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General: Prisiones cubanas, otro escalón hacia el infierno
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: SOY LIBRE  (Mensaje original) Enviado: 12/05/2018 15:11
¿CUBA EL PARAISO?
Cuba es el sexto país con más porcentaje de presos por población en el mundo. “Es como un campo de concentración. Los guardias te amenazan con dejarte morir o te echan a pelear con otros presos y tienes que pagarles”.
 
Prisiones cubanas, otro escalón hacia el infierno
        Ernesto Pérez Chang | Cubanet
Seis de la mañana y alguien golpea un trozo de hierro contra las rejas. El día comienza con el primero de tantos sobresaltos. Muchos no pudieron pegar un ojo en toda la noche ya porque están bajo amenaza de muerte, ya porque no soportan el hambre, el calor o el frío o quizás porque estuvieron animando a Rubén, un joven de 27 años que desde hace una semana lo arrebatan la tos y los vómitos debido a graves afecciones en las vías respiratorias y el tracto intestinal, consecuencia del SIDA.
 
Es un episodio “normal” que, todos lo saben, terminará con la muerte del muchacho pocos días después que lo trasladen a un hospital donde ya poco se podrá hacer. Por eso, aunque han clamado por el auxilio de los guardias, a quienes están obligados a llamar “combatientes”, nadie se ha llegado hasta la barraca, más bien un cuartón estrecho de apenas 25 metros cuadrados y mal ventilado, que sirve de celda a más de medio centenar de reclusos seropositivos que cumplen condenas por delitos de todo tipo.
 
Marcados por el crimen y la enfermedad, por los estigmas sociales y la ausencia de mecanismos oficiales eficientes donde, aún privados de la libertad como castigo, reclamar un trato digno de la condición humana, de estas personas apenas se escucha hablar ni siquiera entre susurros.
 
Es la única prisión de Santiago de Cuba para hombres diagnosticados con VIH-SIDA y según los testimonios de quienes han pasado por allí, es el mismísimo infierno en la tierra.
 
Para Hortelio García, quien ha estado en otros centros de detención similares, la de Santiago es “peor que cualquier otra prisión de Cuba”.
 
“Es como un campo de concentración. Los guardias te tratan como basura y hasta te amenazan con dejarte morir o te echan a pelear con otros presos y tienes que pagarles para que te dejen en paz (…). No hay una posta médica para que los que están muy mal tengan atención, los dejan tirados hasta que se mueren y después le inventan cualquier cosa a la familia. Yo he visto morir gente al lado mío, por falta de atención, gente que ha entrado bien y allí se han empeorado (…) por falta de comida, porque faltan medicinas, hay humedad, no hay higiene si te quejas es peor, se ensañan contigo y eso te afecta pero también a tu familia y eso es peor”, asegura Hortelio.
 
Lejos de Santiago de Cuba, en la isla también existen otras prisiones que parecieran disputarse la condición de “diabólicas”, con lo cual comenzaría a delinearse un patrón que, por reiterativo, pudiera definir un sistema penitenciario cubano reflejo de una sociedad y una economía en crisis.
 
Casi en el mismo centro de Sancti Spíritu está “Batalla de Ideas”, un centro penitenciario de mínima seguridad donde los reclusos cumplen condenas por delitos menores, no obstante, el trato que reciben de los guardias así como las condiciones en que transcurren sus vidas son similares a las que pudiera esperarse hacia peligrosos asesinos confesos.
 
“Fui por una condena de seis meses por un delito económico, un faltante que me encontraron en el almacén de las TRD donde trabajaba, pero me trataban como a un animal”, asegura Alberto Rodríguez, un joven de 24 años: “Nos sacaban a trabajar antes de las 7 de la mañana y nos regresaban al mediodía pero nos dejaban al sol hasta que estaba la comida como a las 2 de la tarde. Todos tirados en el patio donde no había ni una sombrita, y si llovía era mojándonos, empapados y así muchas veces teníamos que dormir, empapados, imagínate cómo estaba el catarro, las diarreas. El desayuno era un pedazo de pan duro y limonada a veces te daban huevo o sardina pero no siempre la comida era tan poca que cuando salíamos y los guardias se descuidaban, le pedíamos a la gente que nos regalaran un pedazo de pan, una guayaba, azúcar, cualquier cosa.  Nos ponían a recoger basura, escombros, a chapear, a cortar árboles y pintar contenes (bordes de aceras) pero eran horas y horas y siempre había problemas con el cobro, no sé qué pasaba pero en seis meses solo cobré 20 pesos (menos de un dólar). Después de almuerzo trabajábamos como hasta las 7 de la tarde y después caíamos rendidos, sin bañarnos porque a veces no había ni agua en el baño y de seis duchas solo funcionaban dos, una letrina, dos lavaderos y todo eso para más de treinta hombres”, dice Alberto.
 
Aunque públicamente no se manejan cifras oficiales actualizadas y verificables de los últimos cinco años, algunos hablan de una sobrepoblación en las prisiones en Cuba que no ha ido acompañada de una mejoría en las condiciones.
 
Un trabajador de la prisión de San José de las Lajas, en la provincia Mayabeque, afirma que han tenido que trasladar reclusos hacia otras prisiones en Matanzas y Villa Clara por no haber espacio para asumir el aumento de población, así como mantener la alimentación y la atención médica especializada que, al ser deficiente, depende casi exclusivamente de la atención de los familiares, resultando una carga económica difícil de soportar para estos.
 
“En San José tenemos a todos los reclusos diagnosticados con VIH y SIDA no solo de La Habana y lo que antiguamente era Habana Campo, también hay casos de otras provincias. Tenemos albergues que estaban previstos para 20 o 30 internos y ahora viven allí más de cien, casi sin espacio para nada, lo cual genera conflictos entre los reclusos y algunos tienen sus características, son violentos y allí no existe distinción, todo el mundo está mezclado.  Hay albergues que no tienen condiciones higiénicas mínimas. Problemas de techos, filtraciones, tupiciones en los baños, falta de agua y la solución ha sido el hacinamiento y el abandono. Los guardias tienen miedo a meterse en las peleas y resultar contagiados, por eso no se meten en nada, se hacen los que no ven o no saben y eso allá dentro es una verdadera olla a presión. Lo más que se hace es trasladar a algunos, reducirle la sentencia a otros para salir del problema, pero a los pocos meses vuelve lo mismo”, dice este empleado bajo condición de anonimato.
 
“No hay espacio y hay que comprarlo”, asegura el recluso Guillermo Triana, quien ha cumplido condena en el Combinado del Este, en La Habana, y en San José de las Lajas, en Mayabeque.
 
“Eso es muy normal. Llegas nuevo y tienes que comprar tu lugar si no tienes que dormir en el piso. Se lo compras al guardia o al jefe de la brigada que es otro preso igual que tú pero que está de acuerdo con los guardias, así que no puedes quejarte. Lo normal, antes, era que pagaras con cigarros pero ya ahora puedes pagar con dinero, con saldo de teléfono. Si quieres llamar por teléfono o tener un celular eso cuesta, solo tienes que pagarle al guardia, incluso puedes llamar desde un teléfono del guardia, le recargas el móvil o le das el dinero. En el Combinado (del Este) hay gente que tiene celular y hablan delante de los guardias y no pasa nada, gente que sale todos los fines de semana como si estuvieran en una beca porque pagan un certificado médico que les permite estar viernes, sábado y domingo en un hospital, así es mejor ver a la familia, son gente que están cumpliendo 10, 15 y hasta 30 años, o que los 14 de febrero o los 31 de diciembre hacen cenas con sus mujeres en el Pabellón, con vino, cerveza y no pasa nada”, asevera Guillermo y su testimonio solo torna aún más tenebrosa una realidad que solo conocen quienes la han experimentado en carne propia y que dista mucho de esa idea de bienestar generada desde el gobierno y que los medios de prensa ayudan a consolidar con el silencio.
 
Si bien es cierto que, en cualquier lugar del planeta, una prisión nunca es sinónimo de confort y que la totalidad de sus poblaciones están conformadas por personas a las que la ley ha juzgado como criminales, también lo es que el castigo impuesto ha de cumplirse dentro de un marco civilizado donde se garanticen los derechos humanos más esenciales, de modo que las condiciones y el funcionamiento de las prisiones dicen mucho sobre la calidad de las sociedades y de los sistemas políticos donde están emplazadas.
 
Cuba es el sexto país del mundo con más presos por habitantes
Cuba ocupa el sexto lugar en el listado de países con mayor porcentaje de presos por cada 100 mil habitantes, según el más reciente informe del World Prison Brief, en el que se incluyen las 222 naciones del orbe.
 
En la Isla hay 510 presos por cada 100 mil habitantes. Este no es un dato absoluto, la cifra se analiza teniendo en cuenta la cantidad de convictos y el número de habitantes total de cada país.
 
De acuerdo al informe publicado por el Instituto de Investigación de Política Criminal (ICPR), a Cuba lo supera en porcentaje Estados Unidos (655), El Salvador (614), Turkmenistán (583), Islas Vírgenes de EE.UU. (542) y Maldivas (514).
 
En los últimos días varios exconvictos cubanos han denunciado el hacinamiento de las prisiones en la Isla, a las que califican como "el mismísimo infierno en la tierra".
 
Según cuentan, la alimentación es pésima, los centros están en terribles condiciones constructivas, los guardias anulan sus derechos y en muchas ocasiones tienen que pagar a los propios presos y a los jefes de la cárcel, para poder tener una cama para dormir.
 
La prensa oficialista de la Isla omite el tema de las prisiones en Cuba. La última vez que la prensa extranjera acreditada en la Isla pudo acceder a los centros penitenciarios fue en 2013. Solo dejaron vistar cuatro de los más de 200 que existen en el país.
 
Aunque el Gobierno intentó mostrar sus avances para la reinsertación de sus prisioneros en la sociedad, durante la visita varios medios reportaron que la gente gritaba: "Aquí se violan todos los derechos de los presos".
 
Varios opositores que han cumplido condenas por disentir con el Gobierno comunista han denunciado también el régimen de tortura que viven en las cárceles cubanas.
 
ACERCA DEL AUTOR
Ernesto Pérez Chang (El Cerro, La Habana, 15 de junio de 1971). Escritor. Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana. Cursó estudios de Lengua y Cultura Gallegas en la Universidad de Santiago de Compostela. Ha publicado las novelas: Tus ojos frente a la nada están (2006) y Alicia bajo su propia sombra (2012). Es autor, además, de los libros de relatos: Últimas fotos de mamá desnuda (2000); Los fantasmas de Sade (2002); Historias de seda (2003); Variaciones para ágrafos (2007), El arte de morir a solas (2011) y Cien cuentos letales (2014). Su obra narrativa ha sido reconocida con los premios: David de Cuento, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en 1999; Premio de Cuento de La Gaceta de Cuba, en dos ocasiones, 1998 y 2008; Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, en su primera convocatoria en 2002; Premio Nacional de la Crítica, en 2007; Premio Alejo Carpentier de Cuento 2011, entre otros.
 
Fuente: Cubanet
  


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: SOY LIBRE Enviado: 12/05/2018 15:13
 
 

 
 
 

 


 
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