Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: Josephine Baker en Cuba. Glamour, discriminación e intrigas
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: BuscandoLibertad  (Mensaje original) Enviado: 05/04/2020 14:20
 
Josephine Baker en Cuba. Glamour, discriminación e intrigas
            Rosa Marquetti Torres
   Josephine Baker ya era la reina negra de Francia cuando el pregón El Manisero comenzó a arrebatar en París, irradiando su encanto hacia otros puntos de Europa, y cuando un muchacho cubano de veintiséis años, dizque periodista obsesionado por el triunfo, escribía crónicas sobre la vida cultural parisina y las enviaba a las habaneras revistas Social y Carteles.  Ese periodista -que no era otro que Alejo Carpentier– se sirvió del papel y la tinta para dejar refrendado el primer encuentro de la Baker con Moisés Simons, el autor del famoso pregón, y el propio Carpentier, que devino una soireé inolvidable entre las muchas que acogiera la lujosa residencia de Madame Platanitos en la avenida George Clemenceau, a escasa media hora de París.  Era el año 1931.
 
“Es tiempo de apurar una taza de café y encender un tabaco de Cuba, y Simons es obligado a atacar, en el piano Luis XV, las primeras notas de una rumba… San Bongó y Santa Maraca asoman el rostro.  Los ritmos criollos, netos, elocuentes, incisivos, se apoderan del ambiente.
 
-Cei sii jiolii! Cei sii jioliii!, exclama sin cesar Josephine… ¡Quien no bailaría con una música así! ¡ Eso sí que puede llamarse ritmo!
 
Y para apoyar la palabra con el gesto, mientras la mano izquierda de Simons produce implacables bajos de tambor ñáñigo, la actriz comienza a improvisar una danza capaz de aterrorizar a las pastoras y comediantes de Watteau… danza del instinto; se anima, se intensifica, se hace paroxismo” –describiría así Alejo Carpentier el encuentro de Josephine Baker con “El Manisero” tocado al piano por el mismísimo Moisés Simons, donde quizás, estén los orígenes de su predilección por Cuba, su cultura y su música.
 
Cuatro años después, se produce el encuentro de la Baker con el compositor, productor y director orquestal Eliseo Grenet, que vendría a reforzar la anterior experiencia con Simons y Carpentier y dando inicio a una amistad que solo terminaría con la muerte del compositor. Grenet viaja a París después de haber presentado en Barcelona su opereta La virgen morena, que presentaría también en la capital gala.  Josephine Baker fue testigo presencial de la puesta en escena de esta obra de Grenet en París y alguna vez soñó, infructuosamente, representarla cantando en francés.
 
“Juntos trabajamos meses enteros en la traducción al francés de su “Virgen Morena” que yo quería presentar bajo su propia dirección” – diría la propia Josephine a la revista cubana Bohemia.  El filme Princess Tam Tam (1935) los unirá en el cine, donde la Baker interpreta, respaldada por Armando Oréfiche y los Lecuona Cuban Boys, el tema de Grenet  Ahé la conga,  que refleja el boom internacional de la moda de este ritmo cubano, y del que París fue un fuerte bastión.
 
Armando Oréfiche sería otro de los músicos cubanos amigos de la Baker en el París de los años treinta:  con los Lecuona Cuban Boys de Oréfiche,  Josephine cantaría y grabaría el afro Mayarí (Columbia DR-2011) con música del propio Oréfiche y letra de André de Badet.  La cantante registra otro tema de Oréfiche y del que ella hizo un rotundo éxito:  La Conga Blicotí (Columbia L.DF 2001)
 
Ese año 1935, la llamada Venus de Ébano hizo planes de visitar Cuba desde Nueva York, a donde había viajado con el Conde Abattino, su esposo y manager, y con su secretario personal, J. Manuel Richards.  De hecho, la revista Bohemia en su edición del 3 de noviembre publica la entrevista “Josephine Baker va a La Habana”, realizada en París por Paul Benuit .
 
Entre los objetivos de esta tourneé por América, la Baker le menciona al periodista:  “Dos de ellos son de carácter sentimental, ver a mis padres y visitar al maestro Grenet en Cuba.  Es una promesa que le hice cuando se despidió de nosotros para ir a su tierra.  El otro es cumplir algunos contratos que tenemos firmados. Entre ellos hay uno con el señor Jesús Artigas, de La Habana, a quien tuve el gusto de conocer en París.”  Pero la afronorteamericana tenía una meta suprema:  aprender a bailar la auténtica rumba: “Quiero encontrar eso que no acabo de descubrir en las rumbas que se bailan en Europa -diría al periodista.- Yo creo que la rumba tiene algo más que esa ondulación de los cuerpos, y algo más también que los pasos de ballet y figuras independientes de la música, que yo he advertido en los pocos bailarines que he visto en París.
 
Llega incluso a enviar con el maestro Grenet una foto con dedicatoria exclusiva a los lectores de la revista Bohemia, y anticipar que sus actuaciones en La Habana serían a finales de febrero o inicios de marzo.  Su ansiedad por llegar a tierras cubanas se hizo evidente en esa entrevista:  “Pienso en Cuba, en “La virgen morena” de Grenet, en la rumba saboreada en su propio ambiente, bajo el cálido sol de aquella tierra, que ya tengo verdaderos deseos de conocer.”  Pero todo se frustaría y su visita a La Habana debería esperar aún tres lustros.
 
Antes de viajar a Nueva York, la Baker dejaría grabados también para Columbia otros dos temas de  Eliseo Grenet:  Conga dans la nuit (Columbia DR 2011) y Espabílate (Columbia DF 1814), un afro grabado en julio de 1929, seis años antes, por Rita Montaner.  Cantó, pero no grabó Mama Inés, de Eliseo Grenet.  Y aunque dice haberla estrenado en París, todo parece indicar que quien la estrenó fue la Montaner en su viaje a la Ciudad Luz a finales de la década de los veinte del pasado siglo.
 
Desde aquellos años de sus grabaciones de temas de Grenet y Oréfiche, Josephine Baker siempre hizo público su deseo de presentarse ante el público cubano, pero siempre hubo algo que lo hizo imposible.  Ni siquiera en la fabulosa gira mundial que tras el fin de la Segunda Guerra Mundial organizó con su ahora esposo, el director de orquesta Jo Boullion, y que incluyó las tres Américas.  En su edición del 26 de noviembre de 1950, la revista Bohemia, en su sección La Farándula Pasa, comentaba:  “Siempre que organizó una jira por América, la ídolo de ébano de París puso en sus itinerarios, La Habana. Pero La Habana se resistía a pagar las fabulosas sumas que ella agregaba en sus tournées al nombre de nuestra ciudad”.
 
Pero ahora sí sería realidad su llegada a La Habana, demasiado tarde para el reencuentro con su amigo Eliseo Grenet, quien había fallecido en La Habana el 4 de noviembre, a escasos días de la llegada de la Baker a la capital cubana.
 
Primera visita (noviembre de 1950)
Con 43 años y ya lejanos los días en que revolucionó París con su arte desinhibido y su escasez de ropa, Josephine Baker llega a La Habana el viernes 24 de noviembre de 1950, junto a su esposo Jo Boullion, el cantante francés Roland Gerbeau y cientos de kilos de equipaje en ropa y joyas,.  Viene de México. Antes había dejado una estela de éxitos en sus presentaciones en el parisino Folies Bergere con su memorable representación de María Estuardo. El Diario de la Marina y otros medios desde semanas antes comienzan a anunciar su inminente presentación en el teatro América en compañía, más bien en reencuentro,  de Armando Oréfiche y sus Havana Cuban Boys.
 
Rememora su vínculo primigenio con la ciudad y evoca aquellos días en que bailaba con una minúscula falda de platanitos…, hechos de tela… y que le eran enviados a París desde La Habana, según cuenta a Germinal Barral (Don Galaor) en una de las primeras entrevistas que concede en tierra cubana. Sobre la reciente muerte del maestro Eliseo Grenet,  la Baker diría:  “Qué tristeza cuando al desembarcar me dijeron que ha muerto hace solo unos días! Es uno de los disgustos más profundos que he experimentado en mi vida.”-expresó la Baker a su llegada.
 
Josephine aseguró que tenía en su repertorio frecuente varias canciones cubanas, como Mama Inés -también de Eliseo Grenet; el bolero Anoche hablé con la luna, de Orlando de la Rosa y muchas de Armando Oréfiche “otro gran amigo”.
 
Lo demostrará al debutar el 27 de noviembre de 1950 en el Teatro América, de la populosa calle Galiano, haciéndose acompañar por la orquesta Cosmopolita, dirigida en esta ocasión por su esposo Jo Boullion, y por el chanssonier francés Roland Gerbeau, y la actuación especial de Oréfiche y su orquesta.  Completaban el cartel Rolando Ochoa y el trío Hermanos Rigual.  El Diario de la Marina, en su edición del día siguiente titulaba así una crónica:  Triunfal debut de Josephine Baker, para luego comentar:  “No hubo momento en que el público habanero pudiera sentir defraudada su honda expectación, porque tampoco lo hubo en que Josephine Baker dejara de justificar su calidad elevadísima, su condición de artista excepcional”.
 
Su jugoso contrato preveía dos funciones diarias de lunes a sábado a las 5.30pm y a 9.30 pm, y los domingos, una función a las 3pm. Como era usual en la época, sus presentaciones alternaban con el pase de filmes de estreno. Toda la prensa se hizo eco de la presencia de La Josephine en La Habana.  El sábado 25 de noviembre, el exclusivista Diario de la Marina, insertó un anuncio a un cuarto de página, con la foto de Josephine, y la compara en fama y excelencia con La Mistinguette y Chevalier.
 
“Josephine Baker es completamente de hoy, aunque sea imposible pasarle por alto el ayer que ha servido sin dudas para estilizarla, para superarla y para perfeccionarla. Dice las dulces cancioncillas francesas, las melodías de Cole Porter, y hasta algunas en español; baila o se mueve en el escenario -porque Josephine Baker no puede moverse sin bailar- serpenteando su cuerpo; se ríe mucho y hace reír; se cambia numerosas veces los trajes maravillosos, habla con el público en tres idiomas a un tiempo y los espectadores la comprenden en cualquiera de ellos, incluso se burla a ratos.  Y es desde su entrada diabólica hasta su sentimental despedida, un brillantísimo e incomparable espectáculo.” -escribiría la cronista Regina en la sección Escenario y Pantalla, del Diario de la Marina.
 
En su segunda semana, se incorporó la pareja de bailes Ana Gloria [Varona] y Rolando [García]. Inaugurado apenas 9 años atrás, el América era considerado entonces el teatro más moderno y lujoso de la capital cubana y donde se presentaban las más notables figuras nacionales e internacionales. En su tercera semana de presentación -cada semana con un programa diferente- se anuncia la interpretación por La Baker de aquello que dice “Arroz con picadillo… yuca”…
 
La Baker causa sensación y el éxito de su show es total.  Tanto que el día 21 de diciembre el Diario de la Marina anuncia de manera especial la presentación única de Josephine Baker, con Jo Boullion, esa noche en el cabaret Tropicana, y también su permanencia en el escenario del Teatro América por cuarta semana consecutiva junto a los bailarines Christian y Lamont, la Orquesta Cosmopolita, Rolando Ochoa y Roland Gerbeau. Pero el éxito en Tropicana fue tal, que la gerencia decidió mantener a la afronorteamericana en calidad de figura especial invitada, junto a Rolando Ochoa, como host, el Ballet Cimarro  con la rumbera Estela, el pianista Felo Bergaza, y el Ballet Cubano de Henry Bell, con música de Bebo Valdés.
 
Los días 30 y 31 de diciembre, la Baker se despediría de su público en el Teatro América, pero comenzará el año 1951 en el cine-teatro  Astral, con el mismo elenco que en coliseo de la calle Galiano. También estará en los espectáculos de fin de año y bienvenida del nuevo 1951 en el cabaret Tropicana, durante la primera decena de enero.
 
Tuvo presencia también en la radio, cuando se canta el 28 de noviembre en el circuito CMQ. Sobre su presencia en el programa radial De Fiesta con Bacardí –donde se presentó junto al gran Bola de Nieve– la revista Bohemia, al narrar los primeros incidentes de la toma de contacto con la CMQ y su equipo, tituló su reporte “Yo no quiero saber nada con los Estados Unidos”, marcando así un derrotero de difícil comprensión para la Cuba de entonces y un sesgo hacia la percepción de la Baker donde se comienza a dar prioridad a su filiación política y su relación personal con su país de origen. Se le endilgaban a Josephine y su esposo, acciones calificadas de impuntualidad, altanería y divocentrismo.
 
La Baker se presentó también en el programa estelar Variedades Zenith en el que “las cámaras de televisión iban a captar, para una prueba en circuito cerrado, todos los detalles del espectáculo”.  Josephine, quien contrario a lo que muchos pensaron, se mostró complacida por este “aventura cubana”, aseguró:  “Yo creo que voy a lucir muy bonita en televisión”, de lo que puede colegirse que pudo haber sido el primer coqueteo de la diva con la nueva tecnología que se estrenaba en Cuba, como uno de los primeros países de Latinoamérica -junto a Brasil y México-, después de Estados Unidos.
 
El Diario de la Marina, en su edición del 20 de enero del recién comenzado año anunciaba las presentaciones de la Baker y su esposo Jo Boullion en el teatro Fausto, como parte de Mambo a la Baker, la revista creada por Bobby Collazo especialmente para enmarcar la aparición de la diva en el famoso teatro de variedades.  “Es una Josephine Baker distinta- escribía el columnista anónimo-.  Con un vestuario completamente nuevo, diseñado y ejecutado de acuerdo con su criterio y sentido del teatro.  Con un repertorio ajustado a las circunstancias y con la colaboración maravillosa de los Reyes del Mambo, Ana Gloria y Rolando, y las dinámicas y electrizantes Mulatas de Fuego. También nosotros creíamos que Josephine Baker había dado cuanto sabía ante el público habanero.  Pero no, Josephine Baker es una múltiple, una infinita, una magnífica artista que ¡se cambia! no solo de vestido, sino de personalidad, de ingenio, de gracia, según el escenario, según el público. Por algo ella es la Vedette del mundo. Una vedette como no se ha presentado otra desde hace 40 años, al decir del famoso columnista de Broadway, Walter Winchell.”
 
En dos funciones diarias, 5.30  y 10pm, el show de la Baker en su segunda semana en el Fausto sumó al elenco a la cantante Vilma Valle y al chanssonier Roland Gerbau, que se anunciaba como su despedida de Cuba y que se presentó desde los días finales de enero hasta la mitad de febrero también en el teatro Encanto, con dos revistas sucesivas con el mismo elenco:  Carnaval a la Baker y La Vie Parisien.  La semana del 19 al 25 de febrero, la Baker se despide del público habanero en el teatro Alkázar.
 
El 2 de febrero la diva afroamericana y su esposo, encabeza el cartel de la fastuosa fiesta de coronación de la Reina del Carnaval de la Radio, en el Teatro Principal de la Comedia.  Lo completarían Olga Guillot, Bola de Nieve, Carmelita Maruja González, Luis Carbonell, Carlos Badía,  Martha Pérez, Lucerito de España, Manolo Fernández, Martha Jiménez Oropesa, Ramón Veloz y su Conjunto, Germán Pinelli, Las Mulatas de Fuego y Las Mamboletas con Candita Vázquez, y otros artistas, respaldados todos por una orquesta dirigida por Enrique González Mantici.
 
Sin embargo, no todo fue color de rosa durante los dos meses que la Baker estuvo en La Habana: un escandaloso incidente provocado por la gerencia del Hotel Nacional de Cuba negó allí el hospedaje a la diva internacional, después que, semanas antes de su llegada, fue aceptada a su representante la reserva de cuatro habitaciones para ella y su séquito.


Primer  Anterior  2 a 5 de 5  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 05/04/2020 14:27
Rita Montaner vs. Josephine Baker
El incidente entre ambas divas tiene antecedentes lejanos en el tiempo.  El investigador y musicógrafo Ramón Fajardo Estrada nos alerta de que en 1927 Rita Montaner caracteriza a la estrella del Folies Bergère en el espectáculo Bohemia, de Aurelio G. Riancho y Eliseo Grenet, presentado en el habanero teatro Regina.  Por eso, puede inferirse que desde el inicio de su carrera a Rita Montaner le llama la atención la personalidad histriónica de Josephine Baker a la que en 1928 ve actuar en París.
 
La Baker llega por primera vez a La Habana en 1950 y, al referirse a Eliseo Grenet, dice al reportero que ella había estrenado Mama Inés en París, cuando en realidad, quien lo hizo, con éxito abrumador, fue Rita Montaner, la noche del 16 de septiembre de 1928 en el afamado Palace cuando reemplaza el cuadro que debió interpretar la española Raquel Meller en la revista Le luxe de Paris.
 
Fajardo Estrada cree que, probablemente, la Baker habría asistido a alguna de las presentaciones de Rita en el Palace, si nos atenemos a la opinión que sobre ella expresó la diva afroamericana:  “Una artista maravillosa, nunca escuché a nadie que cantara la música cubana con tanta intención y genialidad.
 
Si Rita Montaner supo alguna vez lo que  Josephine Baker opinaba de ella, no lo sabemos, pero la opinión de la cubana no cumplimentó el gesto y con su sinceridad habitual dijo al periodista dos años después:  “Josephine Baker? Le dire:  para mí su único mérito fue la oportunidad con que se presentó en París.  Bailadoras de charleston y de jazz hay mil tan buenas, o mejor que ella, en los Estados Unidos y en Europa…Ahora que, naturalmente, se presentó en París, donde nadie había explotado aún el género y triunfó… Hay que admitir, además, que tiene un cuerpo muy bello […] Pero yo no pensé jamás en hacer pendant a la Baker.  Mi modo de entender el arte es distinto; quizás porque soy cubana y me entusiasma más la belleza que el dinero.
 
Josephine Baker en el París de los años treinta había cantado sus versiones de temas que habían sido estrenados por Rita, como Mama Inés y Espabílate, ambos de Eliseo Grenet.  Y sabiendo la aversión que sentía la Montaner por aquellas cantantes que hacían versiones de temas de su repertorio, estos hechos están también, sin dudas, en los antecedentes de lo que vendría después.
 
A la negativa valoración de Rita acerca de la Baker pudo sumarse el hecho consumado que encuentra Rita Montaner a su regreso del extranjero a finales de 1950:  la Baker, que ya no muestra con desparpajo y escasez de vestuario su afamado cuerpo y por el contrario, junto a su arte, exhibe los más caros vestidos y joyas en sus espectáculos, nutre sus ingresos con las fuertes sumas que debieron pagarle los empresarios cubanos, tradicionalmente más proclives a desembolsar gustosos grandes sumas para pagar a artistas extranjeros, a veces de dudosa calidad, y tacaños hacia los nativos, por muy buenos que fueren, incluso si fuere la propia Rita Montaner, La Única.
 
Y razona Ramón Fajardo:  “Y quizás por eso [la Montaner] se siente motivada -con mayor fuerza- a imitar otra vez a la Baker, que arrastra un público mayoritariamente femenino, deslumbrado por sus joyas auténticas, sus pelucas, sus plumas de avestruz, sus maquillajes de diosa balinesa y los vestidos de lamé, moiré, terciopelo, raso, tul, con paillettes y encajes de chantilly, que ostenta, tras lanzar la consabida pregunta:  “¿Se cambia, oh, siñoras y siñores?” Los espectadores responden “¡Se cambia!” y ella saca un nuevo traje, aún más suntuoso que el anterior, en un verdadero alarde de buen gusto.
 
En un cuidado ejercicio de histrionismo imitativo, la noche del 2 de febrero de 1951, Rita sorprende a  los espectadores que asistían al Teatro Martí  para presenciar el estreno de Los pecados de Salomé, revista en la que el cuadro más llamativo sería el titulado:  “¿Se cambia?…Se cambia”, en el que Rita da su propia versión, caricaturesca, sí de Josephine Baker.
 
“Vestuario excéntrico y, en parte, harapiento; espigas de millo o plumas que son un verdadero adefesio, joyas de brillantes que provocan un contraste en ese conjunto; y un maquillaje que reproduce el exotismo logrado por Josephine Baker en su rostro mediante el empleo de afeites.  A esa personificación, Rita incopora todo lo que, a su juicio, existe caricaturizable en la Baker” -describe Ramón Fajardo en su obra citada.
 
Don Galaor se apresura a cubrir el suceso del momento: en su artículo Rita Montaner vs. Josephine Baker, afirma:  “Pocas veces se ha hecho una imitación tan acabada, tan detallada, de un personaje popular. Pero lo que logra Rita Montaner es algo más.  Algo más portentoso en el limitado campo de las imitaciones.  Rita lleva a la caricatura no solamente la manera de actuar, sino el exagerado sentido de la escénica que pone Josephine en sus interpretaciones.  De por sí, madame Baker, es una artista inclinada a la caricatura.  Tiene en la silueta, en su manera de caminar, y en el uso de sus brazos y piernas cierta tendencia a la caricatura.  Y como lo hace convencidísima de que está realizando algo genial, esa misma convicción, por reflejo, se la hace experimentar a cada uno de los individuos que están sentados frente a ella, y que repetirán antes de abandonar el teatro:  ¡genial!”
 
¡La polémica está servida! Devotos y detractores del acto de la Montaner se enzarzan en discusiones. Don Galaor intenta terciar:  “La “Josephine Baker” que hace Rita Montaner es superior a la Josephine Baker original. Digan lo que digan los admiradores incondicionales de la vedette de París.  Porque si en Rita todo es remedo, en Josephine todo es ficción.  Y nada hay más fácil para la copia que los rasgos exagerados.  La ficción de Josephine no empieza en el escenario, continúa.
 
Desde el diario ¡Alerta! El columnista Eduardo Héctor Alonso afirma: “No falta quien opine que existe la intención de ridiculizar la personalidad universalmente famosa de la Baker con esta caricatura.  Nosotros opinamos lo contrario.  Sólo merecen los honores de la caricatura, y de la imitación, los notables.  Ningún artista, mimetista o imitador es capaz de caricaturizar los gestos y la voz de artistas, políticos y gobernantes mediocres.  De ahí, precisamente, el inmenso éxito que alcanza cada noche nuestra inmensa Rita Montaner, creado a su manera, una Josephine Baker que el público aplaude tanto como a la original”.
 
Ante la expectativa creada y el gran éxito de taquilla, los productores deciden mantener a la Montaner en su gran imitación, como parte del segundo espectáculo del Teatro Martí a partir del 17 de febrero.
 
Cuando ya se hablaba de cierta saturación y desgaste en la exposición pública de la Baker, el Diario de la Marina anunciaba el 25 de febrero su última presentación  en La Habana, esta vez en el teatro Alkázar, y comentaba su inminente presentación al día siguiente en el afamado teatro Strand de Nueva York.
 
El 16 de octubre de 1951 en el famoso Stork Club de Nueva York rechazan atender a La Baker, ésta solicita la ayuda de The National Association for the Advancement of Colored People e inicia un fuerte diferendo con el afamado periodista de Broadway, Walter Winchell. El FBI abre expediente a la diva con fecha octubre 26 de 1951.    En 1952 Josephine y su esposo Jo Boullion salen de Estados Unidos e inician una gira por Suramérica.  En Argentina, el presidente Juan Domingo  Perón la declara, con su consentimiento, Embajadora de Buena Voluntad, lo que motivó fuertes críticas y acciones de bloqueo a su gira.
 
Segunda visita (1953)
En medio de este panorama y luego de actuar también en Brasil, Josephine Baker llega a La Habana, donde le esperan contratiempos imprevistos.
 
Por segunda vez, la gerencia del hotel Nacional de Cuba le negaba el alojamiento a la estrella, bajo un pretexto banal, que nuevamente ella se dispuso a denunciar. Joséphine estaba furiosa y en dos horas había movilizado a un grupo de cubanos, «gente de color como yo»- dijo; encontró un abogado y un testigo para dar fe de que se le había prohibido la entrada a la instalación hotelera. Se vio obligada entonces a hospedarse en un apartamento, en uno de los edificios que ocupa la esquina de las calles N y 21, en El Vedado.  Para colmo de problemas, la CMQ, en la persona de su director general Goar Mestre, le hizo saber su decisión de no presentarla en sus estudios de radio y televisión, ni en flamante teatro Warner.  También la rechazaba el cabaret Montmartre, incumpliendo el compromiso contractual firmado por la diva y Omar Vaillant, ejecutivo de CMQ.
 
Según se comentaba en la revista Bohemia el 8 de febrero de ese año, Josephine “debía llegar a La Habana con tiempo suficiente para debutar el 26 de enero en el programa radial De fiesta con Bacardí; en el de TV, Cabaret Regalías, el 28, y en el teatro Radiocentro y en el cabaret Montmartre el propio día 26”.  Siempre según la revista, los ejecutivos de CMQ aceptaropn la propuesta de Josephine de posponer hasta el día 2 su debut, pues no podría viajar en la fecha inicialmente prevista.  “Pero tampoco llegó el 2 y desde Río de Janeiro llegó el nuevo mensaje en el que la Baker anunciaba que le era imposible estar aquí para debutar el 2, y que, por lo cual, lo haría el 4”.  CMQ le comunicó en virtud de esto, que quedaba rescindido el contrato, pero la Baker decidió viajar y llegó a La Habana este día.
 
Ya en la capital cubana y conocida la situación creada, la marca cigarrera Regalías El Cuño ve un oportuno filón para subir rating con la presencia de la diva afroamericana, por lo que negocia un contrato de manera bilateral con ella, para que actúe la noche del miércoles 11 de febrero en el programa Cabaret Regalías, siempre pensando que los de CMQ no tendrían objeción alguna a ello.  Cuando llegó a la sede de CMQ, según lo estipulado, a la hora prevista para el ensayo, se enteró de que se había decidido rescindirle el contrato de CMQ y que por tanto tampoco podría cumplir el que la presentaría en el programa Cabaret Regalías. La humillaron, la hicieron ir tres veces con intervalos de poco más de una hora que posponían cada vez el ensayo, hasta que le dijeron que no podría entrar a los estudios de CMQ.
 
La Baker había luchado con situaciones mucho más dramáticas, así que no se amilanó: además de protestar airadamente, decidió no moverse de allí, permaneció en la puerta principal de acceso a los estudios, por la calle M, en compañía de sus dos secretarias, una de ellas cubana.  Discusión con el portero, afluencia de periodistas, llegada de una docena de jóvenes negros que se solidarizaron con la diva, que se mantuvo por varias horas de pie, rechazando la silla que en gesto patético alguien le ofreció, decidida a permanecer en ese sitio hasta la hora del programa Cabaret Regalías, cuando quedaría evidenciado el incumplimiento de contrato por parte de la firma productora. Allí permaneció desde las 3.30 hasta las 9.30 pm, seis largas horas. El viernes 13, el periódico Hoy publicaba una foto donde un policía uniformado enfrentaba a la Baker.
 
Un día antes el rotativo publicó el incidente en una buena parte de su primera plana el 12 de febrero de 1953 y también, las declaraciones de la artista, con una gran foto donde se le ve aguardando, con maletas y vestuario en mano, a las puertas de la CMQ, de donde se negaba a retirarse. “A mí me interesa más ganar esta pelea por la dignidad humana, que ganar doce mil dólares.  Hay quien tiene que saber que el dinero compra a muchos, pero no a todos. Si alguien me hubiera dicho que esto pasaría aquí en Cuba, yo habría jurado que se equivocaba. La fuerza del “pulpo” es tan grande aquí en Cuba, que tiene todas las finanzas y la prensa en sus garras.”
 
Fueron éstas algunas de las frases destacables de la conferencia de prensa que convocó para explicar los hechos en que había sido involucrada.  Y por supuesto, cuando hablaba de “pulpo” se refería a los Estados Unidos, aunque en el titular de la primera plana, el diario Hoy la implicó mucho más con sus propias palabras:  “Aquellos que reciben órdenes de Estados Unidos y las ejecutan han perdido su sentido de la dignidad.” Según ella, su condición de fundadora y activista de la Asociación Cultural Mundial contra la Discriminación Racial y Religiosa la hacía sospechosa ante el gobierno norteamericano. El periódico Hoy se convirtió en tribuna donde la Baker declaró y denunció todo lo que consideró debía denunciar y declarar.
 
Entrevistado por la revista Bohemia, Goar Mestre se limitó, a ratificar que consideraba que había  incumplimiento del contrato por la doble posposición de la fecha del debut, y rechazó los comentarios que vinculaban su decisión con la voluntad de la embajada norteamericana en Cuba.
 
Como elementos que ella consideraba mentirosos y ficticios señala en la rueda de prensa: la dirección de CMQ aducía incumplimiento de fecha en el inicio del contrato que debía comenzar el día 9… pero la diva había llegado el 4 de febrero, y como prueba pública decide facilitar copia fotostática del contrato que publicará el diario Hoy en su primera plana el 17 de febrero.  Entrevistado por la revista Bohemia –que cubrió ampliamente el incidente en su sección Tele-Radiolandia en la edición del 22 de febrero de 1953- Goar Mestre declaró:
 
“La CMQ, en sus relaciones con anunciantes y artistas, tiene una sola política.  Lo mismo trata al anunciante pequeño, que al poderoso; lo mismo se conduce con el artista que ya es una estrella renombrada, que con el más humilde de los boleros. La CMQ, que sabe respetar y cumplir sus deberes,  quiere que los demás sepan respetarlos y cumplirlos.  La señora Baker, sin importarle los perjuicios que ocasionaba, pospuso por dos ocasiones la fecha de su debut.  En la primera fuimos condescendientes y nos avenimos a darle una nueva oportunidad.  Por segunda vez, por atender a otros compromisos, la señora Baker señaló una nueva fecha para su debut, y entonces decidimos dar por terminado el compromiso, por estimar que la artista no se interesaba por cumplir lo que estaba acordado.  No podíamos hacer otra cosa.
 
En cuanto a sus presentaciones en teatros, al parecer la diva ya tenía un contrato moral con la gerencia del cine-teatro América, donde había debutado en Cuba en 1950, que debía firmar a su llegada a La Habana, pero el escandaloso proceder de la gerencia alineó con la postura de Mestre en la CMQ: el directivo designado para darle la cara se excusó de no poder programarla, so pena de que la Metro Goldwyn Mayer suspendiera el envío de películas contratadas para su proyección allí.  Otra versión daría la revista Bohemia, según la cual, la gerencia del América se había hecho cargo del voluminoso equipaje de la Baker y, a través de su abogado en Cuba, el Dr. José Agustín Martínez, “…le pide que rescinda el contrato con CMQ y Radiocentro, para hablar de negocios”.
 
En medio de tal estado de cosas, el día 12 de febrero, la diva, acompañada de su secretaria,  visita el teatro Campoamor, le parece conveniente, y de inmediato la administración se pone al habla con ella.  Al día siguiente hay evidencias de que las gerencias de los teatros Payret, Martí y Nacional están considerando organizar presentaciones de la Baker, y hasta en el teatro Blanquita se valora la posibilidad de una megafunción con ella como figura central, para aprovechar el enorme tirón mediático que está rodeando su presencia en La Habana y los sucesivos incidentes que ha protagonizado.
 
Así, el influyente y conservador Diario de la Marina publica el domingo 15 de febrero, por primera vez, un cartel anunciando el debut de la Baker al día siguiente en el Campoamor en un espectáculo que completaban la pareja de bailes españoles Fina de Villa y Angelito, y el imitador Tito Hernández.  En días sucesivos estaría también la cantante Obdulia Breijo.
 
Repitió el éxito alcanzado en 1950.  Los carteles que anunciaban el acontecimiento no hablaban de las bondades musicales del arte de Josephine, sino que resaltaban: “más de medio millón en joyas y vestuario”.
 
Pero si nos atenemos a la prensa, la Baker solo estaría una semana en cartel en el Campoamor: la última aparición de un anuncio sobre estas presentaciones en el Campoamor ocurren el domingo 22 cuando el Diario de la Marina lo inserta en su página de espectáculos con la advertencia “…sigue actuando hoy…”, pero ya no seguiría, pues el mismo medio anunciaba el martes 24 el show con la cantante Hilda Lee.
 
En realidad, varios eran los intereses para que la Baker saliera de Cuba sin actuar para el público habanero o al menos, para dejar bien claro que autoridades y empresariado no apoyaban sus presentaciones en Cuba, sino más bien, estaban decididos a entorpecerlas.  Su regreso a La Habana había sido acogido de forma diversa por los medios de prensa, pero ninguno fue ajeno del activismo en favor de los derechos civiles y contra la discriminación racial y social que daba otro sentido más a la vida de la diva afroamericana.
 
En su libro The Josephine Baker Critical Reader: Selected Writings on the Entertainer, las periodistas Mae G. Henderson y Charlene B. Regester comentan: “El 27 de enero el diario “El Mundo” reportaba una entrevista de la Baker en la que ella afirmaba luchar “no sólo por los negros, sino también por todos los perseguidos” y que sus esfuerzos estaban encontrando apoyo en América Latina. En contraste, el “Havana Herald”, el único periódico norteamericano publicado en La Habana, lanzó un editorial donde calificaba a la artista como “la mimada por el Kremlin y por Perón”y como “correa de transmisión del Kremlin”.
 
Biógrafos de Josephine Baker y periodistas que han abordado este tema con posterioridad coinciden en afirmar que el FBI había abierto un expediente a la artista debido a su postura frente a la discriminación racial y los derechos ciudadanos, a lo que llamaban “actividades anti-americanas”, y se le atribuía vínculos con el comunismo internacional.  Documentos desclasificados del FBI demuestran que la Embajada norteamericana en La Habana estuvo siguiendo los pasos de la diva en tierra cubana e informándolos al Departamento de Estado. Fulgencio Batista, recién apoltronado por la fuerza en el sillón presidencial cubano, fue alertado oportunamente. Josephine, por su parte, y con la nefasta experiencia en el hotel Nacional de Cuba, pensó que con el nuevo gobierno las cosas serían diferentes e intentó un acercamiento y la búsqueda de apoyo a su causa, a partir de su innegable influencia como artista y su condición de presidenta de la citada asociación.  Pero miró al lugar equivocado.
 
El periodista Rober Faligot publica en la revista Vanity Fair el artículo Josephine Baker. Our agent in Havana en el que pretende desvelar los vínculos entre la diva y el gobierno del Comandante en Jefe Fidel Castro y mucho más, y su tan comentado vínculo con el espionaje internacional.  Al referirse a Fulgecio Batista señala: “El nuevo dictador, a regañadientes, le dio la bienvenida a Baker, mientras prestaba atención a los consejos de la mafia y del FBI de desconfiar de las intenciones del cantante. Por otro lado, el público cubano permaneció firmemente enamorado del artista. Su amiga Ginette Renaudin relata la época: «Todos los días se podía encontrar a Josephine actuando en algún lugar, ya fuera en un cine o simplemente al aire libre a la sombra de algunas palmeras, hacía hasta tres presentaciones diarias».
 
Todavía era un gran éxito en el Tropicana, a menudo actuando en uno de sus magníficos vestidos de lamé negros o blancos, solo que esta vez sin su infame coro de bailarinas desnudas de ‘globitos’. Donde quiera que iba, los cubanos la amaban. Entre las filas de sus muchos admiradores leales también había muchos anti-Batistas, que se animaban mutuamente a asistir a los espectáculos de Baker. Donde sea que actuó, envolvió cada espectáculo con el legendario éxito: «J’ai deux amours».
 
Varios de estos medios coinciden en afirmar que  durante su estancia en La Habana en 1953 sus movimientos serían restringidos y ella misma, puesta bajo vigilancia.
 
Más allá de si hubo o no incumplimiento de contrato y a la luz de su posible trasfondo político, el publicitado incidente con Goar Mestre y CMQ ha pasado a la historia como un escandaloso hecho de discriminación racial en los medios de difusión,  y es citado en cuanto libro o publicación se refiere al paso de la diva por Cuba y su vínculo con las luchas los derechos civiles.
 
Especialmente activa en esta visita, Josephine Baker se dejaría ver en otros eventos y sucesos más allá de los escenarios: se dice que subió la Colina Universitaria para hacer guardia de honor ante los restos mortales del estudiante mártir Rubén Batista, abatido por balas policiales en una manifestación.  Dicen que frecuentaba la Playa de Marianao para ver a uno de sus favoritos:  El Chori, y allí,en la «cueva» del famoso timbalero la rumbera Teté, la pareja de Mingo, mostraba siempre oronda, la pulsera que decía, le había regalado la diva negra según contó el músico y compositor Bobby Collazo. Conociendo que a raíz de su primera visita en 1950 se había creado en La Habana un club de admiradores y seguidores, les invita a todos a un almuerzo en el restaurant María La Grande, en las inmediaciones de Infanta y 25, muy cerca de Radio Progreso.  La reunión con la que llamaba “mi familia cubana” ocurre el 21 de febrero.
 
Como era de rigor, la Baker posó para Armand, El Fotógrafo de las Estrellas, tanto en solitario, como con su esposo Jo Boullion, en lo que, a mi juicio, son unas de las mejores imágenes de su profuso álbum fotográfico.
 
Terminaría el mes de febrero, y el nombre de Josephine Baker no volvería a aparecer en los principales medios de prensa. No hubo presentaciones en el Payret, ni en el Nacional, ni en el Martí, y mucho menos en el teatro Blanquita.  Ni siquiera hay evidencias de cuándo abandonó la isla.
 
Del mismo modo que de México asumió en su repertorio Bésame mucho y Pecadora, de Agustín Lara, y que pidió prestado Piel Canela al boricua Bobby Capó, de estos dos viajes a Cuba en 1950 y 1953, Josephine llevó de regreso a Francia, además de los éxitos y las afrentas, los homenajes y los disgustos, el resultado de su contacto con la música y los músicos cubanos:  a su repertorio incorporaría temas de compositores cubanos como Orlando de la Rosa (Anoche hablé con la luna) y Bobby Collazo (Esto es felicidad, en co-autoría con de la Rosa).

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 05/04/2020 14:28
Tercera y cuarta visitas (1966)
Trece años después y ya con sesenta años, Josephine Baker llega a La Habana invitada por el gobierno revolucionario cubano a participar en la Conferencia Tricontinental, evento político inaugurado en La Habana el 12 de enero de ese año para fundar la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Africa, Asia  y América Latina.  La invitación cursada era también un desagravio oficial  por los desagradables incidentes que debió soportar en sus anteriores visitas,  esta vez “…poniendo a su disposición los mejores hoteles y teatros”.
 
Josephine volvía a La Habana siete años después del triunfo de la Revolución Cubana, en momentos en que todo el mundo progresista miraba a Cuba con ilusión.  “Trabajaré en el interior del país, aunque tenga que montar el escenario en un camón”, dijo la diva, según el amplio artículo “No cambia, señores”, de Rogelio París publicado en la revista Cuba, con profusión de fotos tomadas por Roberto Salas.  Pero el propio cronista se encargó de decir que “no hizo falta, pues Josephine cantó en Camagüey ante 3 mil espectadores en un campo deportivo convertido en teatro… la mitad del tiempo en el escenario, y la otra mitad, entre la gente. Dos horas duró su actuación en Camagüey. Luego viajó por la provincia de Oriente, subió a las montañas, se acercó a la nueva vida cubana.”
 
Visitó una escuela primaria en Santiago de Cuba, la Gran Piedra, el central azucarero “Bartolomé Masó” en Yara.  Junto a su ya amigo Bola de Nieve, al actor Enrique Santiesteban y al Cuarteto de Meme Solís, una de las grandes atracciones del momento, la Baker centró el espectáculo que del jueves 6 al domingo 9 de enero subió a la escena del Teatro García Lorca (hoy Gran Teatro Alicia Alonso) a las 5.30 y 9pm cada día. Al Cuarteto de Meme Solís lo había descubierto en sus recientes presentaciones y su aire moderno y europeo la cautivó y los invitó a presentarse en su espectáculo, según ha recordado el propio Solís.
 
El sábado 15 de enero, el mismo día que se clausuraba la Conferencia Tricontinental, La Baker tenía programadas dos funciones en el Teatro Amadeo Roldán (antiguo Auditorium) las 5y 9pm. Suspendió la función nocturna para ir al acto de clausura donde hablaba Fidel Castro y a las dos funciones previstas para el día siguiente, agregó otra a las 3pm.  “Cuatro horas de actuación, treinta y tres canciones” –anotaba el cronista.
 
Cuando Bola de Nieve salió a cantar, ella, que debía estar alistándose para salir después a escena, se quedó en bata y gorro plástico en su cabeza, escuchando embelesada su Drume negrita.
 
Durante esa visita, la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) le ofreció sus estudios Areíto (antiguos Panart) para grabar un disco.  Antonio Taño, Tony, reconocido director y productor dirigió la orquesta que acompañó en los doce temas que integraron el fonograma y que se grabaron el 27 de enero de ese 1966:  Obertura, Avec, Esto es felicidad (Orlando de la Rosa), Make Believe, Quando Quando, Enamorada, Mi corazón es para ti (Orlando de la Rosa), Mon Bateau Blanc, Hava Naguila, April in Paris, Dans Mon Village y Final.  El LP Josephine Baker en La Habana tiene notas del escritor y novelista Reynaldo González y de Tony Taño.  Saldría al mercado en mayo del propio año  con diseño de Cutillas y foto de portada del gran Alberto Díaz “Korda”.  Sería reeditado en CD en 2000 también por EGREM.
 
Al día siguiente, el 28 de enero, Josephine Baker se marchó a México, anunciando que su próximo proyecto sería protagonizar La Viuda Alegre más costosa de la historia, junto a Yves Montand, y que se estrenaría en Estocolmo, con producción sueca y cantada en inglés y francés, algo que no sabemos si llegó finalmente a concretar.  Después, dijo,  se retiraría definitivamente para disfrutar de sus 12 hijos adoptivos y 400 niños apadrinados.
 
Ese mismo año, el 26 de julio, The New York Times en una escueta nota anunciaba la llegada de la diva el día anterior a La Habana, acompañada de sus 12 hijos adoptivos.  Era invitada especial del Primer Ministro Fidel Castro a los actos por el 13º.aniversario del asalto al Cuartel Moncada, visita que aprovecharía para veranear en una playa cercana a la capital cubana.  Según el mismo diario, tras tres semanas en Cuba y antes de viajar a París, ella y sus hijos fueron recibidos por Fidel con quien conversaron por varias horas, como colofón de la visita, que tuvo un muy discreto reflejo en la prensa cubana.
 
Sería la última visita de la diva a Cuba. Le seguirían años en que su situación económica pondría en peligro su proyecto de vida con su tropa arcoiris.  Para vencer, deberá luchar, volver a actuar, y casi, morir en el escenario.
 
Agradecimientos a Tommy Meini, Marta Castillo, Jaime Jaramillo y Félix Romeu.
 ROSA MARQUETTI TORRES, EN DESMEMORIADOS                           
 


Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 05/04/2020 14:38
 


Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 05/04/2020 14:40




Primer  Anterior  2 a 5 de 5  Siguiente   Último  
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados