Wall Street Journal:
Cuba sigue siendo un ‘infierno totalitario’
El influyente diario publicó este domingo una dura crítica al régimen castrista
“Cuba mata a otro disidente, Hamell Santiago Mas Hernández”
El diario estadounidense The Wall Street Journal ha publicado este domingo, en la habitual columna sobre América Latina a cargo de la periodista Mary Anastasia O’Grady, una dura crítica al régimen cubano por la muerte del opositor Hamell Santiago Mas Hernández en enero pasado.
En el artículo titulado, “Cuba mata a otro disidente” O’Grady escribió que “Cuba es el mismo infierno totalitario que ha sido durante los últimos 58 años” debido a que “el régimen todavía despacha a los adversarios con impunidad. También bloquea rutinariamente a los visitantes de la isla, incluso de la izquierda”.
O’Grady denunció que “la dictadura militar cubana ha cometido otro asesinato: el mes pasado eliminó al disidente afrocubano Hamell Santiago Mas Hernández, preso en una de sus prisiones más notoriamente brutales”.
Sin embargo, afirma la periodista, “lo notable no fue la muerte de un crítico. Eso es rutinario en un estado policial que tiene todas las armas, bayonetas, dinero y comida. Lo que es digno de mención es que el mundo apenas parpadea”.
“Su muerte debe sacudir la conciencia del mundo libre”, afirmó además.
“La historia no ha aparecido en la prensa de habla inglesa. El presidente Obama puede haber abierto Cuba a más turistas, pero el régimen se esfuerza por mantener invisibles sus 11 millones de almas cautivas y su miseria”, sentenció.
Tras dos años de acercamiento entre los gobiernos de EE.UU. y Cuba, “el régimen todavía despacha a los adversarios con impunidad. También bloquea rutinariamente a los visitantes de la isla, incluso de la izquierda”, refiriéndose además a la negativa de entrada al país que recibieron influyentes políticos latinoamericanos que asistirían a la entrega del Premio Oswaldo Payá.
Mas Hernández era miembro de la opositora Unión Patriótica de Cuba y fue arrestado el pasado junio. Su esposa fue comunicada de que falleció de un infarto. O’Grady señala que fue sentenciado a cuatro años de prisión por ‘falta de respeto a la autoridad’, es decir, no se inclinó ante los amos de la plantación de esclavos”.
“Su verdadero crimen era abogar por una Cuba libre mientras era negro”, añade la columnista del WSJ. “Hay pocas combinaciones más letales” porque “se supone que el cubano negro debe mostrar gratitud a la revolución para sostener el mito de que ha sido elevado por el comunismo”.
“La familia Castro es un sindicato del crimen y muchas empresas estadounidenses quieren un pedazo de la acción” y hay más dinero estadounidense fluyendo “a las arcas militares de Cuba que nunca antes”.
“Cuba no está reformando. Como siempre, los disidentes son enviados a las trampas de la muerte de la prisión, y ahora Castro insulta a amigos de antaño que estuvieron en el poder, negándoles el acceso a la isla. Los turistas son bienvenidos, pero sólo para beber propaganda estatal y dejar atrás la moneda fuerte. Cualquier sugerencia de que los cubanos tienen derecho a la autodeterminación sigue siendo un crimen contra el Estado”, concluyó.