Este costarricense será el primer diputado abiertamente gay en un país enfrentado por el matrimonio igualitario
EL ESTADO LAICO Y LA RELIGIÓN
NO DEBE MEZCLARSE CON EL GOBIERNO EN UN PAÍS DEMOCRÁTICO
Por Álvaro Murillo - UnivisionSAN JOSÉ- Hace 20 años, Enrique Sánchez dio una entrevista a una amiga suya para efectos de un curso de periodismo en la Universidad de Costa Rica. Ahí contaba por primera vez que era homosexual, que estaba cansado de andar fingiendo. Sus padres ni siquiera lo sabían, pero necesitaba soltarlo.
Convertido en un comunicador de 40 años, Enrique Sánchez reflexiona ahora que en ese curso perfectamente pudo haber estado matriculado Fabricio Alvarado, el candidato presidencial del movimiento conservador religioso que ha exacerbado en Costa Rica el discurso de discriminación contra las minorías sexuales. Son de la misma facultad, pero representan las dos caras opuestas de un mismo país.
Ironías de la vida, este 1º de mayo Sánchez asumirá su curul de diputado por el oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC) y se convertirá en el primer legislador abiertamente homosexual en la historia de Costa Rica, tal como se presentó en la campaña.
Ya sabía que sería desafiante asumir el escaño con la bandera del arcoíris, pero jamás imaginó un contexto como el que se presenta ahora: él es solo uno de 10 legisladores del PAC frente a 14 del Partido Restauración Nacional (PRN), en su mayoría pastores evangélicos debutantes en la única cámara legislativa del país, de 57 miembros.
"El discurso de Fabricio Alvarado sacó de las sombras la homofobia"
Tras estudiar en la escuela de Comunicación, Sánchez poco a poco fue haciendo carrera como asesor político y ahora se ve en un reto trascendental. Aunque no sabe aún si el candidato presidencial de su partido, Carlos Alvarado, podrá triunfar en la segunda ronda del 1 de abril, ya es conciente de que su tarea será sobre todo defensiva, por el contexto hostil contra la población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales o transexuales) que ha exacerbado la campaña electoral.
“Vivíamos en una especie de pacto para disimular las diferencias, un acuerdo de mínimo respeto, pero el discurso de Fabricio Alvarado sacó de las sombras el sentimiento de homofobia y lo ha legitimado”, denuncia Sánchez. Lo respaldan reportes de la organización Frente por los Derechos Igualitarios (FDI), que registra un aumento de reportes de hostilidad en las calles contra la población homosexual, aunque su asesora jurídica Larissa Arroyo lamenta que no estén tipificados en Costa Rica los delitos de odio y de que el sistema tampoco facilite el procesamiento de los casos.
Esto ocurre después palabras polémicas de Fabricio Alvarado (periodista y predicador cuya votación del 4 de febrero provino en un 70% de personas evangélicas, según una encuesta de la Universidad de Costa Rica), quien dijo recientemente que los homosexuales deberían poder ser “restaurados”. Días antes, su candidato a la vicepresidencia, Francisco Prendas, adelantó que el PRN, al elegir equipo en un eventual gobierno, tendría preferencia por las personas “moralmente heterosexuales”.
Ambos han sido las caras visibles del partido que ganó la primera vuelta de las elecciones impulsado en buena medida por un auge del conservadurismo religioso, en repudio al fallo del la Corte Interamericana de Derechos Humanos de principios de año que obligaba a los estados miembros a legalizar el matrimonio igualitario.
llegar a la Presidencia.
Sánchez cree que el discurso homofóbico del PRN ha sido coherente con los planteamientos, más allá de la conveniencia que representan esos mensajes en materia electoral, pues dos tercios de la población los aplauden, según una encuesta de la Universidad de Costa Rica.
“Lo que pretenden ahora es que todos volvamos al clóset. Es gente que busca retroceder en los derechos humanos nuestros, pero también en los de la mujer, los de los migrantes o en la educación de los niños”, añade en alusión a las protestas de padres de familia en decenas de escuelas de zonas rurales en contra programas de educación sexual con enfoque laico, como parte de un movimiento apoyado por iglesias cristianas y por el PRN.
“En Romanos 1, del 18 en adelante dice que el que comete estos actos (homosexuales) merece la muerte”, pronunciaba ante cámaras de televisión una de las madres manifestantes en el cantón San Carlos (norte). El movimiento insiste en que la educación sexual impulsada por el Gobierno promueve el homosexualismo. Y esto también ha sido parte de la campaña electoral.
"Estamos retrocediendo muchos años"
“Escuchar eso me da mucha tristeza porque pienso en la gente más joven que no tiene apoyo familiar o social y que escucha a un líder decir que la homosexualidad es una enfermedad y que hay que ‘restaurar’ a los homosexuales… ¿cómo pueden sentirse? Estamos retrocediendo muchos años”, comenta Sánchez con un gesto de preocupación, a pesar de las aclaraciones de Fabricio Alvarado de que en su gobierno no discriminaría a nadie.
La asesora jurídica del FDI, Larissa Arroyo, ve la llegada de Sánchez como una señal positiva, pero también ve el contexto legislativo muy desfavorable y cree que el progreso sea nulo o, aún peor, que se retroceda en pequeños pasos que el país ha dado en derechos humanos, como legalizar la Fertilización in Vitro (FIV) o reconocimiento del aseguramiento familiar a parejas del mismo sexo en la sanidad social.
“Cuesta ser optimista cuando vemos que la sociedad le permite a Fabricio Alvarado y su gente decir cosas que nunca antes se habían dicho”, afirma Arroyo, quien también entiende que el diputado electo Sánchez es solo uno y podría verse obligado a hacer negociaciones políticas o ceder ante posiciones generales de su partido, PAC.
Pese a que Sánchez nunca ha sido un activista del sector LGBT, está ahora en una situación trascendental. Piensa en jóvenes como el que fue allá por 1998, cuando se presentó como homosexual. “Jamás imaginé que siendo adulto iba a estar en este escenario, pero creo que este es un paso más en visibilidad, sabiendo que no es solo un capricho de una población, sino el progreso de una sociedad completa en muchos, incluso en la economía”.
¿Economía? “Sin duda. Hay transnacionales fuertes que tienen presencia en Costa Rica y tienen un fuerte convencimiento de la agenda de igualdad. Además un 10% del turismo en Costa Rica es de personas gays que dejan el triple de dinero que el turista promedio. El respeto a los derechos humanos es parte de nuestra marca país”, afirma.
Por ejemplo, Enrique no podría en Costa Rica heredar a su pareja Óscar ni pedir un crédito bancario sobre ingreso familiar. Viven juntos, pero ante el Estado no son más que compañeros de casa (el fallo de la Corte Interamericana aún requiere implementarse y no está claro cómo). Tampoco podrían ir de la mano por el centro de San José sin exponerse a burlas o algún insulto. O a algo más grave, golpes, como señalan activistas del FID.
“Lamentablemente hemos llegado a un punto en el que hoy, más que nunca, se evidencia la necesidad de que la Asamblea Legislativa apruebe de una vez por todas una ley contra la discriminación”, señalaba la Defensoría de los Habitantes en un comunicado.
Sánchez se propone crear sanciones penales contra crímenes de odio, pero nada la augura éxito; el PRN tendrá 14 escaños que se podrían aliar a los 17 del Partido Liberación Nacional (PLN), la agrupación histórica cuyo origen socialdemócrata ha venido en picada y que ahora apoya informalmente al PRN.
“Veo que el entorno se complica y me cuesta mantener la calma, pero sé que no voy a estar solo. No lo estuve en mi proceso personal hace 20 años y menos ahora, que hemos progresado tanto y que no estamos dispuestos a retroceder, aunque el pacto de ‘pura vida’ esté ya roto”, afirmó.
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ESTADO LAICO, LA RELIGIÓN NO DEBE MEZCLARSE CON EL ESTADO
En Costa Rica, el artículo 75 de la Constitución Política establece que “la religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado, el cual contribuye a su mantenimiento”. Esto ocasiona, no solo que toda la población costarricense (sin importar su religión) pague de sus impuestos una cuota a la Iglesia Católica, sino que le da a esta una relevancia en los asuntos políticos más allá de lo adecuado en una democracia moderna y madura.
El FDI cree en la separación entre Estado e Iglesia, y por eso, ha trabajado en conjunto con otros movimientos para promover el Estado Laico en Costa Rica. La plataforma de Invisibles, en 2011, fue un espacio en el que la lucha LGBTI y la del Estados Laico caminaron juntas. Y esto sigue siendo relevante hoy.
El avance de los derechos igualitarios para todas las personas solo es posible cuando los asuntos de la religión no se mezclan con los del Estado, y cuando este toma decisiones con base en los derechos humanos, así como en información técnica y científica.
Desde el FDI promovemos también una educación laica, científica, con perspectiva de género, inclusiva, y acorde con los compromisos internacionales asumidos por el Estados costarricense en materia de derechos humanos.