EL SUPREMO DE LOS ESTADOS UNIDOS
PONE EN PELIGRO LA IGUALDAD DE LOS MATRIMONIOS HOMOSEXUALES
Es difícil de entender lo que acaba de hacer el Tribunal Supremo de Estados Unidos. No porque hayan hecho una pirueta legal que volvería loca a la mismísima Alicia Florrick, más bien porque no tiene ningún sentido y va en contra de lo que el mismo Tribunal defendió hace un par de años.
Recordarás que en Estados Unidos el matrimonio igualitario se legalizó después de que el Tribunal Supremo emitiera una sentencia (la del caso Obergefell contra Hodges) en la que decía, básicamente, que los estados que negaban ese derecho estaban discriminando a las personas homosexuales y tenían que dejar de hacerlo.
Pues ahora el mismo Tribunal se ha negado a aceptar un caso (Pidgeon contra Turner) y ese movimiento ha dejado claro, a pesar de haber legalizado el matrimonio igualitario, no las tienen todas consigo sobre la igualdad de derechos entre las parejas homosexuales y las heterosexuales.
Jack Pidgeon y Larry Hicks son dos señores que denunciaron a la ciudad de Houston cuando la entonces alcaldesa, Annise Parker, anunció que ofrecería a los cónyuges del mismo sexo de los empleados públicos los mismos beneficios que tenían los cónyuges de los empleados heterosexuales. Tras un proceso legal bastante largo y complicado el Tribunal Supremo de Texas se posicionó a favor de esa demanda y dictaminó que las parejas homosexuales no tienen por qué recibir los mismos beneficios y derechos que las parejas heterosexuales.
Y eso a pesar de que en la sentencia del Supremo del país que legalizó el matrimonio igualitario se dejó claro que las parejas homosexuales podían casarse “en los mismos términos y condiciones que las heterosexuales“. Curiosamente en la misma semana de enero en la que Texas mantenía la discriminación el Supremo del país dictaminaba -otra vez- que en un caso sobre los derechos de los padres homosexuales (Pavan contra Smith) que los matrimonios homosexuales han de tener los mismos derechos y beneficios que los heterosexuales.
No te sorprenderá saber que hubo un juez del Supremo de EE.UU. que votó en contra de esa sentencia igualitaria y no fue otro que Neil Gorsuch, que fue puesto ahí por… Donald Trump.
Pues ahora el Tribunal Supremo del país ha decidido no tomar en consideración el caso Pidgeon contra Turner, el de los derechos de las parejas homosexuales de funcionarios en Houston. Al negarse a juzgarlo y al no hacer ningún comentario al respecto han sentado un precedente tremendamente preocupante y es que -tras los cambios de Trump- podrían estar de acuerdo en que los matrimonios homosexuales no han de tener los mismos derechos. Pero hay algo aún peor y es que estos días ha comenzado en ese mismo tribunal la vista oral del caso de un pastelero de Colorado que se negó a hacer un pastel para una boda homosexual.
Como explica la presidenta de la GLAAD, Sarah Kate Ellis, “el Tribunal Supremo acaba de dejar que prevalezca una preocupante sentencia del Supremo de Texas que recorta de forma clara los derechos de las parejas homosexuales casadas. La abnegación del mayor tribunal del país abre la puerta a una embestida de demandas contra los derechos de las personas LGTB+ en todas las instancias.”
Huelga decir que si después de esto el Supremo de EE.UU. decide sentenciar a favor del pastelero de Colorado y proteger así la “libertad religiosa” la situación de las parejas homosexuales en EE.UU. volvería a ser tremendamente complicada.
Esto para que venga el imbécil de turno a decirte que Hillary era peor o para que tu primo el de Cuenca te suelte que si ya tenemos el matrimonio qué coño más pedimos y para qué necesitamos el día del Orgullo.