupaciones: cómo irse, cómo sobrevivir o qué numero jugar en la bolita de Miami.
Los diez años que pasó retirado el Comandante sirvieron al sucesor, Raúl Castro, de período de transición durante el cual apuntaló al régimen y ensayó nuevos métodos económicos.
Algunos analistas políticos opinan que ahora Raúl Castro se sentirá menos presionado para tomar nuevas decisiones para tratar de paliar la difícil situación económica por la que atraviesa su gobierno.
A pesar de que en los últimos diez años Raúl Castro ha hecho un esfuerzo loable para mejorar la economía cubana, las reformas —que se niega a llamar así— no han pasado de cambios en el reparto de tierras, en las leyes migratorias, la libertad para vender o comprar autos o viviendas, y un aumento de la iniciativa privada sin ningún efecto importante y que no han logrado dar el vuelco necesario
La gran meta, el levantamiento del embargo estadounidense, no se consiguió, a pesar de la política hacia Cuba del presidente Obama. El embargo sigue sin posibilidades visibles de ser levantado, al menos por cuatro años más
Así las cosas, a Raúl Castro solo le resta intentar mejorar el nivel de vida de los cubanos para recuperar, al menos, el respeto de estos y evitar que los jóvenes solo aspiren a emigrar, ya que la actual situación no les ofrece nada.
Raúl Castro ha expresado públicamente su intención de entregar el gobierno en el año 2018. La mayoría de los analistas coinciden en que el tiempo que le queda en el poder no le alcanzará para terminar nada de lo que se propuso.
Todo parece indicar que Raúl Castro se quedó sin ideas salvadoras y optó por profundizar en las actuales reformas económicas —que él llama “actualización”— hasta donde sea posible, para al menos lograr mantener el status quo.
¿Será Miguel Díaz-Canel la vía encontrada por Raúl Castro para mantener ese status quo? El hombre de 56 años designado para suceder al general en la presidencia parece ser una versión mejorada de Machado Ventura.
Así, por ejemplo, Díaz-Canel no se separa de su smartphone, se comunica por Facebook y tiene cuenta de Twitter. Sus intervenciones, aunque no son muy elocuentes, son más realistas y cercanas, y cada vez más frecuentemente emite criterios que agradan a los jóvenes, sobre todo cuando se refiere a Internet, amén de algunas cosas más, aunque nada trascendentes.
Faltan cambios constitucionales que regulen oficialmente la separación de poderes y la renovación de los cargos públicos cada diez años. Y eso está aún por ver. No hay que olvidar que nada de esto tiene que ver con el poder político.
Hoy, como desde 1975, el primer secretario del Partido Comunista preside el Consejo de Estado y de Ministros y es la máxima autoridad en el país. Ese cargo solo le tocará a quien sea electo en el próximo congreso del Partido Comunista.
Díaz-Canel no es segundo secretario del Partido, lo es José Ramón Machado Ventura. Pasar a segundo secretario sería la tarea fundamental para Miguel Díaz-Canel, aunque se sepa seleccionado como sucesor.
En el PCC hay un inventario amplio de cuadros veteranos con ideas propias y más experiencia que Díaz-Canel. También, y fundamentalmente entre los militares, que si lo aceptan es por disciplina y no porque lo vean como líder a quien seguir.
En realidad, en Cuba, los cargos de los Consejos de Estado y de Ministros no son más que formalidades; permitiendo incluso que si mañana faltara Raúl Castro, el poder real siempre radicará en el Partido y quien lo dirija.
Independientemente de todo lo anterior, al régimen solo le queda esperar a que Donald Trump asuma la presidencia de los Estados Unidos y aclare si mantiene el proceso de la normalización de relaciones con Cuba o le da el carpetazo final.
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