El gobernante Miguel Díaz-Canel dijo que Cuba debe evitar el aislamiento internacional y acercar a la cada vez mayor emigración cubana con una política migratoria que sume a pesar de las diferencias, publicó este martes el diario oficial Granma.
En medio de una "nueva estrategia capitalista colonial y neoliberal" liderada por Estados Unidos, dijo, Cuba debe "evitar el aislamiento, sin ceder en principios ni posiciones", pidió en una reunión con diplomáticos cubanos que evaluó el trabajo del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Isla.
"No podemos desconocer a los muchos cubanos que viven en el exterior orgullosos y nostálgicos de su patria", subrayó Díaz-Canel, quien llamó a escribir una política migratoria inclusiva, porque "no tenemos que coincidir en todo, pero podemos sumarnos", indicó.
En esa frase, el gobernante volvió a ser excluyente, como es su costumbre. En diciembre pasado, levantó una oleda de críticas al publicar un tuit donde se refirió a algunos cubanos como "mal nacidos por error en Cuba" y a los que se refirió como "peores que el enemigo que la ataca".
Durante su mandato, las autoridades invitaron a los emigrados cubanos a opinar acerca del proyecto de Constitución que fuera aprobado en referendo, según el Gobierno, el pasado 24 de febrero. No obstante, pese a las exigencias de buena parte de esa comunidad de que les permitieron participar en la votación, ese derecho no les fue concedido.
Asimismo, el nuevo texto constitucional no incluyó la revisión del Artículo 32, según el cual "no se admitirá la doble ciudadanía. En consecuencia, cuando se adquiera una ciudadanía extranjera, se perderá la cubana".
Además, la obligación para los nacidos en Cuba de obtener el pasaporte cubano para entrar en la Isla entraña un precio más allá de lo político. Las cifras varían según el país, pero en Estados Unidos, por ejemplo, el costo del pasaporte cubano ronda los 450 dólares, con gastos de envío incluidos, y la obligación de prorrogarlo cada dos años implica un gasto adicional de 160 dólares.
Entre las quejas más frecuentes de la migración cubana está la lentitud y lo complicado de los trámites, la burocracia y el alto costo del pasaporte.
El documento, uno de los más caros del mundo, llega a costar el equivalente a 100 dólares a los residentes en la Isla, donde el salario promedio mensual no alcanza los 30 dólares, una cifra que se cuadruplica si la solicitud se realiza desde el extranjero.
Sin embargo, La Habana ha criticado la decisión de Washington de reducir el tiempo de validez de la visa B2 de cinco años a tres meses para los ciudadanos cubanos, con una sola entrada.
La Cancillería cubana dijo que, con esta decisión, la Administración Trump incrementa las dificultades para las visitas familiares y con otros propósitos. Además, la presentó como "un obstáculo adicional al ejercicio del derecho de los cubanos de visitar a sus familiares en ese país".
Sin embargo, de la parte cubana siguen vigentes restricciones como las del personal médico, científico, educativo, directivo y atletas, que todavía necesitan un permiso especial de salida, algo que el Gobierno justifica para evitar lo que denomina el "robo de cerebros".
Además, miles de médicos que abandonaron las misiones oficiales en diversos países sufren la prohibición de entrada a Cuba durante un mínimo de ocho años.
Más de 2,4 millones de cubanos residen fuera de la Isla, la gran mayoría (84%) en Estados Unidos y Canadá, y el resto en Europa (10%) y Latinoamérica (5%), entre otras regiones, de acuerdo a las últimas cifras oficiales disponibles, publicadas en octubre de 2017.