En 2008 Pete Buttigieg llamaba puerta a puerta en Iowa como voluntario del equipo de campaña de Barack Obama, que competía en las primarias demócratas contra Hillary Clinton y John Edwards. Justo 12 años después, Buttigieg se ha proclamado vencedor en este mismo proceso electoral –junto a Bernie Sanders– que esta semana ha dado el pistoletazo de salida a la carrera por la presidencia.
A sus 38 años –tan solo tres por encima del mínimo legal para ser presidente de EEUU–, tiene una corta carrera profesional, pero tras el empujón recibido en las primarias demócratas está decidido a convertirse en el primer presidente abiertamente gay y el más joven de la historia de EEUU. Buttigieg ha sido alcalde de South Bend, Indiana, durante dos mandatos (2012-2019). Fue elegido con 29 años y se convirtió en el alcalde más joven de una ciudad con más de 100.000 habitantes.
Moderado en lo ideológico, se ha convertido en el primer alcalde del estado conservador de Indiana en visibilizar su homosexualidad. Buttigieg acusa a sus dos rivales más progresistas, Bernie Sanders y Elizabeth Warren, de dividir la sociedad y dos de sus principales argumentos en esta campaña son el relevo generacional y acabar con la división en la sociedad. Su objetivo es ganar la presidencia con los votos de la izquierda y del centroderecha, incluso busca ganarse el apoyo de "futuros exrepublicanos".
Su corta carrera política impide a sus rivales demócratas tirar de historial en búsqueda de reproches, pero Buttigieg no está exento de críticas. La principal: su relación con la comunidad afroamericana, que compone aproximadamente un tercio de la población de South Bend. Muchos afroamericanos de la ciudad denuncian que no se han beneficiado del crecimiento económico que ha experimentado la urbe y critican la escasa representación negra en el cuerpo de policía. El grupo Black Lives Matter pidió su dimisión en agosto de 2019 por no despedir al jefe de policía tras el asesinato de Eric Logan.
El candidato también ha recibido críticas por ser uno de los favoritos de Wall Street y recibir dinero de grandes empresas e incluso por su trabajo como asesor en la consultora McKinsey.
En 2015, hablando sobre reconciliación racial, el alcalde pronunció la frase "all lives matter" (todas las vidas importan). En 2019, Buttigieg afirmó que en aquel momento no sabía que la frase se estaba convirtiendo en "una especie de eslogan contrario a Black Lives Matter".
Buttigieg es hijo único de un matrimonio de académicos. Su padre, inmigrante de Malta, era traductor del marxista italiano Antonio Gramsci. Su madre, procedente de Indiana, es lingüista. Al alcalde tampoco se le dan mal los idiomas. Según su campaña habla ocho idiomas: inglés, noruego, francés, español, italiano, maltés, árabe y persa dari. Al inicio de su campaña, Buttigieg habló noruego con un grupo de periodistas y afirmó que lo había aprendido de forma autodidacta para estudiar el trabajo del novelista Erlend Loe.
El candidato demócrata estudió en Harvard y en Oxford. Allí decidió que quería dedicarse a la política, pero sabía que tendría muchos obstáculos que salvar. "Aunque fue mucho antes de que aceptara el hecho de que era gay, sabía que no tenía conexiones políticas en casa, tengo un apellido impronunciable y soy un demócrata viviendo en Indiana", afirmó recientemente en una entrevista con The New York Times. "Viniendo de Indiana, tenía dos opciones, podía ser un cargo electo o ser una persona gay, pero no las dos".
"La política estaba siempre presente en mi casa porque mis padres eran muy apasionados. Recuerdo la convención demócrata del 88, yo tenía 6 años y mis padres me explicaban lo que era una convención mientras Jessie Jackson [activista] pronunciaba su discurso", explicaba en la entrevista.
La batalla interna para salir del armario
Con 12 años se enamoró de un chico, pero no estaba preparado para salir del armario. "Me faltaban años para coger una palabra como gay y aplicarla sobre mí mismo. Cuando llegué a la universidad es cuando empezó la batalla interna porque ya no puedes escapar", recordaba. "Al principio lo apartaba y tenía citas con mujeres. Tenía más o menos claro que en el futuro podría ser un cargo electo, pero entonces todavía me aferraba a algún tipo de esperanza, por más que se desvaneciese, de que tal vez era heterosexual o bisexual".
Buttigieg sirvió como reservista del Ejército de 2009 a 2017. En 2012 fue elegido alcalde con tan solo 29 años y en 2014 estuvo siete meses desplegado en Afganistán. A su regreso, todavía no había salido del armario, pero las cosas cambiarían rápido. en marzo de 2015, el entonces gobernador de Indiana, Mike Pence, actual vicepresidente de Trump, aprobó una ley de libertad religiosa que podría servir como base para la discriminación de la comunidad LGTBI.
"De pronto, mi estado aparece en la televisión como el estado más antigay del país", recordaba el alcalde, que luchó contra la legislación. "Realmente era una situación extraña tener todos estos argumentos hipotéticos sobre la discriminación contra los gays cuando realmente se refieren a mí. Mientras tanto, este es el periodo en el que nos dimos cuenta que pronto el Tribunal Supremo iba a tomar una decisión sobre el matrimonio. Todo esto pasó a principio de 2015 y yo estaba luchando por cómo hacerlo", añadió. Así, en medio de la campaña por la reelección, Buttigieg decidió publicar un artículo en la prensa saliendo del armario.
Un gran paso que permitió al alcalde buscar pareja, una misión que no fue nada fácil. "Eres el alcalde, así que pedir tomar un café con alguien de la ciudad es difícil. Puede ser malinterpretado y puedes cruzar la raya sin querer. Lo que quiero decir es que la mayoría de la gente con la que interactuaba era gente que necesitaba algo de mí o yo de ellos, por lo que no es un escenario muy favorable", afirmó Buttigieg. "Así que hice lo que hacen los millennials. Internet, donde hay muchas aplicaciones". Así conoció a Chasten, con quien se casó en 2018.
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