Basado en la Declaración de Incheón para la Educación 2030 y el Marco de Acción para la realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, instrumentos dirigidos a alcanzar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todas las personas. En los Principios de Yogyakarta, que orientan la interpretación y aplicación de las normas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos a las Cuestiones de Orientación Sexual e Identidad de Género, específicamente en el Principio No. 16 sobre el derecho a la educación, que incluye medidas específicas que deben ser implementadas por los Estados. En la Declaración de los Derechos Sexuales de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), que establece que “toda persona tiene derecho a la educación y a una educación integral de la sexualidad”.
Amparado en el artículo 40 de la Constitución de la República de Cuba que plantea que “la familia, la escuela, los órganos estatales y las organizaciones de masas y sociales tienen el deber de prestar especial atención a la formación integral de la niñez y la juventud”. En el artículo 41 que reconoce que “todos los ciudadanos gozan de iguales derechos y están sujetos a iguales deberes”. En el artículo 51 que asegura que la educación es un derecho “garantizado por el amplio y gratuito sistema de escuelas, seminternados, internados y becas, en todos los tipos y niveles de enseñanza, y por la gratuidad del material escolar, lo que proporciona a cada niño y joven, cualquiera sea la situación económica de su familia, la oportunidad de cursar estudios de acuerdo con sus aptitudes, las exigencias sociales y las necesidades del desarrollo económico y social”.
Revisando los Objetivos de Trabajo del Partido Comunista de Cuba (PCC), aprobados por la Primera Conferencia Nacional, y los documentos emanados del III Pleno del Comité Central del PCC, aprobados en mayo del 2017 y respaldados por la Asamblea Nacional del Poder Popular el 1 de junio del mismo año.
Convencido de que el reconocimiento, respeto y protección de los derechos sexuales exige la acción participativa de la sociedad en su conjunto, y que estos derechos son derechos humanos, universales, inalienables e inherentes a todas las personas. Que, la orientación sexual y la identidad de género son consustanciales a la dignidad humana y, por consiguiente, la exclusión, la discriminación, los silencios y el abuso laceran los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex, queer (LGBT) y otras personas con sexualidades y géneros no heteronormativos.
Consciente de que la discriminación por orientación sexual e identidad de género tiene carácter multiforme y generalmente se presenta acompañada de otras discriminaciones y formas de intolerancia que incrementan la marginalidad y exclusión social de personas, grupos y comunidades.
Reconociendo que la historia de la humanidad ha estado marcada por episodios de discriminación, segregación y negación de derechos. Que, en Cuba la compra y venta de seres humanos estuvo legalizada y naturalizada hasta finales del siglo XIX. Que, la República nació con el derecho al sufragio negado a las mujeres. Que, durante décadas de Gobierno Revolucionario, se expulsó de las universidades al estudiantado no heterosexual y se depuró el personal docente y no docente, por motivos similares. Que, no fue hasta 1997 que se despenalizó la homosexualidad en Cuba. Que, aún en la actualidad el machismo, el sexismo, la homo/bi/lesbo/transfobia, hacen parte de nuestra realidad, pero que a pesar de ello no cesan los esfuerzos por hacer de Cuba un mejor país, una sociedad donde haya espacio para todas las personas, independientemente de su orientación sexual e identidad de género.
Inspirado en el legado de Julio Antonio Mella, que comprendió la necesidad de acercar la Universidad a la clase obrera, y que, de vivir en el siglo XXI, con certeza acompañaría los esfuerzos dirigidos a garantizar el acceso y tránsito satisfactorio de las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos, por los diferentes niveles del sistema educativo.
Valorando el apoyo de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), a la candidatura al parlamento de la Dra. Mariela Castro Espín, Directora del Centro Nacional de Educación Sexual, así como los debates, proyecciones de audiovisuales y otras actividades realizadas en paralelo o como parte del programa de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia.
En el marco de la convocatoria al 9no Congreso de la FEU de Cuba, y reconociendo que el estudiantado cubano históricamente ha acompañado las justas luchas de nuestro pueblo, me dirijo al Consejo Nacional de la FEU, a Raúl Alejandro Palmero Fernández, en su calidad de Presidente, y a la comunidad universitaria en general, para que sean atendidas las propuestas que relaciono a continuación:
Reconocer como un principio de la FEU la no discriminación por orientación sexual e identidad de género, reflejándolo en el ABC y ratificándolo en las Disposiciones generales de los Estatutos.
Promover un debate crítico en las brigadas sobre las disposiciones que regulan la estética “apropiada” para ingresar a las instituciones educativas. Poner en conocimiento de los directivos del Ministerio de Educación Superior de la República de Cuba (MES), a los diferentes niveles, los planteamientos vertidos por el estudiantado.
Explicitar en la convocatoria del Festival de Artistas Aficionados de la FEU, el derecho del estudiantado a presentar obras de Transformismo, expresión del arte reconocida a nivel internacional y dignamente practicada por los onnagatas del teatro kabuki japonés, y los actores masculinos que representaban roles femeninos en la ópera tradicional china. No limitar, restringir, o excluir el transformismo de las galas y espectáculos culturales que tienen lugar en las universidades.
Acompañar los esfuerzos de activistas y colectivos, interesados en favorecer la reinserción de las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos al sistema educativo. En especial los proyectos dirigidos a personas que ejercen el trabajo sexual como forma de subsistencia y a quienes abandonaron los estudios a consecuencia del bulling, el estigma y la discriminación.
Proponer al MES, que estudie las causas por las qué las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos abandonan los estudios en edades tempranas. Solicitarle que, a partir de los resultados obtenidos, diseñe una estrategia efectiva para su reinserción al sistema educativo, contemplando las acciones afirmativas que se requieran, de conjunto con el Ministerio de Educación, la FEU, la FEEM, la OPJM y otras organizaciones y actores sociales.
Proponer al MES, implementar el Programa Nacional de Salud y Educación Sexual (PRONESS), a todos los niveles, derogando con carácter inmediato los reglamentos, resoluciones, disposiciones y cualquier otra normativa que entre en contradicción con este Programa.
Proponer al MES, que rediseñe el contenido de las asignaturas y la maya curricular, eliminando cualquier vestigio de sexismo, estigma, discriminación o información no basada en el conocimiento científico.
Proponer al MES que, en los listados de asistencia de los centros educativos se reconozca a las personas por su nombre social, o por el que quieran ser reconocidos, sin exponerlos frente a sus pares. Conforme a la ley cubana el título deberá emitirse con el nombre registrado en el CI, al menos hasta que una Ley de Identidad de género facilite los cambios de nombre y género.
Proponer al MES, eliminar las instalaciones diferenciadas para hombres y mujeres, en especial los baños. Sugerir como opción alternativa la instalación de sanitarios no genéricamente señalados, creando las condiciones para garantizar la privacidad de las personas y la educación sobre la base del respeto, no de la diferenciación por sexo-género.
Proponer al MES, implementar un programa de capacitación en materia de género, derechos y diversidad sexual dirigido al personal docente y no docente, con énfasis en el personal que trabaja en las residencias estudiantiles.
Proponer al MES, desarrollar de conjunto con el Centro Nacional de Educación Sexual, un taller anual sobre derechos sexuales en el ámbito educativo, dirigido al claustro docente y el personal de servicios jurídicos, teniendo en cuenta el desarrollo progresivo del derecho internacional y los avances sustanciales en los estudios relacionados con la sexualidad humana.
Mientras estudiaba en el IPVCE Carlos Marx, se me hizo evidente la desproporción entre personas blancas y no blancas en las aulas, pero no alcanzaba entonces a comprender que había otras ausencias notables. Luego, en mi paso por la Universidad de las Ciencias Informáticas, habiendo asumido abiertamente mi orientación sexual, comprendí que, si bien había gays y lesbianas en las brigadas de la FEU y en puestos claves de la Universidad, no era posible encontrar personas que se reconocieran públicamente travestis o transexuales.
Durante largas conversaciones con amigxs y dirigentes de la FEU, noté que apenas percibían esta realidad. Que sus prejuicios y la falta de información, unido a los procesos y dinámicas de la organización les impedían comprender que, el acceso y tránsito satisfactorio de las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos por el sistema educativo, depende, entre otros factores, de que se respeten sus derechos sexuales y humanos. Para lo cual es indispensable modificar las normas vigentes.
Hoy, como entonces, considero que la FEU tiene la obligación de eliminar cualquier brecha de inequidad y exclusión por motivos de género, en sus filas. Tiene, la responsabilidad de exigir al Estado que adopte las medidas necesarias para que las universidades sean espacios seguros, libres de bulling, estigma y discriminación. El 9no Congreso se presenta como la oportunidad perfecta para que la organización fije posiciones, asuma compromisos y comience a actuar en esa dirección.
Habiendo concluido mis estudios universitarios y, en consecuencia, agotado mis posibilidades de continuar incidiendo como miembro activo de la organización, hago pública esta carta, que representa mi visión personal y es, al mismo tiempo, una construcción colectiva, a partir de los criterios vertidos en el Grupo Construyendo una agenda de la diversidad sexual en Cuba. Cordialmente, Yadiel Cepero Madruga
Joven egresado de la Universidad de las Ciencias Informáticas. Activista social, y administrador, en la red social Facebook, del Grupo Construyendo una agenda de la diversidad sexual en Cuba.
“Hacer pública la misiva allí, responde a mi interés de generar un debate amplio sobre estos temas y a la necesidad de difundirla rápidamente entre el estudiantado, teniendo en cuenta que ya se están produciendo en las brigadas y facultades los debates previos al noveno Congreso de la FEU”, comenta.
“Mantuve comunicación con Raúl Alejandro Palmero Fernández, Presidente Nacional de la FEU, a quién le solicité un correo a donde pudiera enviar la versión digital. También entregué en la sede de la organización un sobre con la carta impresa y firmada por mí, junto a la Declaración de Incheón, los Principios de Yogyakarta y la Declaración de Derechos Sexuales. Además envié copia digital e impresa —por correo postal— a la Revista Alma Mater, órgano de prensa de la FEU”.
El joven de Itabo, un pueblo del municipio Martí, en la Provincia Matanzas, está absolutamente convencido de que la comunidad universitaria de Cuba, casi en su totalidad, dispone de conexión a Internet y tiene presencia en Facebook, razón por la cual usó está vía para publicar la carta.
A pesar de que no espera una respuesta formal de la organización considera que de cara a su congreso es imprescindible que se aborden los temas propuestos en la carta.
“Durante décadas de gobierno revolucionario, en las universidades cubanas se produjeron expulsiones de estudiantes y profesores motivadas por su orientación sexual e identidad de género. La FEU no estuvo ajena a estos procesos. Establecer el principio de no discriminación por orientación sexual e identidad de género, es un compromiso y garantía de no repetición”, explica el activista.
El joven de 27 años entiende que muchas de sus propuestas son competencia del Ministerio de Educación Superior (MES) y no de la FEU directamente. Sin embargo, como organización que representa los intereses del estudiantado universitario sí le corresponde exigir al Estado que se interese por estos temas.
“El capital humano y profesional del país se forma en las universidades. Es importante que accedan a ellas todas las personas con vocación y talento demostrado, independiente de su orientación sexual e identidad de género. Es imprescindible que sean espacios seguros, libres de bullying, estigma y discriminación. Es necesario que los contenidos que se impartan estén libres de sexismo, estereotipos e información no basada en el conocimiento científico”, afirma.
A pesar de que otros activistas y grupos a favor de la inclusión de la población LGBT, han apoyado y comentado los contenidos de la misiva, Yadiel opina que el activismo que se hace en Cuba, es en muchos casos asistencialista y de un perfil político bajo.
“Si bien es cierto que hay liderazgos visibles en las redes sociales y otros espacios, son minoría respecto a la cantidad de promotores que se forman y luego se desmovilizan o desarticulan. Buena parte de los proyectos e iniciativas que surgen no logran ir más allá de repartir plegables y condones”, comenta.
Al mismo tiempo, añade, el activismo en la Isla está dividido en dos polos que se contraponen ideológicamente. De un lado están quienes consideran que es posible garantizar los derechos de las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos reformando el sistema político actual, y del otro lado están quienes consideran que para garantizar esos derechos se requiere un desmontaje total del sistema político. “Esa polarización dificulta el diálogo e impide consensuar e impulsar una agenda común”.
Cepero reconoce al CENESEX como un puntal en la visibilización de los temas relacionados con la diversidad sexual, sobre todo a partir de las Jornadas contra la Homofobia y la Transfobia y la creación de espacios de activismo como TransCuba, Oremi, Humanidad por la diversidad, la Red de Juristas, la Red de Jóvenes por la salud y los derechos sexuales y otras.
Sin embargo, señala que en ocasiones ha limitado el trabajo de sus propios activistas y ha excluido de sus espacios a proyectos independientes.
Los proyectos del joven activista rondan sobre la idea de que la orientación sexual y la identidad de género son consustanciales a la dignidad humana y, por consiguiente, la exclusión, la discriminación, los silencios y el abuso laceran los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex, queer y otras personas con sexualidades y géneros no clasificados en el binomio clásico hombre o mujer.
En la Cuba actual el término activismo ha sido erróneamente asociado a actividades disidentes, y por tanto, contrarias al gobierno.
Algunos activistas sociales, viendo fracasado su trabajo desde los canales e instituciones tradicionales, han decidido tomar Internet, en particular las redes sociales, para crear un ambiente virtual que complemente la movilización y la politización de los grupos que reivindican justicia social.
Yadiel Cepero es uno de esos activistas.