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General: DÍA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA: POCO QUE CELEBRAR
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 03/05/2017 16:39
POCO QUE CELEBRAR
Día Mundial de la Libertad de Prensa
Arrestos arbitrarios, cierre de medios, precariedad, leyes mordaza
  
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Mucho que contar y muchos depredadores intentando que no se cuente
               Redacción  El Huffington Post    
El 3 de mayo fue proclamado como el Día Mundial de la Libertad de Prensa en el año 1993, una decisión tomada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en parte para celebrar una de las grandes conquistas de la democracia, en parte para denunciar los peligros que la acechaban.

La fecha se eligió para que coincidiera con el aniversario de la Declaración de Windhoek, en la que los representantes de medios de comunicación africanos que participaban en un seminario organizado por la UNESCO en la capital de Namibia elaboraron un documento donde se recogían los principios esenciales de la libertad de prensa.

Este año, otra vez más, el mundo no tiene demasiados motivos para festejar y sí mucho, demasiado, por lo que poner el grito en el cielo. Según Reporteros Sin Fronteras, la ONG que trata de gritar superando los vetos y mordazas que se imponen en los medios del mundo, la libertad de prensa nunca se había encontrado tan amenazada como ahora.

En su Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2017, la organización evaluó el grado de libertad del que gozan los periodistas de 180 países con base en los siguientes rubros: pluralismo, independencia de los medios de comunicación, ambiente en el que los periodistas llevan a cabo su trabajo, seguridad, censura, marco legal, transparencia y la calidad de la infraestructura con que se cuenta para producir la información. En 131 países, denuncian, no existen condiciones idóneas para ejercer el periodismo.

Estos son los mayores depredadores de la libertad de prensa hoy.

China (176)
China es considerada "la mayor prisión del mundo para los periodistas-ciudadanos".

Entre 2015 y 2016, numerosos periodistas-ciudadanos, blogueros y activistas defensores de los derechos humanos fueron detenidos por las autoridades y obligados a confesar. No conforme con eso, el régimen chino transmitió las declaraciones por el canal de información del Estado, CCTV, y las difundió a través de la agencia de prensa Chine Nouvelle.

Actualmente, más de 100 periodistas y blogueros se encuentran encarcelados en el país.

Sobre el presidente chino Xi Jinping, Reporteros Sin Fronteras dice que "es el principal censor del mundo y predador de la libertad de prensa, así como el artífice de una política que busca el control hegemónico de la información y la instauración de un orden mediático mundial bajo una fuerte influencia de China".

Siria (177)
La libertad de prensa en este país, en conflicto desde 2011, enfrenta varios retos para los periodistas, pues constantemente se ven en riesgo a causa de los enfrentamientos entre las fuerzas del régimen de Bashar al-Assad y sus aliados, así como los diferentes grupos de oposición como el Estado Islámico y las fuerzas kurdas.

Dado que no había prensa libre en el régimen sirio, los periodistas y ciudadanos crearon nuevos medios de comunicación para mostrar los diferentes rostros de la guerra.

"Los intentos de intimidación, detención, secuestro y asesinato son comunes y erigen un cuadro mediático macabro", de acuerdo con Reporteros Sin Fronteras.

Turkmenistán (178)
En este país de Asia central, todos los medios de comunicación están controlados por el Estado y los pocos internautas que hay en el país sólo tienen acceso a una versión muy censurada de la Web.

La represión contra los pocos periodistas independientes que trabajan clandestinamente para medios de comunicación ubicados en el extranjero se ha intensificado con el presidente Gurbangulí Berdimujamédov.

Muchos periodistas han sido detenidos, como el caso de Saparmamed Nepeskouliev, encarcelado desde julio de 2015. Otros han sido torturados o agredidos en los últimos años.

Las autoridades de este país incluso mantienen una campaña de erradicación de antenas parabólicas, privando así a la población de su última posibilidad de tener acceso a una información no controlada.

Eritrea (179)
En este país del noreste de África, tanto la prensa como la sociedad en su conjunto están sometidas por completo a la arbitrariedad del presidente Isaías Afeworki, "predador de la libertad de prensa" y responsable de "crímenes contra la humanidad", según un informe de la ONU publicado en junio de 2016.

Al menos once periodistas se encuentran detenidos sin que exista un proceso judicial.

"Aquellos que piensan que habrá democracia en este país, pueden pensarlo en otro mundo".-Isaías Afeworki, presidente de Eritrea
 
Corea del Norte (180)
Bajo el gobierno de Kim Jong-un, en el poder desde 2012, el régimen totalitario sigue manteniendo a la población en la ignorancia.

La Agencia Central de Prensa Norcoreana (KCNA) es la única que cuenta con la autorización de proporcionar información oficial a los medios de prensa escrita o radiofónica.

Desde el año pasado las autoridades han mostrado mayor flexibilidad frente a la prensa extranjera, autorizando que un número creciente de reporteros cubran las actividades oficiales. En contraste, el régimen sigue controlando de manera meticulosa la información a la que puede tener acceso la prensa extranjera, como lo mostró la expulsión del periodista Rupert Wingfield-Hayes en mayo de 2016.

LA SITUACIÓN EN ESPAÑA
España, que ocupa el puesto 29 en la clasificación de RSF, también arrastra problemas. La restrictiva Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como ley mordaza debido al impacto que tiene en la libertad de expresión y de información, comenzó a afectar a los profesionales de los medios de comunicación en 2016. Al menos seis periodistas fueron sancionados con multas, acusados de impedir la labor de los agentes de la policía o de haberles tomado fotografías.

La ley mordaza fue ratificada en 2015 por el Partido Popular, que tenía la mayoría en el parlamento; sin embargo, todos los partidos de oposición han pedido que sea abrogada y acusan al gobierno de querer ejercer un control escandaloso en la información de la cadena pública Radio y Televisión Española (RTVE). En el aspecto económico, la fuerte crisis que ha experimentado el mercado laboral en España en los últimos años se ha traducido en una precarización sin precedentes de la profesión periodística. A menudo los periodistas independientes reciben salarios muy bajos, incluso carecen de remuneración, en un sector que ha perdido su prestigio.

TURQUÍA, LA GRAN EMERGENCIA
Por su parte, Amnistía Internacional ha exigido hoy la liberación de los más de 120 periodistas encarcelados en Turquía y ha convocado protestas en diversas ciudades de todo el mundo.

Más de 250.000 personas han firmado una petición online desde febrero en la web de AI en apoyo de la iniciativa "El periodismo no es un crimen" y "libertad para los medios turcos", para denunciar la represión contra la libertad de expresión en el país euroasiático.

Aunque Ia cifra los reporteros detenidos en "más de 120", la Plataforma para el Periodismo Independiente (P24) con sede en Estambul, precisa que hay 163 periodistas en la cárcel, y la mayoría han sido detenidos tras el fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio.

En el primer trimestre de 2017, 38 periodistas han sido detenidos, detalla un informe sobre la libertad de prensa del diario digital Bianet.

Bajo el estado de emergencia, impuesto el pasado 20 de julio tras la intentona golpista, al menos 156 medios de comunicación han sido cerrados y más de 2.500 periodistas y trabajadores de medios de comunicación han perdido su empleo.
  
LA SITUACIÓN EN CUBA
Ser periodista es una profesión de riesgo en Cuba que puede provocar detenciones, interrogatorios e incluso largas condenas de prisión. ¡Actúa!
 
El Gobierno castrista mantiene en pie una férrea estructura legal, burocrática y administrativa, engrasada por años de uso, para silenciar a los opositores al gobierno, categoría en la cual se encuentran las personas que intentan informar sobre la realidad cubana.
 
Los pilares de la estructura son:
La Constitución cubana, que prohíbe la propiedad privada de medios de comunicación.
 
El requisito de que todos los periodistas en activo se unan a la Unión de Periodistas Cubanos, que de hecho se encuentra bajo el control del Partido Comunista, en el gobierno;
un poder judicial que no es independiente ni imparcial, y permite que se entablen procedimientos penales para prevenir, disuadir o castigar la expresión de opiniones discrepantes
una serie de disposiciones en la Constitución y en el Código Penal, tan vagas que se prestan a abusos de funcionarios del Estado, tales como la policía y el poder judicial, para restringir la libertad de expresión.
 
Las consecuencias de esta son nefastas tanto para los periodistas independientes que intentan hacer su trabajo como para los cubanos en general, que no pueden acceder a información u opiniones que difieran de la ideología estatal.
 
Algunos sufridores de la situación son, por ejemplo, Yosvani Anzardo, Carlos Serpa y Luis Felipe Rojas han sufrido varias detenciones arbitrarias, han sido hostigados e interrogados en reiteradas ocasiones; Saylí Navarro, estudiante de derecho, fue expulsada de la universidad por participar en un curso de periodismo organizado por la Sección de intereses de Estados Unidos en Habana.
 
El Gobierno cubano ha tratado de justificar las restricciones señalando los efectos indudablemente negativos del embargo estadounidense. Sin embargo, por muy perjudicial que sea ese impacto, es una excusa para violar los derechos de la ciudadanía, ya que no reduce, en modo alguno, la obligación del gobierno cubano de proteger, respetar y hacer realidad los derechos humanos de todos los habitantes de Cuba.
 
AMERICA LATINA
En América Latina, el panorama es por demás sombrío, a pesar de algunas luces. En Venezuela, la prensa independiente casi no existe. El absurdo incluye que el control de la cuenta de capital actúa como mecanismo de censura, en tanto impide a los periódicos acceder a las divisas para importar papel. El suministro del insumo ocurre en base a donaciones del extranjero. Así, la operación de muchos medios está reducida a una fracción de lo que era antes de la llegada del chavismo al poder, si no es que han desaparecido por completo. Así lo contó Miguel Henrique Otero, director de El Nacional de Caracas.

En Argentina, la historia era similar, salvo que algunos medios tomaron la decisión y tuvieron la capacidad de resistir los repetidos intentos de silenciamiento del gobierno de los Kirchner, en el poder durante 12 años. Ese fue el caso de algunas empresas y muchos periodistas. “El gobierno anterior pensó que, como ellos, todos tienen un precio. Estaban equivocados”, aseguró Ricardo Kirschbaum, director de Clarín. La resultante fue la victoria de la oposición en noviembre pasado y una saludable alternancia en el poder.

En América Latina, la mutilación de la libertad de prensa se deriva de dos condiciones que se presentan juntas o separadas: los intentos de eternización en el poder y la degradación de un Estado capturado por organizaciones criminales. La perpetuación requiere del silenciamiento de la crítica. Mientras denuncian a los monopolios informativos privados, y sus supuestas conspiraciones, esos gobiernos van construyendo sus propios monopolios en colusión con otros medios privados, pero faciles de corromper, o en manos del Estado y con recursos públicos, claro que con un diseño institucional inspirado en Granma más que en la BBC.

Es una realidad aún más brutal en aquellas zonas del continente donde el crimen organizado controla el territorio, a menudo capturando el poder político, especialmente a nivel subnacional. Un doloroso recordatorio de ello ha sido el reciente secuestro de tres periodistas en Colombia, a pesar del final feliz de su posterior liberación. Menos felices han sido los cientos de casos de periodistas asesinados en México, Honduras y El Salvador, por nombrar tres países, casi siempre por investigar al poder y sus lazos con el narcotráfico.

Casi al mismo tiempo que esta columna se publica, al Comité para la Protección de Periodistas—CPJ en inglés, organización basada en Nueva York—le fue rechazada su petición para ser ONG de consulta de Naciones Unidas. Ello ocurrió por decision del panel de 19 países que se ocupa de esos menesteres y con el voto negativo de Cuba, Nicaragua y Venezuela, entre otros y a propósito de perpetuación.

Si fueran sinceros, los enemigos del pluralismo deberían reemplazar el término “medios de comunicación” por “órganos de difusión” y “libertad informativa” por “comisariato politico”. Tal es la ofensiva antiliberal en curso. La libertad de prensa corre peligro. Sin ella, el poder no se investiga. Sin ella, la sociedad no critica. La siguiente victima bien podría ser la democracia.
 
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Viñeta por la libertad de prensa de Ferrán Martín, para Reporteros Sin Fronteras
 
Fuente El Huffington Post   


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 03/05/2017 16:54
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Contra la prensa todo se vale
Es preocupante que el deterioro de la libertad
de expresión llegue también a países desarrollados como Estados Unidos
         JAVIER GARZA RAMOS ——  EL PAÍS
Hace unos días, el Comité para la Protección de Periodistas publicó su reporte Ataques contra la Prensa. La Nueva Cara de la Censura, un documento impactante por la forma en que retrata el creciente abanico de opciones disponibles a grupos de poder para intimidar a los periodistas que les incomodan.
 
Al igual que en años anteriores, el CPJ dedica parte de su documentación a dictadorzuelos que practican la censura como forma de gobierno y mantienen presión constante contra medios de comunicación. Lo interesante del reporte este año es que ahora el CPJ, como antes dedicaba capítulos a países como, digamos, Venezuela o Turquía, ahora le dedica uno a lo que significa la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca para la prensa de Estados Unidos, un país que ha servido como modelo de libertad de expresión.
 
Apenas unos días después del reporte del CPJ, la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos publicó su informe de 2016. Si antes este reporte dedicaba dos o tres páginas a Estados Unidos, ahora le dedica 15, incluyendo una narrativa de casos de intimidación contra periodistas en el proceso electoral. Lo curioso es que es la primera vez que un informe de la Relatoría incluye el contexto electoral en su reporte de Estados Unidos y todos los casos están relacionados con la campaña de Trump.
 
Esta es, sin duda, el cambio más importante en el panorama para la libertad de prensa en el mundo. Ya sabíamos que las garantías para que periodistas y medios de comunicación informen libres de amenazas y agresiones se ha deteriorado año con año. De hecho, cada 3 de mayo cuando la Unesco conmemora el Día Mundial de la Liberad de Prensa, periodistas y activistas de todo el mundo hacemos el recuento pesimista de nuestros retos crecientes para practicar nuestro oficio de manera segura y libre.
 
Pero rara vez veíamos casos preocupantes de libertad de prensa amenazada en países desarrollados. Que a la presidencia de Estados Unidos haya llegado una persona que tacha a los periodistas de “enemigos del pueblo” no puede sino ser recibido como buenas noticias para cualquier otro líder que quiere justificar la censura como la salida fácil a sus problemas políticos. Al fin y al cabo, pueden argumentar, que eso ya existe en un país cuya Constitución prohíbe hacer leyes para restringir la libertad de expresión.
 
Es preocupante que el deterioro de la libertad de expresión llegue también a países desarrollados como Estados Unidos. En una reciente carta a Trump enviada por la Asociación Mundial de Periódicos (WAN-IFRA), editores de todo el mundo advierten que el no mantener las garantías a la libertad de expresión puede inspirar a regímenes autoritarios en otros países “para debilitar los valores democráticos”.
 
El deterioro de la libertad de prensa en el mundo se debe a lo que el director del CPJ, Joel Simon, describe como las “formas innovadoras” de Gobiernos y actores no estatales para suprimir información. Simon asegura que “las nuevas tecnologías de información debieron haber vuelto la censura obsoleta. En cambio, sólo la han hecho más complicada”.
 
Algunas formas son conocidas de sobra: asesinatos, amenazas, intimidación legal. Otras han tomado fuerza en los últimos años: presiones económicas ante la debilidad de los modelos de negocios periodísticos, espionaje digital, el auge de la propaganda disfrazada de noticias falsas gracias a las redes sociales, restricciones al derecho a la información, publicidad gubernamental como forma de control.
 
Ante la ausencia de contrapesos, los autoritarios han avanzado. En Turquía, el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan tiene el récord de periodistas encarcelados. En Venezuela, el Gobierno de Nicolás Maduro ha visto en el control de la información una defensa ante las crecientes protestas sociales.
 
Otros se ponen más “innovadores”. En Rusia, por ejemplo, el régimen de Vladimir Putin luego de años de usar medios conocidos y probados de intimidación, como el homicidio o el control político de los medios, ahora incursiona también en otras formas como el control de Internet, el hackeo y la manipulación.
 
En Ecuador, el régimen de Rafael Correa ha llegado al ridículo de sancionar a medios no sólo por lo que publican sino también por lo que no publican, al multar a cuatro periódicos y tres televisoras por no reproducir un reportaje aparecido en Argentina acusando a uno de los candidatos presidenciales opositores de vínculos con empresas offshore.
 
México, por supuesto, no es la excepción. Al contrario, a veces parece la regla. Un reportaje del New York Times hace unos días habla de “la facilidad” con que se matan periodistas en el país, con cada asesinato motivado en parte por el hecho de que el anterior no fue castigado. Con cuatro periodistas asesinados en lo que va del año, 2017 está encaminado a romper el récord de once homicidios del año pasado.
 
Pero los asesinatos de periodistas son la consecuencia más extrema de un deterioro generalizado de la cultura de libertad de expresión que alcanza a todos los grupos de poder: Gobierno, fuerzas de seguridad, empresas, sindicatos, crimen organizado.
 
La impunidad que gozan los crímenes contra periodistas tiene la misma causa en México que en otros países: el creciente desdén por el derecho que tiene la sociedad para estar informada. No hay ninguna consecuencia para quienes intimidan a los periodistas en su labor.
 
Hace unos años, un diputado en el Estado de Coahuila recibió una pregunta que no le gustó. Su mejor respuesta fue espetarle al reportero “a ti lo que te hace falta es que te levanten”.
 
Quizá el diputado, Guillermo Anaya del PAN, se quiso hacer el chistoso, pero en realidad no le importó el hecho de que tres periodistas han sido asesinados y al menos 10 han sido secuestrados en Coahuila en los últimos 10 años. Ese desplante no tuvo ninguna consecuencia, por el contrario, Anaya es ahora candidato del PAN a gobernador de Coahuila.
 
La facilidad con la que en México se puede matar o secuestrar periodistas o atacar a balazos las oficinas de un periódico o amenazar a un reportero tiene su raíz en el desdén que el poder político tiene hacia la prensa y que alimenta la impunidad.
 
Lo vemos cada vez que un gobernador o alcalde tacha a un medio de comunicación de buscar el desprestigio de un Estado o una ciudad solamente porque publican notas sobre la violencia desatada o la corrupción prevalente. El mismo lema que escogió el presidente Enrique Peña Nieto para su informe de Gobierno el año pasado, “lo bueno no se cuenta, pero cuenta mucho” contiene un ánimo de descalificación contra los periodistas que se han empeñado en revelar los rincones oscuros de su Administración.
 
Pero resulta que detrás de cosas “buenas” como la inauguración de una carretera por parte de Peña Nieto está el hecho de que el contratista que la construyó también le está vendiendo una casa a la primera dama. O resulta que detrás de la entrega de apoyos sociales por parte de gobernadores aliados del presidente, como Javier Duarte en Veracruz, están redes de empresas fantasmas que permiten a políticos lucrar con el presupuesto público.
 
Claro, a los políticos sólo les gusta que se cuente lo bueno. Por eso cuando la prensa insiste en revelar corrupción o negligencia, es mejor tacharla de mentirosa. En este sentido, la animadversión que destilan estas posturas no es muy diferentes de los tuits que Donald Trump lanza cada vez que se enoja con algún medio, acusando “noticias falsas” y tachando a la prensa de mentirosa, de fracasada o de enemiga del pueblo.
 
El panorama es pesimista precisamente por esta razón, porque hasta en los países desarrollados vemos el deterioro de la cultura de libertad de prensa, a un grado que las agresiones pasan sin consecuencia. A los periodistas nos toca combatirlo demostrando por qué la prensa es más indispensable que nunca.
 
Javier Garza Ramos es periodista mexicano. Conductor del noticiero Reporte100 en Imagen Laguna y consultor de la Asociación Mundial de Periódicos.
 
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FUENTE EL PAÍS


 
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