El exprisionero de conciencia del Grupo de los 75 Regis Iglesias exige volver a la Isla para trabajar con el Movimiento Cristiano Liberación (MCL).
'Es un derecho de todos los cubanos poder regresar al país'
El 5 de abril de 2003, Regis Iglesias Ramírez fue condenado por el régimen castrista a 18 años de prisión bajo el amparo de la llamada "Ley Mordaza", la Ley 88, "de protección de la independencia nacional y la economía de Cuba".
El portavoz del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) fue uno de los 75 opositores encarcelados durante la Primavera Negra, aquella cruzada contra figuras de la disidencia interna que afectaban la imagen pública del régimen y de la que hace pocos días se cumplieron 15 años.
En 2010, Iglesias salió de la Isla hacia España después de que el Gobierno presionara a los miembros del Grupo de los 75 que permanecían en prisión para que aceptaran el exilio. Hoy quiere regresar a su casa, a su barrio, para continuar trabajando junto a sus compañeros del MCL "por los derechos que aún el régimen niega a los cubanos".
"Es mi país y es derecho de todos los cubanos poder vivir en su propio país, aunque el régimen castrista no quiera reconocerlo", defiende Iglesias en conversación con Diario de Cuba.
Han sido varias las vías que ha empleado para hacer llegar su demanda a las autoridades de La Habana, entre ellas la Cancillería española, pero hasta ahora las respuestas han sido negativas camufladas tras evasivas, dice.
"Desde julio de 2012, cuando Oswaldo Payá y Harold Cepero fueron asesinados —como indican todos los testimonios de los sobrevivientes y amigos que pudieron ser testigos de los hechos y la propia versión burda del régimen nos confirma—, pedí al Ministerio de Relaciones Exteriores español que durante la administración socialista gestionó nuestro traslado de la prisión al destierro, que gestionara con los representantes del régimen cubano que se reconociese mi derecho a regresar a vivir a mi país, así como el derecho de todos los cubanos que así lo quisieran", explica.
"También algunos diputados españoles han intentado hacer gestiones con los representantes del régimen en Madrid con este fin", añade.
Sin embargo, desde el Ministerio de Exteriores español, asegura Iglesias, le han dicho que "los representantes del régimen siempre han eludido el tema". Lo habrían hecho durante un viaje del excanciller José Manuel García-Margallo y también ante gestiones de diputados.
"Solo el año pasado, durante la visita del canciller Alfonso Dastis a La Habana, el representante de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, finalmente respondió que 'analizarían mi caso'. Mi respuesta a los amigos que han realizado estas gestiones es que el régimen cubano no debe 'analizar' mi caso, sino reconocer mi derecho y el de todos los cubanos a entrar y salir de nuestro país, a regresar y vivir en Cuba tal como demanda el Movimiento Cristiano Liberación desde 2008 en la Ley de Reencuentro Nacional, del Proyecto Heredia", precisa.
Iglesias, que estuvo muy ligado también al Proyecto Varela impulsado por Oswaldo Payá, tiene claro lo que haría si lograra su reclamo.
"Regresar a mi casa, a mi ciudad, a mi barrio. Continuaría trabajando junto a mis compañeros del Movimiento Cristiano Liberación por los derechos que durante tres décadas hemos trabajado y aún el régimen cubano niega a los cubanos", resume, y añade que tiene todo el apoyo de la organización a la cual representa.
"En 2014 el MCL realizó elecciones en las que fui nuevamente electo portavoz de nuestro Movimiento, mis compañeros dentro de Cuba y también en el exilio confiaron una vez más en mi capacidad para esta función y me dieron su apoyo", resalta.
Iglesias se incorporó al MCL en 1989 y es su portavoz desde 1996.
"Oswaldo no aceptó mi dimisión como portavoz del MCL cuando se la presenté al ser encarcelado y se me imposibilitó en la práctica dicha función, tampoco cuando marché al destierro", recuerda.
"Sin embargo, considero que mi deber es regresar a mi país y compartir con mis hermanos del MCL y mi pueblo sus penurias y también sus esperanzas, y juntos trabajar por los derechos y la libertad que tanto nos ha costado y aún costará, pero es el precio de la libertad, que nunca es gratis", concluye.
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