La "pacotilla", el término burlesco con que los cubanos suelen denominar a los productos que los viajeros llevaban a la Isla desde el extranjero (mayormente ropa, zapatos, productos de belleza, entre otros deficitarios o muy caros en Cuba) llegaba sobre todo de EEUU en los equipajes de los familiares allí residentes.
Pero a partir de 2013, la aplicacion de la llamada Actualización Migratoria que decretó Raúl Castro —tras la cual la mayoría de los cubanos no tienen que pedir pemiso al Gobierno para salir del país— se convirtió en un incentivo para miles de personas que se convirtieron en "mulas", el apelativo con que se conoce a quienes se dedican a adquirir toda clase de productos en el extranjero para venderlos en la Isla.
Los destinos de las "mulas" han sido diversos. Desde Rusia "cargan" piezas para automóviles y dispositivos móviles; de Guyana, República Dominicana, Surinam y Haití, calzados y ropa, y de Panamá, equipos electrodomésticos, motos eléctricas y computadoras.
La variabilidad de los destinos ha dependido a lo largo de estos años de factores diversos, aunque en general los compradores prefieren países cercanos o, como en el caso de Rusia e incluso Sudáfrica, donde no se les exija visa a los cubanos. En un momento, al inicio de este trasiego, los cubanos con pasaporte extranjero, sobre todo con ciudadanía española, tuvieron ventaja como "mulas", debido a que podían viajar con mayor libertad.
Ese factor ha sido decisivo para que destinos como Panamá o México sean hoy preferibles a EEUU. Cuando en marzo de 2019 Washington eliminó la entrega del visado de cinco años que ofrecía a los cubanos, muchos que antes hacían compras en ese país se decidieron por las facilidades implementadas por Panamá y Nicaragua.
Y cuando, en julio de 2019, Panamá suspendiera temporalmente la tarjeta de turismo que concedía a los cubanos, una parte importante de las "mulas" de la Isla puso rumbo a Nicaragua, cuyo Gobierno flexibilizó la entrega de visados en enero de 2019.
Desde entonces y hasta mayo pasado, a Nicaragua viajaron 5.000 cubanos, casi diez veces los 566 que lo hicieron en todo 2018, y alcanzan hasta el momento un promedio de 2.000 mensuales, según cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Turismo (INTUR), recogidas en un reportaje del diario local El Confidencial.
Había sucedido algo parecido a fines de 2015, cuando Ecuador comenzó a exigir visado a los cubanos, quienes tuvieron por un tiempo acceso libre a ese país, y el flujo en esa dirección terminó. La causa en casi todos los casos ha sido el enorme flujo de "turistas" cubanos cuyo propósito verdadero era abandonar la Isla y viajar rumbo norte para intentar conseguir acceder a EEUU.
Actualmente, miles de cubanos viajan al año a México, sobre todo vía Cancún y Ciudad de México, para hacer compras, aunque se desconoce cuántos deciden no regresar a la Isla.
Nunca ha habido cifras disponibles sobre el tamaño del comercio informal de bienes, pero sí evidencias de su creciente organización. En algunos sitios de La Habana es posible incluso hacer compras por catálogo con listas enviadas por correo electrónico, reportó Reuters, mientras que sitios de clasificados como Revolico o 1CUC ofrecen toda clase de servicios de compra.
Cifras del propio Gobierno cubano señalaron que los viajes de cubanos al extranjero crecieron más de un 20% en los primeros ocho meses de 2019, periodo en que 519.000 isleños realizaron 889.000 viajes a otros países.
Desde el 14 de enero de 2013, fecha en que se hizo efectiva la Reforma Migratoria, hasta el 30 de agosto de 2019 se contabilizaron 4.600.000 viajes realizados por 1.100.000 personas, informó a la agencia oficial Prensa Latina Ernesto Soberón, director general de Asuntos Consulares y Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE) de la Cancillería de la Isla.
Y solo en 2017, los cubanos gastaron más de 2.000 millones de dólares en artículos que llevaron a la Isla, según las estimaciones de un estudio realizado por The Havana Consulting Group, con sede en Miami.
Cuando en octubre pasado el Gobierno anunció la apertura de las tiendas para comercializar electrodomésticos y piezas de automóviles en moneda libremente convertible, estuvo claro que se trataba de un movimiento para conseguir captar la liquidez que las "mulas" por años han estado gastando fuera de Cuba.
Según las declaraciones del Gobierno, el objetivo de tales tiendas era lograr una ordenación de las "importaciones de mercancías con fines no comerciales para garantizar que las personas puedan comprar en el país equipos de calidad con precios competitivos" con el objetivo de "impulsar la economía".
Otra decisión anunciada fue la autorización para que las personas naturales puedan importar productos con carácter comercial, pero esto solo a través de las empresas estatales autorizadas para ello.
El economista Elías Amor catalogó esas medidas como un ataque a "todo vestigio de libertad económica, creación y acumulación de riqueza, por primitivo y rudimentario que sea." El Gobierno "no quiere agentes económicos fuertes en la sociedad civil, amparados en el funcionamiento del mercado libre, los derechos de propiedad privada y la libertad de elección", señaló, en referencia al empoderamiento de la economía privada de la Isla que había implicado el ir y venir de las "mulas".
Pero a pesar de ello, las "mulas" cuentan con un incentivo mayor: el desabastecimiento de prácticamente todo que hay en Cuba. La economía en crisis permanente impide un funcionamiento normal de la lógica del mercado, y esa disfunción la viene a resolver, como siempre ha sido, el mercado informal. Y luego están los precios que cobra el Gobierno por los productos que vende en las tiendas, con un impuesto de más del 200%.
Las "mulas" saben que llegaron para quedarse.