Racista, xenófobo, misógino, homófobo
sin embargo 60 millones de norteamericanos lo hicieron presidente
A estas alturas ya deberíamos saber que Trump nunca, NUNCA, tiene la culpa de nada. Y su rueda de prensa postelectoral ha sido un fascinante ejercicio de repartirla entre los demás. El optimismo de Trump no sólo se refleja en su análisis del resultado electoral, también en su visión del futuro. Un futuro que políticamente, dice, será para él más fácil ahora que su partido ya no controla la Cámara de Representantes.
Trump y su victoria "histórica" pero inexistente
Ordenan recuento de más de 8 millones de votos en Florida para definir reñidas contiendas
Carlos Hernández-Echevarría
Las elecciones intermedias confirmaron que el ambiente polarizante del Estados Unidos de Donald Trump sigue dividiendo a los ciudadanos: quienes respaldan su mandato y quienes quieren un cambio.
La verdad, y hay que reconocerla, es que Trump es un tipo muy creativo. Hay cosas que a él se le ocurren que a un político normal ni se le pasan por la cabeza. Un ejemplo: la noche del martes 6 de noviembre perdió veintitantos escaños y el control de la Cámara de Representantes. ¿Su explicación? Pues a grandes rasgos, Trump dice que todo ha sido una mera cuestión logística. Que donde él ha ido personalmente a hacer campaña, ahí casi siempre han ganado. El problema, ves, es que no puede estar en todos los sitios.
A estas alturas ya deberíamos saber que Trump nunca, NUNCA, tiene la culpa de nada. Y su rueda de prensa postelectoral ha sido un fascinante ejercicio de repartirla entre los demás. Empezando, por cierto, por los candidatos de su partido que cometieron el imperdonable error de no querer que hiciera campaña por ellos. Entre risas, con algo de sadismo, Trump ha ido leyendo uno por uno los nombres de los republicanos moderados que no se hicieron la foto con él y que han perdido. Según el presidente su problema es que no eran suficientemente trumpistas.
Al principio de la comparecencia han cobrado los republicanos moderados, pero según avanzaba la cosa ha habido tortas para mucha más gente. Las más sonoras, como casi siempre, para los periodistas. Ha tenido tal bronca con Jim Acosta, de CNN, que me ha parecido milagroso que no interviniera el Servicio Secreto para garantizar su seguridad. Al reportero no le escuchábamos, pero el presidente tiraba como una ametralladora: “CNN debería estar avergonzada de darte trabajo / Eres un maleducado / Cuando publicas mentiras, cosa que CNN hace cada día, eres un enemigo del Pueblo". Ratatatata.
Con los sopapos que ha repartido entre la prensa, normal que nadie le haya recordado que pese a su versión de que este martes “desafiaron a la historia” y de que “tienen un tremendo apoyo, tal vez el mayor de la historia”, la realidad es que, si contamos los votos, los demócratas quedaron nueve puntos por encima de los republicanos. Le habría dado igual, casi seguro, habida cuenta de que dos años después sigue hablando de su “tremendo margen de victoria” frente a Hillary aunque ella obtuvo tres millones de votos más. Todos ellos, por cierto, de inmigrantes ilegales. Eso decía el presidente.
El optimismo de Trump no sólo se refleja en su análisis del resultado electoral, también en su visión del futuro. Un futuro que políticamente, dice, será para él más fácil ahora que su partido ya no controla la Cámara de Representantes. Hasta ahora le ha costado convencer a los suyos, pero ahora que los demócratas tienen la mayoría “vendrán con ideas que yo pueda apoyar y negociaremos”. Su elogio del consenso suena bien, pero sólo hasta que le comentan que, ahora que mandan, los demócratas podrían obligarle a hacer públicas sus declaraciones de impuestos. Si eso pasa, dice Trump, él responderá con una actitud “bélica”.
El presidente nos ha vuelto a explicar, con el tono cansado de un profesor de guardería que ha repetido lo mismo demasiadas veces, que si no hace públicas sus declaraciones de impuestos como todos los presidentes es porque están siendo auditadas por Hacienda. Se lo han recomendado así sus abogados. El problema, dice, es que con tantos negocios como tiene siempre van a estar siendo auditadas. “Negocios tan grandes”, añade, “que no los puedes ni llegar a comprender”.
En las elecciones pasadas Trump salvó los muebles a duras penas, pero nos lo ha vendido como una victoria “histórica”. Estoy deseando ver si pierde la presidencia en las elecciones de dentro de dos años, a ver que nos cuenta en la rueda de prensa del día siguiente. Seguro que será tan entretenida y delirante como esta, pero no más. Superarlo sería, verdaderamente, histórico.
Trump no fue tan decisivo en las elecciones como cree, solo el 28% de los candidatos a los que apoyó han ganado
"A aquellos que han trabajado conmigo en estas increíbles elecciones de mitad de mandato, abrazando determinadas políticas y principios, les ha ido muy bien. Aquellos que no, ¡adiós!". Ese fue el primer tuit de Donald Trump tras levantarse el miércoles. Se fue a la cama sabiendo que iba a perder la Cámara de Representantes, pero tras unas pocas horas de sueño ya tenía todo su discurso pensado.
Horas después de aquel tuit, el presidente dio una rueda de prensa en la que aprovechó para mofarse de candidatos republicanos moderados que no se habían hecho la foto con él y que habían perdido. Lo cierto es que el Partido Republicano que sale de estas elecciones se parece más a Trump –es más nacionalista y radical–, pero su discurso no es verdadero. Trump no fue tan decisivo como cree.
El prestigioso think tank estadounidense Brookings ha analizado aquellos distritos donde hizo campaña Trump, así como los resultados de los candidatos a los que apoyó públicamente. El resultado contradice el discurso del presidente como sinónimo de éxito. En primer lugar, Trump apoyó a candidatos en distritos principalmente republicanos –con una media de 7,6 puntos a favor del Partido Republicano, según el Partisan Voter Index (PVI), que compara la tendencia política de cada distrito respecto a la media nacional–. Trump apoyó a 75 candidatos y solo ganaron 21, con una 'efectividad' del 28%, el índice de éxito más bajo comparado con otras grandes figuras nacionales como Mike Pence, Bernie Sanders, Barack Obama y Joe Biden.
El vicepresidente Mike Pence, por ejemplo, apoyó a candidatos en distritos mucho menos republicanos –con tan solo 1,7 puntos a favor de los conservadores en el PVI– y tuvo un índice de éxito de casi el 50%. De los 61 candidatos a los que apoyó, 27 ganaron.
Por su parte, Barack Obama y Joe Biden tuvieron un índice de éxito superior al 50%. El expresidente apoyó a 74 candidatos, de los cuales ganaron 39. Por su parte, Biden apoyó a 57 y 35 se hicieron con la mayoría. Por último, Bernie Sanders parece ser el político más influyente: de los 24 candidatos a los que apoyó, 16 consiguieron la victoria.
Hay un paso más allá del apoyo, y es hacer campaña por ellos. De nuevo, las cifras contradicen al presidente. Según el think tank estadounidense, para quien hacer campaña implica tener apariciones públicas con el candidato presente, el 58% de los candidatos para los que Trump hizo campaña han conseguido entrar en el Congreso. Pero, una vez más, el presidente solo hizo campaña en distritos fuertemente republicanos (+7,8 puntos). Obama, sin embargo, hizo campaña en distritos disputados y Biden lo hizo en distritos de tendencia republicana (+3,33 a favor del Partido Republicano) y obtuvieron un éxito del 54% y 61% respectivamente.
En cualquier caso, Trump parece contento de haberse deshecho de políticos republicanos moderados que no están próximos a su discurso nacionalista y de seguir dando forma a su imagen y semejanza al Grand Old Party.
Trump habla de robo electoral, Gillum retracta su concesión de victoria, y DeSantis y Scott callan
Catalina Ruiz Parra-La decisión de las autoridades electorales de Florida de ordenar un recuento de votos para las reñidas contiendas a gobernador y al Senado federal desató una tormenta política en la que intervino hasta el presidente Donald Trump.
Minutos después de que el secretario de estado Ken Detzner dio el sábado la orden de proceder con el recuento, Trump dijo en su cuenta de Twitter que “están tratando de robar dos grandes elecciones en Florida”, sin mencionar nombres en específico.
Estamos vigilando de cerca”, advirtió el presidente Trump.
Trump hace referencia al recuento que se hará en dos elecciones claves: gobernación por Florida, que el martes daba como ganador al republicano Ron DeSantis frente al demócrata Andrew Gillum, y al senado federal, en la que Rick Scott declaró su victoria frente al senador Bill Nelson en la madrugada del miércoles, a pesar de que los resultados oficiales no lo declaraban como tal.
Los resultados extraoficiales mostraron el sábado que para la gobernación, DeSantis aventajaba a Gillum con menos de 0.41 puntos porcentuales, y para el Senado Scott superaba a Nelson por solo 0.15 puntos porcentuales. Ambas diferencias de votos eran menores a la mínimas requeridas para desatar automáticamente un nuevo conteo.
Gillum, alcalde de Tallahassee, reaccionó el sábado casi de inmediato y retractó su concesión de victoria a Scott.
“Estoy reemplazando mi concesión anterior con un llamado sin remordimientos y absoluto para que cada voto sea contado”, dijo el demócrata. “Todavía hay votos pendientes. Incluso cierta incertidumbre sobre el número total de votos”, agregó.
Gillum citó una rueda de prensa en Tallahassee en la que condenó los comentarios de Trump, el gobernador saliente Rick Scott y el senador Marco Rubio, quienes han abogado públicamente por la culminación del proceso de conteo.
“En Estados Unidos contamos todos los votos, independientemente de cuál sea el resultado”, aseguró.
Por su parte, el senador Bill Nelson, quien busca su tercera reelección en el escaño en el Senado federal que ocupa desde el 2000, se mostró confiado en que el recuento le dará la victoria.
“Tenemos todas las expectativas de que el recuento sea completo y justo y continuaremos tomando medidas para garantizar que cada voto se cuente sin interferencias ni esfuerzos para socavar el proceso democrático. Creemos que cuando se cuentan todas las boletas legales, ganaremos esta elección”, dijo en un comunicado.
Mientras tanto, los republicanos DeSantis, quien contó en la campaña con el total respaldo de Trump, y Scott no se han pronunciado después que las autoridades electorales ordenaron el recuento de los votos para ambas contiendas.
Carlos Hernández Echevarría, Javier Biosca Azcoiti y Catalina Ruiz Parra-2018
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