FELIPE NAJERA Y JAIME MORALES
Este actor y su esposo fueron la primera pareja gay en adoptar un bebé en México. En su andar, Nájera sacudió los prejuicios del gremio actoral. Hoy, es referente para la comunidad LGBT de México.
Felipe Nájera y el triunfo de los derechos igualitarios
Felipe Nájera no se imaginaba que luchar contra su homofobia internalizada lo convertiría en un referente para la comunidad LGBT y la lucha por los derechos igualitarios. Él y su esposo, Jaime Morales, se convirtieron en la primera pareja gay a la que el Estado dio una niña en adopción. "Nos cambió la vida, el conocimiento de mi propio ser y nunca esperé lo que se vino después".
El viaje de este actor comenzó en el llamado clóset, desde donde enfrentaba la "homofobia internalizada". "Generalmente los seres humanos terminamos reproduciendo lo que la sociedad repudia, tenemos en nuestra cabeza esos ecos, te homofobizas y uno se dice: 'no debería ser así". Aquel pensamiento le exigió catarsis. Le llegó primero en formato de un stand-up, en el que se burlaba de sí mismo y los fantasmas que le perseguían. Estaban el "macho norteño" y un niño cercano a la iglesia que debía mantener su homosexualidad en secrecía. "El stand-up me transformó completamente". A una parte de la sociedad también.
El estreno de aquel monólogo coincidió con un punto de inflexión en la lucha de la inclusión: en 2010 la capital mexicana se convertía en la primera ciudad de Latinoamérica en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Eso catalizó su deseo de legalizar la relación con su pareja. "Quería desahogarme de los fantasmas emocionales y decirle a la gente que pensaba que los matrimonios gay no tienen derechos que sí los tenemos. Quería que agarraramos todos los derechos que habían".
Aquella exigencia se tornó batalla. Enfrentó a la Asociación Nacional de Actores y sus estatutos, que impedían que su esposo tuviera acceso a la seguridad social. "Las mujeres no podían poner a sus esposos como beneficiarios, solo los hombres a sus esposas", explica Felipe. "Era impresionante pensar que un gremio como el de los actores y actrices, que es muy desinhibido y supuestamente pensante y que se supone con el quehacer artístico concientizamos y reflejamos la condición humana ,estuviera tan cerrado".
Un longevo proceso por discriminación laboral inició. Felipe, que hasta entonces había pasado la mayor parte de su carrera tras bambalinas, acaparó los reflectores y la batalla trascendió la escena de la farándula, se libró en tribunales y sumó a organismos como la CONAPRED. Él se volvió blanco de críticas. "'Si van los putos, primero van las mujeres'", recupera de algunas expresiones que lanzaban sus colegas. "Inclusive gente de la misma condición de orientación sexual me decían que para qué eso, cuestionaban que para qué me atrevía. Me decían: 'Es demasiado soberbio ir a exigir un derecho ya que saliste del closet".
La exigencia prosperó hasta el 2015 cuando impulsó a que otras dos colegas impusieran una queja contra la ANDA. "En realidad esa fue la que hizo que se volviera vinculante y obligara a la ANDA a cambiar el reglamento", puntualiza el actor que años más tarde, durante su gestión como Secretario del Trabajo del organismo, fue acusado de discriminar a dos compañeras adultas mayores. Mientras hablamos por primera vez revela que han pasado apenas unos días desde que un juez lo absolvió de la acusación. "Fue terrible que mi causa la hayan puesto en contra mía".
En ese andar hubo momentos en los que soltó la lágrima "sabrosamente" y eventualmente dio un paso aún mayor: convertirse en padre adoptivo de Alejandra, una pequeña próxima a cumplir los siete años y que adoptaron cuando tenía cuatro meses. Esa batalla la libró junto a Jaime. En 2011, cuando, la discusión en la asamblea legislativa sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción era efervescente, decidieron buscarla. Lo intentaron primero en el DIF, donde la pareja se enfrentó "al desentendimiento" que dice "es para cualquiera, no solo a las parejas del mismo sexo". Eventualmente voltearon la mirada a la Estancia Transitoria para Niños y Niñas de la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México. "Cuando llegamos a la PGR el trato era diferente, eran personas que habían sido capacitadas y sensibilizadas". Un año y medio después, Alejandra ya crecía en una familia homoparental y el suceso los elevaba a hitos: la primera pareja gay a la que el Estado le otorgaba la adopción de un bebé "No fue planeado, sucedió y ya".
El triunfo de Felipe no se comparte en el resto del país. Hasta ahora, la Ciudad de México sigue siendo la única entidad donde el matrimonio entre personas del mismo sexo es reconocida. Algunos casos se han ganado en otras entidades a través de juicios pero la iniciativa que homologaría esta medida en toda la República permanece estancada.
Mientras tanto Felipe y Jaime, que forma parte de la plataforma de Claudia Sheinbaum en el área de desarrollo social y los derechos humanos, comparten su historia con otros. Todo mientras educan a la pequeña Alejandra alejada, mensualmente acuden con una terapeuta para padres. "Somos los adultos quienes podemos ayudar que los niños vivan seguros de si mismos, con conceptos no discriminatorios. Así intentamos educarla".
¿Ya se acostumbró a ser activista?
Una vez que uno se contagia del virus de los derechos humanos ya te quedas ahí. Era algo que traía también en el closet. Ahí difícilmente se regresa.
UN POCO MÁS DE LA HISTORIA DE FELIPE NAJERA Y JAIME MORALES
Un actor de telenovelas y un productor de teatro forman quizás la pareja homosexual más pública de México, protagonistas de una lucha conocida por todos por fundar una familia y ejercer sus derechos desde que la capital del país aprobó el matrimonio gay.
Felipe Nájera y Jaime Morales se contentaban con vivir su amor en concubinato hasta que, en diciembre de 2009, Ciudad de México se convirtió en la primera capital latinoamericana en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
“Cuando vimos todo el esfuerzo para reformar la ley decidimos casarnos (en 2010). Era algo que no necesitábamos, éramos una pareja ya consolidada, pero creemos que esta lucha tenía que materializarse con un evento”, cuenta Morales, un arquitecto de 55 años convertido en productor de teatro.
Hace más de 13 años que este hombre discreto es la pareja del actor Felipe Nájera, quien a sus 47 años aparece con frecuencia en la prensa de la farándula.
Sin embargo, en México el derecho al matrimonio homosexual es exclusivo de su superpoblada capital, pues las otras demarcaciones del país no lo reconocen. En Latinoamérica, sólo Argentina y Uruguay decidieron aceptar la unión matrimonial gay, en 2010 y 2013 respectivamente.
La historia con final feliz de Nájera y Morales trascendió al día de su boda, pues luego de superar un tortuoso proceso se convirtieron en la primera pareja gay a la que el Estado mexicano confió un menor en adopción.
Una posibilidad “en el clóset”Derrotados por la burocracia del programa mexicano para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), acudieron en 2012 a la Procuraduría (Fiscalía) de la capital mexicana, una institución que también otorga niños en adopción y que, tras someter a la pareja a un riguroso análisis, determinó que era apta para criar un hijo.
Fundar una familia era una posibilidad que había estado “guardada en el clóset” hasta entonces, dice Morales, que defiende su derecho a ser padre pese a que su pareja es otro hombre: “Todos los niños que están abandonados o en posibilidad de adopción vienen de una relación heterosexual”, recalca.
Debieron considerar los prejuicios de la gente al elegir el sexo del bebé que adoptó
La pareja, que vive entre los biberones y pañales de Alejandra, su hija adoptiva de un año y medio, debió considerar los prejuicios de la gente al elegir el sexo del bebé que adoptó.
“Pensamos que una niña tendría más facilidades que un niño adoptado por dos señores. Si el niño sale gay, (van a decir) que se lo pegamos, o las mentes más terribles podrían pensar que podríamos violarlo”, comenta Morales mientras espera una llamada importante del pediatra.
“El mundo está cambiando pero no tanto”, añade.También en México se están abriendo poco a poco las posibilidades para las parejas del mismo sexo. La Corte Suprema de Justicia resolvió, en un juicio en apelación, que tres parejas gay que solicitaron casarse en Oaxaca (sur) tenían derecho a ello pese a que la legislación local indique lo contrario, lo que sentó un precedente para que homosexuales en todo México accedan al matrimonio por la vía judicial.
Según un abogado especializado en el tema consultado por la AFP, parejas homosexuales de Colima (oeste), Jalisco (oeste), Yucatán (este), Sinaloa (noroeste) y Chihuahua (norte) piensan seguir esa estrategia para casarse.
Discriminación también sindicalAcceder a las mismas garantías sociales de las que gozan los matrimonios heterosexuales es otro combate que protagoniza la famosa pareja mexicana que conforman Nájera y Morales.
“Tenemos la ley, pero a medias. Sabemos que se tiene el derecho en alguna parte del Código Civil del Distrito Federal, pero todas las instancias que rodean a la ciudad no han hecho nada para modificar sus reglamentos y estatutos”, denuncia en tono grave el actor de mirada verde olivo.
Hace tres años, Nájera inició un litigio por discriminación contra su sindicato, la Asociación Nacional de Actores (ANDA), por negarse a otorgar a su esposo, y después a su hija, el seguro médico del que normalmente se benefician las familias de los agremiados.
Las autoridades han determinado que la ANDA fue discriminatoria, por lo que el 27 de abril el gremio aceptó que se homologuen los derechos de sus socios, indistintamente de su tendencia sexual.
Pero todavía queda lograr acceder a beneficios fiscales, a la herencia o a un crédito común, como pueden hacer las parejas heterosexuales.
Cuando se le pregunta a Nájera si le apetece una telenovela que hable sobre la problemática gay en México, suelta una carcajada y dice: Claro que me encantaría, pero no tengo el dinero para producirla. ¡Desde que somos padres tenemos menos poder adquisitivo!”.
ISAAC GARRIDO
Una familia feliz, Jaime Morales, su hija Alejandra y Felipe Nájera
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