Los ‘adornos’ de la capital cubana
La Habana entre desechos y escombros
Osniel Carmona Breijo | La Habana | Cubanet
Aun cuando los indicadores de salud en el país se ven afectados por enfermedades transmisibles que se generan de los problemas de saneamiento ambiental, se estima que desde el año 2000 se incrementó en un treinta por ciento el volumen de desechos sólidos que a diario se vierten sobre las calles de La Habana.
Las cifras oficiales reflejan que en la capital, donde residen cerca de dos millones y medio de personas, se producen unos 20 mil metros cúbicos de desechos por jornada, de los cuales 15 mil clasifican como desechos urbanos, 3 mil son escombros y otros 2 mil se derivan de las podas.
Al igual que la educación, la salud y algunos alimentos, la recolecta de basura en Cuba se encuentra subsidiada por el Gobierno, quien mediante empresas presupuestadas para la actividad emplea como promedio 16 pesos para recoger un metro cúbico de desechos. Asimismo, el costo del servicio por habitante se calcula en cuarenta centavos.
Según Pedro Luis Armenteros, funcionario de la Dirección Sectorial de servicios comunales en la capital, para ejecutar las labores de saneamiento la empresa cuenta entre otros recursos con diez millones de pesos de presupuesto mensual, más de 13 mil personas contratadas, 15 000 contenedores para almacenar la basura y, sin embargo, “la cuenta no da”.
“Muchos municipios ni siquiera tienen un camión para la brigada especializada (recogida de contenedores), tienen que esperar a que otros terminen y puedan cederlo. Calle 100 es quien está mandando algunos camiones, pero a veces los tienen ocupados y hay territorios que pasan días sin poder efectuar la recogida”, dijo Armenteros.
De acuerdo con el funcionario, el número de contenedores disponibles se queda por debajo de la demanda, pues en su total por la norma técnica solo pueden almacenar unos 12 mil metros cúbicos y evaluaciones realizadas por la empresa indican que el 18 por ciento de los contenedores necesitan ser sustituidos debido a roturas.
“Habría que comprar unos 10 mil contenedores más. Por otra parte no contamos con mecanismos para tratar la basura según su clasificación, ni tampoco con recipientes para que las personas puedan depositar los escombros, así que la gente llega y echa lo que sea. Por eso es que se rompen tan fácil”, puntualizó Armenteros.
Para algunos directivos, la cifra de 20 mil metros cúbicos de desechos diarios se queda por debajo de la realidad, y advierten que la tendencia será a continuar incrementándose en tanto los institutos de Planificación Física y Vivienda no perfeccionen sus líneas de trabajo.
Precisamente, Planificación Física como una de las entidades que regulan el ordenamiento de la ciudad, es quien determina las direcciones donde Servicios Comunales tiene que poner los contenedores para la recogida de basura.
Un inspector de Planificación Física identificado como Mario Brito Lavañino, comunicó que el esquema de ubicación de los contenedores se construye priorizando la cobertura de las principales vías y de zonas a las que llamó “de protocolo”.
Como ejemplo, el inspector citó al municipio Playa, donde “en lugares como Miramar, que tiene tantas sedes diplomáticas, no pueden faltar los contenedores, pero si caminas hacia los barrios están llenos de basura”.
Brito amplió que en municipios como el Cerro, Centro Habana y La Habana Vieja los contenedores se tienen que acumular en puntos (esquinas) específicos para que no constituyan barreras arquitectónicas.
“El problema de eso es que puedes caminar varias cuadras y no encontrar dónde echar la basura, porque los contenedores se situaron en lugares distantes dentro de las circunscripciones”, dijo.
La Habana Vieja es justamente uno de los municipios donde más complejo se vislumbra el panorama. Con cerca de 97 mil habitantes y una población flotante que supera al millón de personas, tiene la más alta tasa de metros cúbicos de desechos sólidos por residente natural, según indica un funcionario de la empresa local de Servicios Comunales que aceptó colaborar desde la seguridad del anonimato.
En lo que va de año, señaló el dirigente de Comunales, en el municipio han ocurrido 27 derrumbes y el número de subsidios para la construcción y reparación de viviendas asciende a 3 mil casos aprobados.
“Ese movimiento genera una cantidad de escombros no planificados y este es de los municipios que no tiene camiones, depende del apoyo del gobierno. Tampoco podemos pasarnos de 38 799 pesos con veinte centavos mensuales en gastos, por lo que no podemos contratar mano de obra extra para recoger la basura. En Consejos Populares como Belén y Jesús María se acumulan escombros de una semana a otra”, destacó.
En otra arista, amén de la escasez de recursos, acota el funcionario que la recurrencia de indisciplinas sociales desempeñan un papel no menos importante en el deterioro de las condiciones higiénicas.
“Todo el mundo sabe que la basura se recoge por la tarde, pero mucha gente la saca por la noche o en la mañana y se queda en la calle hasta la próxima recogida”, explica. “También están los que te lanzan la jaba de basura desde el balcón, y eso es algo que no podemos controlar”.
Desde la perspectiva de Reinier Álvarez Murillo, trabajador de comunales, el modelo de centralización estatal sería una de las causas que propician el desorden social.
Según Álvarez, en 2006 el Gobierno integró el cuerpo de inspectores de Servicios Comunales al Departamento Integral de Supervisión y Control (DISC) de La Habana, quedando a cargo de un mismo grupo fiscalizar la actividad de múltiples sectores.
Puntualiza Álvarez que, como consecuencia, las inspecciones en el terreno disminuyeron considerablemente y “se perdió el mecanismo de orden que se había logrado mediante las multas”. Sin embargo, alega que ante la complejidad del contexto la Asamblea Provincial del Poder Popular ha dicho recientemente que reintegrará los inspectores de Comunales.
“Pero por lo que se sabe, hasta el 2018 no van a llegar los inspectores. Todavía resta medio año, así que la situación difícilmente cambiará, porque si la gente ‘no entra en cintura’ de nada vale que la empresa mejore sus condiciones”, opinó Álvarez.
ACERCA DEL AUTOR
Osniel Carmona Breijo — (Pinar del Río, 1982). Graduado en 2002 de la Escuela Formadora de Trabajadores Sociales de Cojímar, La Habana. Se inicia en el periodismo durante el año 2009. Desde entonces ha recibido diferentes capacitaciones, entre ellas los cursos sobre Estándares Internacionales del Periodismo, Periodismo de Investigación y de Multimedia. Es amante del cine y la literatura latina, y ferviente seguidor de los equipos Industriales, de béisbol, y Real Madrid de fútbol.