ROCÍO JURADO POR SIEMPRE
“El Orgullo es como la Navidad gay”
PABLO LEÓN - EL PAÍSTilda Swinton, Hedwig, Frida, Raphael, Madonna, Rocio Jurado y Marilyn Manson. Es difícil establecer una conexión evidente entre todos estos personajes, pero la artista Roberta Marrero lo ha conseguido. “Son iconos, más o menos evidentes, de la cultura queer”, dice, “estaban todos ahí agazapados en mi cabeza”. Marrero los ha reunido en su nuevo libro We can be heroes. Una celebración de la cultura LGTB (Lunwerg Editores). “No he metido la i, de intersexual, porque ninguno de los personajes lo era”, avisa. “Pero he añadido el + que nos incluye a todas. El + nos ha dado mucho: nos ha dado tranquilidad inclusiva sin tener que estar siempre nerviosas por si nos hemos olvidado de alguna letra”.
We can be heroes (con un título que homenajea a David Bowie y que presento el miércoles 20 de junio en la FNAC de Callao, en Madrid) es el tercer libro de Marrero (Las Palmas de Gran Canaria, 1972). El primero fue Dictadores (Hidroavión), al que siguió El bebé verde (Lunwerg). En este último relató, en forma de novela gráfica y autobiográfica, su niñez y juventud. No fue fácil. De hecho fue una época jodida: “Sufrir bullying en el colegio es una mierda. Si no mueres a causa de una paliza, creces odiando. Tu autoestima acaba hecha pedazos y es necesario mucho trabajo para reconstruirla”. Con este brillante trabajo, Marrero consigue que los lectores empaticen con la compleja realidad de una joven trans. “Abrió una brecha en nuestro país porque hablaba de una realidad que no está muy explorada: personas trans contando nuestra propia historia sin victimismo, pero sin endulzar”.
En su nuevo trabajo, Marrero también ha encontrado inspiración en sus propias vivencias. Los personajes elegidos por ella, “de manera personal”, se alternan con sus propios recuerdos. Marrero también realiza una mezcla discursos (ilustraciones, cómic, textos) en una especie de collage intelectual. “Trabajo de una manera muy orgánica. Escribo y dibujo desde la emoción”, dice la artista, que puede escribir sobre Ru Paul, sobre Lorca y juntarlos en el mismo volumen: “Y funciona porque tiene un hilo conductor”. Marrero no escribe para dar lecciones ni porque considere que su discurso tenga que ser escuchado: “No escribo o dibujo porque me parezca necesario. Me apetecía reivindicar estas figuras y el libro me parece útil porque hay mucha gente de nuestro colectivo que no conoce los hitos de nuestra historia. No saben qué fueron [los disturbios de] Stonewall (en Nueva York); no conocen a Eloy de la Iglesia; a Las Vulpes o el movimiento queer madrileño de los noventa [con colectivos como Radikal Gay y LSD]”.
“Lo marica tiene un origen callejero, viene del lumpen”, reivindica Marrero. Opina que nació en los barrios, en la calle. También que el movimiento (sobre todo lo gay) ha vivido cierto aburguesamiento: “El Orgullo está muy bien, pero ahora mismo me interesa más el Orgullo Crítico. Vivimos en una sociedad muy capitalista y como esta cita genera mucho dinero, mucha gente se quiere subir al carro. El Orgullo es como la Navidad gay: durante un par de semanas todos somos muy inclusivos y defendemos derechos, pero luego a algunos se les olvida”. Pone como ejemplo el anuncio que “unos grandes almacenes” hicieron. Estaba protagonizado por dos papás y sus hijos. “Lo acabaron retirando por presiones de la iglesia y de sectores ultraconservadores. Pero luego esa marca quiere desfilar en el Orgullo y celebrarlo. Hay que tener cuidado con esto. No está bien que personas que no nos apoyan el resto del año, de repente lo hagan solo porque es el Orgullo. Los derechos se pelean todo el año”.
De entre todos los iconos que desfilan por su libro, cree que Rocio Jurado es el más inesperado para muchos lectores. “La gente se sorprende bastante”, añade. No saben que en 2003, durante una entrevista, Rocío Jurado fue cuestionada sobre la legión de seguidores gay que tenía. “Estoy orgullosísima de que eso ocurra. Son personas de muchísima sensibilidad, con muchos valores. Para mí es muy importante”, respondió. “Yo soy pro gay”, añadió la folclórica. Hay camisetas con esa frase. “La reivindico como representante del camp hispano, como Raphael y Mari Trini. Además, la Jurado siempre dejó claro su apoyo al colectivo, incluso en épocas en las que no era tan fácil posicionarse”, opina la autora que ha contado con el apoyo del filósofo Paul B. Preciado, autor del prólogo de We can be heroes.
Marrero defiende lo reivindicativo, pero también el desmelene y ese punto hedonista que rodea al colectivo. “Hay mucha gente a la que le parece muy bien la reivindicación, pero después añaden una coletilla como: ‘¿Y es necesario hacerlo en tanga?’. Y yo pregunto: ¿Es necesario que los heteros se pinten la cara con banderitas y vayan a celebrar a Cibeles o a las calles? Cuando lo hacen ellos, es normal. Si lo hacemos nosotras, un exceso. Se nos pone en tela de juicio cuando nos soltamos la melena y eso es LGTBfobia”. Marrero considera que la visibilidad escuece en algunos sectores de la sociedad. “Cuanto más visibles somos, más violencia generamos. Hay mucha gente que se piensa que ya vivimos en un oasis y eso no es verdad. Hay que seguir luchando”, avisa. “El aburguesamiento del colectivo no solo me parece que no es deseable sino que considero que es peligroso: te hace olvidar que eres una minoría”.
PABLO LEÓN