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El régimen ha suspendido los permisos para los pequeños negocios privados como los de este barbero en La Habana
Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (I)
La opinión pública cubana y la academia sufren la represión gnoseológica y política
Por Marlene Azor
La represión a la información, al conocimiento y a la libertad de expresión impactan en un embrutecimiento sistemático de la población y en la mordaza de las ciencias sociales en Cuba.
Voy a entender por epistemología, las maneras en que se genera y valida el conocimiento en las ciencias sociales, pero también en el sentido de lo que es posible conocer y lo que no es posible conocer. En el caso de Cuba la delimitación de lo que es posible conocer y lo que no es posible conocer, lo posible a investigar y lo prohibido, viene determinado por la imposición del departamento ideológico del partido único: el Partido Comunista de Cuba (PCC).
*Primera represión epistemológica: ocultar la realidad nacional
En la opinión pública, el monopolio partidario de los medios de difusión masiva, no permite las opiniones y reportajes que los periodistas puedan hacer sobre la realidad nacional. Esta es la primera represión: las políticas públicas del Gobierno no pueden ser analizadas, la vida cotidiana tampoco, la percepción ciudadana como usuaria de los servicios públicos tampoco, los reportajes sobre los graves problemas acumulados del país no son posibles, la violación de los derechos humanos tampoco, la ausencia de rendición de cuentas de las instituciones públicas: funcionarios del partido, funcionarios administrativos, diputados del parlamento, en fin, la institucionalidad gubernamental, estatal y partidaria no rinde cuentas y toda información posible está filtrada por los criterios de “la realidad” que maneja el departamento ideológico del PCC.
Los periodistas oficiales, es decir los que son empleados por los órganos de difusión masiva: televisión, radio y prensa escrita y digital son obligados a atenuar la realidad de la sociedad al grado en que el ciudadano no se entera de su país y vive en permanente esquizofrenia entre los medios de comunicación y su situación vital. Un joven periodista de un medio digital alternativo señalaba que, si alguien lee la prensa de Cuba actual, 30 años después, no tendrá ninguna información sobre el país. Lo grave del asunto es que aquellos periodistas que se rebelen a esta represión informativa pierden su puesto de trabajo y son intimidados, amenazados y monitoreados por la policía política que puede fabricar un delito común e imponerlo para llevarlo a la cárcel. Es decir, salirse de los límites que dicta el departamento ideológico del partido lleva represalias de tipo económico, ostracismo social, represión política y un asesinato de reputación, y/o el exilio.
Al respecto el profesor de Derecho de la Universidad de la Habana, Julio Antonio Fernández Estrada en una entrevista de 2015, un año antes de su expulsión, señalaba:
Hoy todavía somos víctimas de los prejuicios sobre los Derechos Humanos y sobre el concepto de políticas públicas. Hay que perder esos prejuicios para aspirar a tener un Estado de Derecho. Si en el 2015 no podemos hablar en los medios de comunicación estatales sobre los Derechos Humanos, mi temor es que esos derechos no aparezcan tampoco en la nueva Constitución”, que presuntamente se prepara a puertas cerradas.[1]
Luego entonces primera conclusión, el monopolio estatal de los medios de difusión masiva impiden la opinión pública real tanto en Cuba como en Venezuela y eliminan la posibilidad de cualquier tipo de democracia. Primera lección de la experiencia cubana y venezolana para los “experimentos” actuales y futuros de democracia latinoamericana. Sin libertad de expresión y opinión pública libre no existe ningún tipo de democracia, ni siquiera la democracia participativa por la que aboga la izquierda latinoamericana.
*Segunda represión epistemológica: el pensamiento único de la historia oficial
La segunda represión epistemológica del discurso oficial cubano es dictaminar una historia oficial. Todos los historiadores que viven en Cuba están obligados a referirse a la República antes de 1959, como una seudo república porque sólo la Revolución de 1959 instaura una república. A partir de este núcleo duro, todas las corrientes ideológicas que participaron en las luchas de independencia nacional contra el colonialismo español y todos los mártires de las revoluciones del 33 y del 59, los líderes sindicales y sus demandas antes de esa fecha, la sociedad civil de la república desde 1902 a 1959, aparecen o desaparecen por arte de magia en la historiografía de la Isla y si no se puede estirar el pensamiento de los líderes hasta el “socialismo”, aparecen en los libros de historia como “enemigos” del pueblo y/o desaparecen de la historia nacional.
Nada de la institucionalidad democrática, las elecciones, la sociedad civil las constituciones antes de 1959, son viables o rescatables salvo los momentos insurreccionales y estos con una selección de “amigos y enemigos” del pueblo en un clásico pensamiento fascista dicotómico.
*La tercera represión epistemológica: la ausencia de información y datos oficiales para la información ciudadana y la investigación social
La Oficina Nacional de Estadísticas e información, por sus siglas ONEI, no publica los indicadores de pobreza y desigualdad en el país desde hace más de 20 años. No publica el salario mínimo, el costo de la canasta básica nacional, manipula el PIB y el ingreso per cápita con parámetros al margen de los indicadores internacionales, no existe información pública sobre la parte del presupuesto que se dedica a financiar las organizaciones de “masa” representadas en el Consejo de Estado, máximo órgano estatal, y que se utilizan para encuadrar y reprimir a la población desde el punto de vista político. No son confiables los bajos presupuestos que informa sobre el gasto del erario público de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, porque ambos organismos gestionan entre el 62 % y 71 % de la actividad económica del país, bajo el opaco conglomerado del Consorcio GAESA, una compañía que se pretende estatal pero no rinde cuentas ni al parlamento. No existen datos sobre la discriminación racial en el país, sobre la violencia de género, sobre los arrestos arbitrarios contra discrepantes de cualquier tipo y opositores, los abusos de poder de las autoridades públicas y militares.
La falta de rendición de cuentas y la opacidad informativa es una política expresa para volver inasible la realidad e impedir la evaluación sobre el gobierno y sobre sus políticas públicas. También para ocultar la represión sistemática contra la población desarmada de información y de instituciones civiles y políticas que la respalden.
Esta es una lección a aprender por los presentes y futuros “experimentos” humanistas latinoamericanos. Sin transparencia informativa e institucional los “experimentos” conducen a la dictadura y al embrutecimiento y desarme ciudadano.
*Cuarta represión epistemológica: sólo el capitalismo es criticable
La producción intelectual para analizar y criticar el capitalismo mundial, tiene luz verde desde el departamento ideológico del PCC. Mejor, si lo hace sobre los políticos y el Gobierno de EEUU. En el capitalismo mundial no hay nada rescatable para cualquier “experimento socialista”. La propiedad privada y el mercado siguen siendo “los enemigos” del socialismo. La institucionalidad del Estado de Derecho y sus funciones bien autónomas y delimitadas, la pluralidad de partidos políticos, la libertad sindical, el derecho a huelga, la libertad de expresión y prensa, reunión, asociación y manifestación pacífica y el resto de los derechos humanos, son falacias del capitalismo central y periférico que manipulan políticamente a sus pueblos.
El gobierno cubano es profundamente antioccidental en sus valores y en su práctica política, por eso siempre acusa a Naciones Unidas y a la Unión Europea de “politizar” los derechos humanos y cae en estado de negación sobre las violaciones de todos los derechos humanos en Cuba como lo haría la dictadura de Pinochet o la de Videla.
Cuarta lección a aprender de la experiencia cubana y venezolana: la prohibición de criticar la realidad social en sus partes y como sistema económico y político en su totalidad conducen a la dictadura, al embrutecimiento de la población y al desarme ciudadano.
En los próximos artículos comentaré otras represiones gnoseológicas y políticas
del discurso oficial cubano y su impacto en la opinión pública y las ciencias sociales cubanas.
Autor: Marlene Azor Hernández, desde Ciudad de México - 2018
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Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (II)
La opinión pública cubana y la academia sufren la represión gnoseológica y política
Por Marlene Azor Hernández, Ciudad de México
En el artículo anterior comenté cuatro represiones epistemológicas del discurso oficial cubano que impactan la opinión pública cubana, producen un embrutecimiento inducido en los ciudadanos y amordazan la producción académica de las Ciencias Sociales en la isla. He utilizado el término “experimento”, entre comillas y de manera irónica, porque me parece un término infeliz para hablar de proyectos democráticos en América Latina.
El discurso oficial cubano y algunos autores como Pablo Guadarrama González utilizan las palabras “experimentos”, “laboratorio”, “ensayo” para proponer políticas erráticas dentro del país o supuestos “nuevos tipos de democracia” en América Latina de una manera irresponsable: sin tener en cuenta el costo material, temporal y político que significa utilizar a los ciudadanos cubanos y latinoamericanos como cobayos de experimento en laboratorios hasta ahora fracasados y sin la crítica analítica a esas experiencias. Esos términos me recuerdan los campos de exterminio nazi y significan, sin análisis críticos, convocatorias al abismo irresponsable de las políticas improvisadas, ignorantes, irracionales y sin fundamento que violan los Derechos Humanos de los ciudadanos.
Quinta represión epistemológica: prohibida la comparación con el mundo desarrollado: todos al unísono son exmetrópolis que saquearon a los pueblos en la colonización.
Si existen numerosos países que no fueron colonialistas, o fueron colonias y son prósperos esta información se oculta: Islandia, Finlandia, China nunca fue colonia; y Nueva Zelanda, EEUU, Canadá, Australia, Corea del Sur fueron colonias y hoy son países prósperos. Si la descolonización ocurrió hace siglo y medio en América Latina y hace 60 años en África, no se evalúan a los gobiernos nacionales responsables de las políticas públicas en sus respectivos países y de la institucionalidad corrupta que se han dado y renuevan periódicamente en elecciones amañadas como en Angola o simples golpes de Estado como en Zimbabue. Compararse con los países más pobres y menos prósperos del mundo, con una débil institucionalidad y fuerte corrupción son las únicas comparaciones posibles. No es un problema de escala, es una represión epistemológica antioccidental y supuestamente “revolucionaria” que embrutece a la opinión pública y a la academia y no propone una sociedad justa, alternativa y viable.
La sugerencia a aprender del occidente desarrollado los sistemas de salud pública, educación, instituciones gubernamentales del Estado de Derecho, probidad pública, transparencia informativa e institucional, altos índices de Desarrollo Humano, elecciones democráticas pluralistas y libres y fuertes sociedades civiles, el Derecho Internacional, son atacadas u ocultadas como contrarias a la “Revolución” y al “socialismo”. Así en la opinión pública se exalta a los gobiernos africanos, árabes y latinoamericanos afines al gobierno cubano, sin información de sus problemas económicos, institucionales, sociales, culturales, civiles y políticos. Esta manipulación es una gran deshonestidad intelectual para embrutecer a la opinión pública y censura la libertad de expresión en la academia cubana.
Hablar del sistema de salud pública francés o aprender de la probidad pública, las leyes, y los altos índices de desarrollo humano en los países nórdicos, de los sistemas de seguridad social de los países desarrollados está prohibido en los medios de difusión masiva. Tampoco se permite ni se publica la información sobre los países más avanzados en Latinoamérica como Uruguay, Costa Rica y Chile. Las comparaciones deben ser con Honduras, San Salvador, Guatemala y Haití. Enaltecer los servicios públicos y los gobiernos en otros países más avanzados en todos los sentidos en Latinoamérica y el resto del mundo cuesta represalias de distinto tipo y no publicación en los medios masivos de difusión.
Quinta lección a aprender de la experiencia cubana: la falta de información, la falta de autonomía universitaria y de libertad de cátedra, y la represión a la libertad de expresión embrutece a la población y la convierte en aparentes apáticos y resignados que no pueden entender las posibilidades de desarrollo y superación de las estructuras económicas y políticas que los reprimen. Es el mejor caldo de cultivo para la dictadura bruta cuyos funcionarios públicos son analfabetos funcionales de la gestión pública.
Sexta represión epistemológica: prohibido el análisis del modelo del “socialismo real” soviético y su comparación con Cuba.
El partido comunista cubano y los medios de difusión que controla, difunden que en Cuba se construye el socialismo. Sin embargo, es una prohibición explícita para la opinión pública y para la academia cubana la discusión sobre qué entender por socialismo y cuál es el socialismo cubano. Los medios de difusión estatales en el momento de la Perestroika y el posterior derrumbe del socialismo real soviético y de Europa oriental por orientación expresa de Fidel Castro[4], prohibieron las ediciones de revistas y periódicos de la URSS, y reprimieron la discusión sobre el derrumbe censurando en la academia y la opinión pública los análisis de las causas estructurales económicas, sociales, culturales, civiles y políticas del derrumbe.
La deshonestidad intelectual de autores cubanos sirvió para apoyar la censura sobre el tema, y analizar la experiencia soviética como un caso “específico histórico” que no se copió institucionalmente desde el punto de vista jurídico, económico, partidario, estatal y social, y en todos sus mecanismos de control social y de represión en Cuba y los restantes países que conformaron el CAME. Dos ejemplos de esta deshonestidad intelectual la encontramos en el libro “El derrumbe del socialismo en Europa” del autor José Luis Rodríguez en ediciones Ruth Casa editorial, 2014 y el coloquio en la Revista Temas por los intelectuales Rafael Hernández, Francisco Brown, Ariel Dacal, Julio A Díaz Vázquez y Fernando Rojas. Sin el apoyo consciente de la intelectualidad cubana a la estrategia impuesta por PCC, de no hacer comparaciones entre el socialismo real soviético y el cubano, el “oscurantismo” sobre los problemas estructurales del socialismo cubano no hubiera perdurado. Aún hoy, estos problemas estructurales, —copia del soviético— en todos los órdenes, económicos, jurídicos, institucionales, sociales, culturales, civiles y políticos no se discuten en la academia ni en la opinión pública nacional.
Sexta lección a aprender de la experiencia cubana y venezolana “socialista” para los futuros “experimentos” de democracia en América Latina. La experiencia cubana es la de una dictadura totalitaria estalinista, con todos los problemas estructurales del “socialismo real” soviético. La deriva dictatorial y caótica de Venezuela no es más que la copia tropicalizada del “socialismo real” cubano.
En el próximo artículo trataré otras represiones gnoseológicas y políticas del discurso oficial cubano y su impacto en la opinión pública y en las Ciencias Sociales cubanas.
Desde Ciudad de México Marlene Azor Hernández - 2018
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Embrutecer y reprimir son las palabras de orden del Partido Comunista de Cuba. Séptima represión epistemológica: prohibición de discutir la institucionalidad soviética-cubana del país.
Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (III)
ROSITA FORNÉS, EN LA PORTADA DE LA REVISTA URSS
OCTUBRE 1968- EN SU PRIMERA GIRA POR LA ANTIGUA UNIÓN SOVIETICA
Marlene Azor Hernández
En la opinión pública cubana y en la academia está prohibido el análisis y crítica de la institucionalidad soviética copiada hasta el suspiro en el país.
El Ministerio de Cultura, la Asociación Hermanos Saiz y la UNEAC, se dedican a controlar y reprimir a los intelectuales y artistas y no como en otros países democráticos, a facilitar el desarrollo de la cultura nacional y el conocimiento de otras culturas foráneas propiciando los proyectos autónomos que ofrecen los artistas e intelectuales cubanos y extranjeros. El pensamiento y la práctica de estas instituciones es el mismo pensamiento fascista de “amigos” y “enemigos” de acuerdo al discurso oficial cubano.
México, por ejemplo, es un país vanguardia en Latinoamérica de cómo se canalizan los recursos del Estado y de fuentes privadas en la industria del libro, las revistas de literatura y arte, los museos, el cine, el teatro y las universidades públicas y privadas. El papel de represores de las instituciones cubanas y no de facilitadores de la cultura es una institucionalidad copiada de la soviética. Esto está prohibido discutirlo y cuestionarlo, con represalias personales y grupales sistemáticas.
El poder de la policía política sobre la vida de cada ciudadano sin derechos frente a los atropellos y violaciones de sus derechos por las autoridades, pero, en primer lugar, por la policía política es una copia del modelo soviético y esteeuropeo. En Cuba no existe la justicia frente a los atropellos de las propias autoridades ni en los tribunales laborales, ni en los tribunales civiles ni en los militares. Todas estas violaciones civiles forman parte de la institucionalidad soviética copiada y se mantienen como maneras “socialistas” de manejar los derechos civiles ciudadanos.
La inoperancia de los ministerios de Agricultura, Vivienda, Instituto de Recursos Hidráulicos, Ministerio de Transporte, Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, y todos los restantes son copias de los ministerios soviéticos inoperantes que no resolvieron los problemas estructurales que el socialismo cubano copió. Hoy, la estatal Acopio sigue dejando pudrir en los campos el 57 % de las cosechas, el trasporte público es un eufemismo, el grave problema de la vivienda no tiene una política nacional para resolverlo, el acceso al agua sigue siendo precario, y la inseguridad alimentaria se profundiza. Los salarios más bajos de América y la seguridad social paupérrima y no universal siguen siendo arrastres de 27 años de Período Especial con institucionalidad soviética no declarada.
Todos los ministerios están subordinados a la dirección del Buró Político del PCC, que no quiere y no quiere saber, cómo resolver los graves problemas acumulados por la irresponsabilidad política y el analfabetismo funcional de la gestión pública del ex presidente cubano Fidel Castro. A pesar de que el propio dictador declaró, casi cincuenta años después, que el modelo no servía y que no sabía cómo se construía el socialismo, dejó intacta la institucionalidad soviética en Cuba y sus sucesores la mantienen a pesar de su fracaso histórico, soviético, esteeuropeo y cubano y a nombre del “socialismo”. De eso está prohibido discutir en la opinión pública nacional y la academia también tiene prohibido tratar el tema y proponer alternativas que cuestionen la institucionalidad existente de manera estructural.
El parlamento “florero” cubano que se reúne dos veces al año y “discute” los mismos problemas de un año al otro, de un quinquenio a otro, de una década a otra es la copia del parlamento soviético subordinado al PCUS como en Cuba al PCC.
La farsa de las elecciones cubanas sin candidatos independientes al Partido y a las comisiones de candidaturas no se puede discutir. El Gobierno cubano como el de cualquier otra dictadura de partido único —como la de Teodoro Obiang a quien Evo Morales aspira a copiar—, copió el sistema soviético de elecciones con supuestos 90 porcientos de apoyo al régimen político con represión y fraudes electorales.
Discutir la incompetencia del PCC para proponer soluciones y/o políticas alternativas está estrictamente prohibido y catalogado a quien lo haga como un “enemigo” en la clásica dicotomía fascista de “amigos” y “enemigos”, con represalias económicas, sociales, civiles, institucionales y políticas. Auto considerado “vanguardia” y refrendado en la Constitución, lo único que ha demostrado el Partido es que reprime a la población para mantenerse en el poder, está en la retaguardia de los cambios imprescindibles y es la retranca fundamental al desarrollo del país.
La incompetencia demostrada históricamente de la planificación económica centralizada, la propiedad estatal y el control económico directo del estado y los militares en la mayoría de las actividades económicas del país, está prohibido en la opinión pública y en la academia. Es una deshonestidad intelectual de los autores cubanos que hablan de una propiedad estatal “socialista de todo el pueblo” y hablar de esta propiedad como repartidora de derechos, que redistribuye de manera justa la riqueza y es eficiente y superior a la privada o cooperativa por puro dogma soviético. Es otra deshonestidad intelectual enaltecer la gestión militar de la economía que no rinde cuentas a la opinión pública ni al Parlamento, y por lo tanto, no demuestra ninguna eficiencia sino solo opacidad. La discusión sobre las funciones, proporción y maneras de regular las propiedades privadas, cooperativas, y pública, —no estatal—, no es posible en la opinión pública cubana ni en la academia. Someter a escrutinio público la gestión militar de la economía no puede ser una propuesta ni ciudadana ni académica.
La academia cubana puede proponer incrementar la privada nacional, la mixta y extranjera y las cooperativas que no será escuchada, pero debe reconocer como un “acto de fe” —porque no hay pruebas históricas— la supuesta superioridad de esta institucionalidad soviética de planificación centralizada y de propiedad estatal mayoritaria y de los controles directos por parte del estado de todos los mecanismos económicos o en su lugar no hablar del asunto. Recibirá de todas maneras la represión pública como “enemigos” en el clásico pensamiento fascista del “socialismo real” por parte del vicepresidente primero del país, Miguel Díaz Canel y de los cancerberos ideológicos como Iroel Sánchez, M. H Lagarde, Enrique Ubieta, Elier Ramírez y todos los deshonestos intelectuales que no permiten la discusión sobre un sistema económico y político viable para el país, al margen del modelo soviético copiado que es el que existe.
Verdades elementales como que el Estado no puede planificar centralmente, y no puede controlar directamente la economía porque es una retranca al desarrollo, son verdades que todos comparten y nadie discute por prohibición gubernamental. La dictadura de partido único incompetente para desarrollar el país, demostrado históricamente por las experiencias soviéticas, este europeas, y cubana y principal obstáculo al desarrollo está prohibido discutirlo y quienes propongan pluralismo político y fuertes sociedades civiles independientes del partido y el estado y ampliación sustantiva de otras formas de propiedad y de gestión económica, y el retiro del estado del monopolio de los mecanismos directos económicos, entre otras medidas, sufren el asesinato de reputación como el manual que ahora se reparte en la Universidad Central de las Villas por algo que ha sido calificado como “centrismo político”: otro “enemigo” del régimen.
Ninguno de los dos manuales citados discute qué es el socialismo, qué es el socialismo cubano y mucho menos cuestiona el socialismo real soviético cubano como inviable. Son dos libros de propaganda para embrutecer, intimidar y reprimir a estudiantes e intelectuales. El pensamiento político y económico de la socialdemocracia es demonizado, pero no se propone ninguna alternativa al socialismo soviético cubano. El que existe en Cuba es el socialismo posible y habrá que hacerle algunas reformas “cosméticas” pero es el único posible de acuerdo a los cancerberos ideológicos y deshonestos ¿intelectuales? que apoyan la línea del desconocido ¿intelectual? M. H. Lagarde. Cubadebate.cu dice que este señor es periodista, pero no aparece de qué centro de estudios universitarios se graduó. ¿Será parte de la policía política y graduado de alguna ingeniería militar? Poder de difusión, y ataque a los intelectuales cubanos tiene en el país, como el represor de cuello blanco Iroel Sánchez y los deshonestos Enrique Ubieta y Elier Ramírez, que también establecen pautas de lo que se puede discutir y lo que no.
Aprendizaje sobre la experiencia cubana y venezolana. No existe “democracia de partido único”, es un oximorón con el cual juega ahora la Unión europea para calificar la ausencia de democracia en Cuba. Se puede tener una política diferente a la de EEUU hacia Cuba y no por ello disfrazar una dictadura de un “tipo de democracia”, siendo esta violadora de todos los Derechos Humanos. En Cuba, ningún derecho es reivindicable ni justiciable y la deriva dictatorial venezolana cumple el mismo precepto violador del sistema cubano: solo algunos derechos sociales son respetables, los demás no, pero si no hay recursos, se violan y si la responsabilidad de la pobreza y el caos es del gobierno pues se asume como un gobierno “víctima” del capitalismo mundial. Esto no es sólo deshonestidad intelectual sino irresponsabilidad diplomática y política con consecuencias nefastas para los pueblos cubano y venezolano, y para la propia negociación financiera y política de la Unión europea. No se puede exigir los principios europeos de respeto de los Derechos Humanos a unos países y a otros, subordinar al mantenimiento del diálogo, la posposición del respeto a los Derechos Humanos.
Continúa en el próximo artículo.
Fuente: Marlene Azor Hernández, desde Ciudad de México | Cuba Encuentro
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"Leonardo Padura, escritor, periodista, crítico y guionista de cine, representa al régimen totalitario de Cuba"
La deshonestidad intelectual y la represión política (IV)
En los artículos anteriores he analizado siete represiones epistemológicas del discurso oficial cubano que producen el embrutecimiento inducido en la población y amordazan las Ciencias Sociales en Cuba. La complicidad de variados deshonestos intelectuales cubanos ha hecho posible mantener hasta hoy, estos férreos controles contra la libertad de expresión, información y pensamiento en el país, por parte del Partido único.
Los futuros “experimentos” de “democracia” en América Latina, a los cuales nos convoca el intelectual cubano Pablo Guadarrama González, deben estar fundamentados en el aprendizaje de la experiencia cubana y venezolana, —algo que el autor no hace, y por lo tanto su convocatoria conduce al abismo de la dictadura, la pobreza endémica, el embrutecimiento ciudadano y al subdesarrollo inducido por responsabilidad de las élites políticas y militares de esas naciones. Desresponsabilizar a las élites nacionales de las políticas públicas y de los mecanismos de represión y de control social es una deshonestidad intelectual y una “ignorancia” fundamental de la izquierda latinoamericana anticapitalista y de los intelectuales cubanos y venezolanos que ocultan la realidad de sus países siguiendo la imposición del Partido Comunista de Cuba. Esto no es hacer ni filosofía ni política “humanista” sino manipular, embrutecer, desinformar, para luego arrancar los derechos civiles y políticos a los pueblos, y someterlos con algunas migajas temporales de beneficio social. El estado cubano no ha logrado mantener con calidad, los sistemas de salud y educación, deporte y cultura en el país y los de Venezuela están en absoluta bancarrota por incompetencia institucional, económica y política.
Otro aprendizaje de estos dos procesos es que no por convertir en estatales la mayoría de las empresas, incluyendo las empresas bajo control militar, controlar estatalmente y de manera directa todos los mecanismos económicos, y eliminar la propiedad privada nacional y cooperativa, se supera las condiciones de enajenación y explotación del capitalismo periférico, al contrario, son en el “socialismo” peores, por la pérdida de derechos ciudadanos económicos, laborales, culturales, civiles y políticos que luego no se recuperan. Esta verdad histórica no se discute ni se permite discutir en Cuba. Tampoco veo un pensamiento de izquierda que aterrice en la economía “el día después” de la revolución a la que aspira, ni las instituciones que pretende mantener, las que pretende crear y las que aspira a eliminar. Esta ausencia es al menos, una grave irresponsabilidad política que sólo ofrece el abismo a los pueblos latinoamericanos, árabes, africanos y asiáticos que pretendan una “orientación socialista” como fue el caso de numerosos países africanos luego de la descolonización en los años 60s. Los resultados históricos de estas experiencias tienen que ser tenidas en cuenta.
Octava represión epistemológica: el determinismo histórico, cultural y hasta geopolítico para justificar la dictadura de partido único y el subdesarrollo endémico
Dice el intelectual cubano Elier Ramírez Cañedo:
“Cuba no sería otra Suecia, ni Dinamarca —como de forma idílica expresan algunos autores, desconociendo incluso los males que hoy también aquejan a esos países, sus modelos de comparación estarían en El Salvador, Honduras o República Dominicana, si es que aspirara a algún lugar dentro del sistema mundo del capitalismo. Solo el socialismo, como se ha demostrado en estos ya casi 60 años de Revolución, constituye garantía de nuestra independencia y soberanía”.
Este es un ejemplo del determinismo cultural, histórico y geopolítico para imponer, por orientaciones del partido, la imposibilidad del desarrollo económico y social sin el partido único, que es a la vez la “Revolución” y el “socialismo” los tres juntos y revueltos por imposición del PCC. Ramírez no explica los supuestos problemas de Suecia y Dinamarca, muy prósperos, con probidad pública, transparencia, consenso pluripartidista, elecciones democráticas, generosos sistemas de seguridad social y los más altos índices de desarrollo humano. Sin embargo, la imposición es que estamos condenados a ser de los más pobres. Según el autor, el capitalismo mundial no nos permitiría desarrollarnos. ¿?.
Conozco perfectamente la teoría marxista occidental y me doy cuenta que eso de culpar al capitalismo mundial de todos los males nacionales y desresponsabilizar las élites nacionales fue uno de los errores graves de este marxismo: privilegiando el triunfo simultáneo de la revolución en los países más desarrollados, siguiendo a Marx, se quedaron “ante las puertas de las revoluciones”: no desarrollaron otros aspectos mucho más acuciantes sobre el estudio de la institucionalidad poscapitalista, sobre la economía poscapitalista, sobre la movilidad social en el “socialismo”, sobre las políticas públicas inclusivas en todos los ámbitos sociales, sobre cómo controlar el poder de decisión de las nuevas élites, sobre la política de impuestos poscapitalista, sobre los contrapesos imprescindibles en la gestión de la justicia, las leyes, y las decisiones políticas, sobre los derechos humanos ciudadanos, sobre los derechos de la mujer, las discriminaciones raciales y étnicas, la homofobia, y sobre todo, no hablaron de la responsabilidad de las élites políticas nacionales en el subdesarrollo, la pobreza, la corrupción, la carrera armamentista, la represión poscapitalista y la dictadura de partido único.
El problema está en que la mordaza a la academia y la represión del PCC —como también lo hizo el PCUS, y el resto de los partidos comunistas de Europa del este—, han impedido que la academia cubana estudie estos temas, sí desarrollados por el pensamiento liberal y republicano. El marxismo occidental no se ha difundido en Cuba y el liberalismo y el republicanismo se enseñan “congelados” en el siglo XIX —el siglo XX no existe salvo a partir de 1979— en clave negativa, sobre algunos aspectos y en algunas carreras universitarias puntuales. El capitalismo desde el discurso oficial y académico es sólo neoliberalismo y neocolonialismo, lo cual demuestra ignorancia intencional, y los Estados de bienestar, supuestamente, ya no existen para estos intelectuales cómplices de la represión.
Para sustentar doblemente su desiderátum de pobreza y marginalidad, Ramírez reseña la opinión de un corresponsal de Granma en la URSS en los momentos del derrumbe con la misma visión del PCC: no fue la nomenclatura comunista estatal y partidaria, y los servicios de seguridad soviéticos los que se apropiaron de la propiedad estatal comprada con centavos, se convirtieron en millonarios y mafias de poder e impusieron una política “salvaje” de precios al consumo de la población al día siguiente. Fue el capitalismo mundial y Gorbachov quienes implantaron el capitalismo salvaje y sin derechos en Rusia. El estado de pobreza endémica y muy bajos salarios, los desvencijados servicios de salud y educación, el precario consumo de alimentos, la ausencia de autonomía ciudadana económica y política, la represión contra la población, la corrupción y la ausencia de democracia, todo ocurrió 24 horas después del derrumbe y no en los 70 años anteriores: los nuevos millonarios y sus mafias asociadas que se apropiaron del poder, “cayeron del planeta Marte” o ¿eran extranjeros? Putin, el autócrata y corrupto millonario, parece que heredó su patrimonio de la “abuelita” y no era un cuadro de la KGB.
Este enfoque intencionalmente desinformado en el que hay dos “chivos expiatorios” Gorbachov y el capitalismo mundial, pero sobre todo la socialdemocracia europea como el “veneno” de la “contrarrevolución”, demuestra no sólo incompetencia analítica sino una profunda deshonestidad intelectual. Para estos intelectuales “el veneno de la socialdemocracia europea” es por ser vitrina de consumo, y no mencionan las cualidades institucionales democráticas, la transparencia institucional, probidad pública, leyes, defensa de los derechos humanos, respeto de los derechos civiles, políticas económicas y sociales avanzadas y consistentes, elecciones democráticas plurales que cumplen los requisitos de libertad y transparencia. La capacidad de estos cancerberos ideológicos, como Elier Ramírez y Pedro Prada se reduce a desinformar, embrutecer y reprimir.
Aprendizaje de la experiencia cubana y venezolana. No hay referentes conceptuales, teóricos, económicos, institucionales, ideológicos y políticos para el día después de la toma del poder en el pensamiento de la izquierda anticapitalista mundial, por lo tanto, el día después se llena con la dictadura de partido único, y la incompetencia para gestionar una sociedad de bienestar en el entendido que todo pensamiento liberal es “capitalismo” y hay que borrarlo del planeta.
Con esta mendicidad de pensamiento y propuesta, llegan al poder las dictaduras brutas de izquierda como la cubana y la venezolana, con un funcionariado partidario y estatal represivo, analfabeto funcional de la gestión pública, corrupto, que mantiene el subdesarrollo y la pobreza endémica, sin salida.
En próximos artículos continúo las represiones epistemológicas del discurso oficial cubano y su impacto en la opinión pública y las Ciencias Sociales cubanas.
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Un cantante deshonesto,Pablo Milanes despues de estar preso en la UMAP, le cantó y represento al régimen, ahora lo crítica
La deshonestidad intelectual y la represión política (V)
Embrutecer y reprimir son las palabras de orden del PCC
MARLENE AZOR HERNÁNDEZ
La obra de los filósofos cubanos Fernando Martínez Heredia y Pablo Guadarrama González son fuentes de enajenación y violación de los Derechos Humanos para Cuba y para Latinoamérica. No son los únicos intelectuales cubanos que, especializados en los “valores socialistas”, traicionan el consenso sobre los Derechos Humanos en Naciones Unidas y los dos Pactos fundamentales de la ONU, pero son los que más se utilizan por el PCC y los represores del pensamiento en Cuba, para atacar la discrepancia, a otros intelectuales y prolongar las violaciones económicas, laborales, sociales, culturales, civiles y políticas.
En el caso del filósofo Martínez Heredia, no se encuentra en su obra un análisis de la realidad cubana, —lo mismo que la prensa cubana—, sino que se enaltece el pensamiento de Fidel Castro y el Che Guevara para justificar una “revolución cultural” al margen de la realidad y generadora de nuevas formas de dominación aún mayores que en el capitalismo periférico. Uno lee su obra desde los años 60s hasta su muerte en 2017, y no encontrará qué ha ocurrido en el país. Su propuesta permanente es que el individuo se olvide de sus necesidades materiales y espirituales cotidianas, no luche por mejorar y reivindicar sus derechos frente al Estado, sino que se enajene en la autoeducación de un “hombre nuevo” bajo la conducción de la nueva aristocracia “revolucionaria”, que es la vanguardia. Esta es su propuesta de “emancipación socialista” Por eso, no encontraremos en su obra una sola crítica al fracasado pensamiento económico del Che, ni la crítica a la visión de “soldado disciplinado” y no de ciudadano que propone Guevara para los cubanos, visión que deja fuera los Derechos Humanos individuales y colectivos. Tampoco una sola crítica a los disparates de la gestión pública de Fidel Castro en todos los órdenes, a pesar de haber sido reprimido en una época anterior. La represión cotidiana contra los derechos económicos, laborales, sociales, civiles, contra los intelectuales y artistas y contra todos los discrepantes cubanos está vergonzosamente ausente de su obra como también ausente de la obra de Pablo Guadarrama. Uno podrá encontrar en la obra de Martínez, los imperativos kantianos del tipo “el socialismo tiene que ser democrático” o, “la crítica es fundamental en el socialismo”, pero no logrará entender cómo se puede materializar la crítica y la democracia en Cuba bajo su propuesta de “adorar” y seguir a los líderes sin crítica, aunque todas las propuestas de esos líderes hayan sido fallidas 60 años después, para emprender el desarrollo, lograr la prosperidad, ser más libres como seres humanos, y aunque el sistema represivo cubano frene cualquier autonomía y creatividad ciudadana económica, social, cultural, cívica y política, sino ha recibido el visto bueno de un partido único negado a compartir el poder ni con la ciudadanía ni con otros partidos. Esta es la propuesta enajenante, delirante y represiva de este filósofo cubano.
En el caso del intelectual Pablo González Guadarrama, respetuoso de todas las represiones epistemológicas del discurso oficial cubano, oculta la situación de los Derechos Humanos en Cuba, y propone para Latinoamérica que se eduquen en las escuelas los Derechos Humanos. La deshonestidad desvergonzada consiste en proponer para los demás lo que es incapaz de analizar y defender para sus compatriotas.
En el caso de estos dos intelectuales queda también la pregunta: ¿a cuántos jóvenes investigadores reprimieron y censuraron desde su posición de poder en tribunales académicos y en foros de discusión pública? En el sistema totalitario cubano, los intelectuales acríticos de la realidad cubana y aduladores del PCC como Fernando Martínez Heredia y Pablo Guadarrama, tienen poder de censura política, editorial y académica contra sus pares.
Novena represión epistemológica: prohibido discutir, informar y educar en los Derechos Humanos en Cuba
Diez años después de haber firmado los dos Pactos de Derechos Humanos, el Gobierno cubano sigue negado a ratificarlos. Sin embargo, el Gobierno de Cuba forma parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, situación gravemente contradictoria que merecería su expulsión de este órgano de Naciones Unidas.
El Gobierno de Cuba dice en Naciones Unidas que sí capacita a la población cubana en los Derechos Humanos universales y que da a su población la información sobre sus compromisos en la ONU, amén de insistir que en Cuba se respetan todos los Derechos Humanos y no existen violaciones. Estas colosales mentiras son expresadas por el canciller de la república y por todas las delegaciones cubanas y representantes permanentes de Cuba en Naciones Unidas. Cuentan para ello, con la prohibición al interior de Cuba del PCC de informar, discutir en la opinión pública cubana y de investigar las violaciones de Derechos Humanos en Cuba por parte de la academia, periodistas o activistas de Derechos Humanos. El Gobierno cubano niega la posibilidad de crear una organización independiente de Derechos Humanos en Cuba y embrutece a la población sobre sus derechos, al no dar información, y prohibir la discusión de sus derechos, como Pablo Guadarrama embrutece a sus lectores latinoamericanos sobre la situación de información, difusión, educación y evaluación de las violaciones de Derechos Humanos en Cuba.
Basta hacer una pequeña exploración en la población cubana para constatar el nivel de ignorancia sobre el tema y la falta de conexión de los atropellos en sus vidas cotidianas, con la ausencia de derechos económicos, laborales, sociales, civiles, culturales y políticos que se violan por las propias autoridades en Cuba. La población más desarmada de las Américas con relación a sus derechos es la cubana. Hay una desinformación intencional y represión del tema desde el gobierno. Esto es el resultado de la prohibición que el PCC impone a la opinión pública y a la academia de discutir, informar y educar a la población en los Derechos Humanos universales y de la represión sistemática contra los documentos rectores de los Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Ni los intelectuales más cultos conocen en Cuba que los Derechos no existen si no son reivindicables ni justiciables en el país. Tampoco conocen que no por ser un país pobre, Cuba deja de tener la obligación de monitorear las violaciones e incumplimiento de todos los Derechos Humanos como lo regulan los Protocolos facultativos de los dos Pactos fundamentales de la ONU. El PCC impone el desconocimiento sobre el tema con su prohibición y reprime a todos los que defiendan los derechos humanos en Cuba. Pero nada de esto encontraremos en la obra de Guadarrama sobre Democracia y Derechos Humanos: visión humanista desde América Latina, ni tampoco en la obra del filósofo cubano Fernando Martínez Heredia. Tampoco encontraremos en los medios de información masiva oficiales en Cuba, información sobre los Derechos Humanos universales, todos, sobre los compromisos del gobierno cubano ante la ONU, sobre los Pactos fundamentales de Derechos Humanos de la ONU y mucho menos las violaciones que han sido señaladas el gobierno cubano en los múltiples comités evaluadores de la ONU. Prohibición, represión y desinformación para embrutecer a la población es la consigna del PCC.
Fuente:Marlene Azor Hernández, desde Ciudad de México - Cuba Encuentro
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La naturalización de la violencia institucional en Cuba
Décima represión epistemológica del discurso oficial cubano: prohibido hablar sobre la represión política y civil en Cuba, en la opinión pública nacional y en las Ciencias Sociales cubanas.
Foto tomada de cuba encuentro
La deshonestidad intelectual y la represión política (VI)
Como correlato de la prohibición de hablar, discutir, difundir, y educar en los Derechos Humanos en Cuba, el gobierno cubano reprime en la opinión pública nacional y en las Ciencias sociales cubanas la posibilidad de discutir sobre la represión cotidiana contra todos los discrepantes de las políticas públicas en curso. La violación cotidiana de los derechos civiles y políticos de los ciudadanos cubanos y la discrecionalidad con la cual, fiscales, instructores de la policía, tribunales judiciales, laborales y militares además de los órganos de la seguridad del estado cubana, pero también la impunidad de los funcionarios públicos para saltarse la ley y/o interpretar arbitrariamente ésta, no pueden ser denunciadas sin recibir represalias de tipo económica, social, civiles y políticas. Las leyes son extraordinariamente restrictivas y excluyentes para la crítica ciudadana y aunque existen instituciones adonde recurrir frente a los atropellos de las autoridades, todos estos organismos estatales desestiman los atropellos contra los ciudadanos y respaldan las arbitrariedades de las autoridades: sea el Tribunal Supremo Popular, la Fiscalía de la república, los tribunales provinciales y municipales y las administraciones en esos niveles, así como las oficinas de atención a la población del Ministerio del Interior (MININT). El resultado de esta impunidad del estado frente a los ciudadanos es una civilidad de “jungla” en la cual no se respetan las leyes ya de por sí restrictivas y aplicadas de manera arbitraria, sino aún más grave se rutiniza y naturaliza la violencia institucional del partido y el estado, invisibilizando la represión y la violación de los derechos civiles y políticos de los ciudadanos cubanos.
La demonización de la oposición política y la represión a cualquier tipo de discrepancia contra las diversas políticas públicas impactan en la opinión pública cubana y en las Ciencias sociales cubanas con un silencio cómplice frente a las violaciones civiles y políticas cotidianas que sufren los encarcelados, los opositores, los activistas de derechos Humanos, los periodistas independientes y las plataformas ciudadanas independientes al Partido-Estado. Pero también, queda oculta toda la ciudadanía que no obtiene respuestas satisfactorias ni indemnización frente a los atropellos de los funcionarios públicos.
Lamentablemente esta política de terrorismo de estado gubernamental es asumida por la población —cautiva en medios de información estatales y partidarios—, con posturas de apatía y temor frente a las represalias por denunciar, pero también se crean justificaciones delirantes para no denunciar en las plataformas de información llamadas “alternativas”, la sistemática violación de los derechos civiles y políticos en Cuba.
A continuación, enumero las sorprendentes justificaciones que he conocido para no denunciar de manera cotidiana los atropellos civiles y políticos en Cuba. Ninguna justificación por supuesto, exculpa el silencio sobre las violaciones civiles y políticas cotidianas en Cuba.
La oposición es “mercenaria” y no merece la denuncia de los atropellos contra ella. Se demoniza la oposición y se repite el discurso oficial sobre los opositores: no son autóctonos, tienen agendas políticas que no comparto y no están financiados por el gobierno cubano luego entonces no tienen razón para existir. ¿?
No es la línea editorial de la revista o de la plataforma de comunicación. ¿?
La repetición de la denuncia pierde sentido por su reiteración, es decir que todos los domingos arresten con fuerza a las Damas de Blanco, que violen los derechos en las cárceles cubanas, que prohíban salir de Cuba a periodistas independientes, que se produzcan arrestos arbitrarios, que violen domicilios y confisquen o roben pertenencias personales a periodistas, opositores o artistas e intelectuales, por reiterativo pierde poder de impacto mediático, o razón para ser denunciado. ¿?
Para generar un diálogo positivo es necesario proponer los cambios necesarios, pero ocultar la represión para poder subsistir por la prohibición del gobierno. Esta es la postura de la Revista Temas, más oficialista, Cuba posible más independiente, pero también la asumen otros medios alternativos como Oncuba, Periodismo de Barrio, el Toque y el Estornudo que pueden tratar otros problemas sociales, pero no denuncian las violaciones civiles y políticas contra los ciudadanos o lo hacen de manera puntual sobre quienes entienden que son defendibles: una selección arbitraria y desinformada.
Denunciar sistemáticamente los atropellos civiles y políticos es adscribirse supuestamente a una “agenda política” como si las denuncias contra las violaciones civiles y políticas fuesen propias de los partidos políticos y no un asunto de toda la sociedad y toda la ciudadanía. ¿?
La dictadura cubana no deja los muertos en las cunetas como la dictadura de Batista ni ha concentrado en un estadio deportivo miles de opositores luego masivamente torturados asesinados y desaparecidos. Con esta percepción del número de muertos visibles y de una vez, como criterio de dictadura “dura o blanda”, no se les otorga importancia a las violaciones cotidianas de los Derechos civiles y políticos en Cuba. Los muertos evidentes son los que tienen derecho a la solidaridad no los vivos. ¿?
El gobierno cubano ha logrado silenciar el asunto de la represión civil y política cotidiana en Cuba con su política de terrorismo de estado. Basta revisar la mayor parte de la producción académica cubana dentro y fuera del país, la prensa oficial y la prensa llamada así misma “alternativa” para constatar que el nivel de “jungla” cívica y política en que vivimos y la naturalización de la violencia institucional queda invisible y no parece ser fundamental en el análisis del país. Si no fuera por los periódicos digitales independientes como Diario de Cuba, 14 y medio, Cubanet y Cubaencuentro en ocasiones, la represión civil y política quedaría invisible como ha sido el objetivo central del gobierno cubano. Aún hoy en 2018, el gobierno cubano califica de “mentirosas” las denuncias que llegan a Naciones Unidas por parte de las víctimas de violaciones de Derechos Humanos en Cuba y sin argumentar o fundamentar por qué serían mentirosos esos testimonios. Es un estado de negación simple y sin argumentos como lo hicieron en su momento las dictaduras de Pinochet y Videla en el Cono Sur. “La realidad no existe”, declara el gobierno cubano con énfasis y sin sonrojo.
La definición de terrorismo de Estado
Los Estados poseen el monopolio de la fuerza para poder cumplir sus fines, pero deben usar ese derecho racionalmente y de acuerdo a las leyes. Cuando el Estado a través de sus gobernantes reprime a la población, la hostiga, la persigue, de modo sistemático, para poder llegar a dominarla a través del temor, evitando cualquier acto de resistencia a la opresión, esa manera de actuar recibe el nombre de terrorismo de Estado, que es un abuso de su poder coactivo, donde los civiles son secuestrados, torturados o asesinados, sin juicio previo, o sin las garantías del debido proceso. Ver Marlene Azor Hernández “El terrorismo de estado en Cuba” en Cubaencuentro.com 6 de abril 2017.
Marlene Azor Hernández, desde Ciudad de México
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