Ha fallecido en su casa de Las Vengas junto a su familia y por causas naturales
Nunca volverá a haber otro como Jerry Lewis, leyenda de la comedia y una de las últimas caras del Hollywood clásico, que ha fallecido este domingo a los 91 años en su casa de Las Vegas, según ha confirmado su representante a la revista especializada Variety. El actor y director ha muerto por causas naturales y rodeado de su familia a las 9.15 (hora local).
Jerry Lewis, que comenzó su carrera artística como la mitad de un dúo humorístico con Dean Martin en bares, radios y 17 películas, se convirtió en los años sesenta en uno de los rostros más importantes de la meca del cine, logrando el mayores contratos en exclusiva de la época, gracias al éxito en taquilla de su habilidad para las muecas y el slapstick. En Paramount, que lo firmó con un contrato de 14 película en siete años por 10 millones de dólares, se convirtió en el nombre más importante y allí logró libertad absoluta para hacer todo lo que quisiera. En aquella época estrenó El botones (1960), El profesor chiflado (1963) y Las joyas de la familia (1965), dirigidas por él. Sus personajes maniáticos pero adorables se multiplicaban y repetían.
Lewis nació el 16 de marzo de 1926 en Nueva Jersey con el nombre de Joseph Levitch, de origen judío. Sus padres trabajaban en el mundo del espectáculo musical, por lo que empezó a cantar en público desde los cinco años.
El cine siempre lo compaginó con su labor humanitaria como el presidente de la Asoación contra la Distrofia Muscular, por la que año tras año hasta 2011 presentaba un maratón solidario en EE UU. En uno de esos eventos fue precisamente donde se reencontró con Dean Martin, del que se había separado en 1956 en una de las peleas de ego más recordadas de Hollywood. “Fue una estupidez”, resumía el año pasado:“Dean era bueno en lo que hacía y yo era bueno en lo que hacía. Yo escribía la escena, tres, cuatro páginas de material, y en un segundo él era capaz de interpretarlas como si lo hubiera hecho toda la vida”. El miembro del Rat Pack y Lewis no hablaron durante 20 años.
Aunque su fama nunca igualó a la de su época dorada, Lewis tuvo una segunda vida cinematográfica en un papel más secundario. En 1982, Martin Scorsese lo recuperó en un papel autoreferencial en El rey de la comedia y en 2016 estrenó sus dos últimas películas: Max Rose, la primera que protagonizaba desde Funny Bones (1995), y Policías corruptos, donde tenía un pequeño cameo. Al final, eso sí, se quedó sin la nominación Oscar por su interpretación que añoraba el pasado año. Una que se le escapó cuando en 1959 rechazó Con faldas y a lo loco porque no quería vestirse de mujer. Según contaban, Jack Lemmon acabó mandándole bombones año tras año por el regalo que le había dado al decir no al filme de Billy Wilder.
También ha muerto sin que jamás se estrenará, como él mismo prometió, El día que el payaso lloró (1972), 'película prohibida' sobre un payaso en un campo de concentración de los nazi que la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos tiene previsto destapar en 2025. “Agradezco tener el poder para contenerla y no permitir que nadie la vea nunca. Era mala, mala, mala. Pudo ser maravillosa, pero la fastidié”, dijo al respecto de una obra de la que se avergonzaba.
Lewis dejó en gran medida el mundo del cine a finales de los años 60 y fue más activo con su teletón anual para recaudar fondos para la Distrofia Muscular coincidiendo con el Día del Trabajo en Estados Unidos, en el que se calcula que recaudó más de 2.450 millones antes de ser relevado en 2011.
Con información y fotos de la internet