Los cogegordos
¡Conquista al oso de tus sueños!
Hubo un tiempo en que creí tener al mejor amante del mundo en mi cama hasta que se le ocurrió decir "Ojalá te parecieras a Tony Soprano". Como se trataba de un poeta, lo primero que pensé fue que su ego deseaba un mafioso mecenas que mantuviera su carrera literaria. Como lo dijo justo después de un explosivo orgasmo, pensé en mil historias respecto al poder y el lavado de dinero. Pero no. Mi ex amante poeta no se refería al personaje principal de Los Soprano, sino al cuerpo de James Gandolfini, amasado a punta de grasa saturada y azúcares en exceso. "Mmmm", decía: "Eso es un hombre". Él quería que me pusiera en engorda para que su orgasmo no fuera un simple cohete, sino un cañonazo. Estaba acostándome con un chaser, un cogegordos, un cazador de osos, y yo ni enterado. Me sentí más que desnudo, vacío: sin carnes, sin vello, sin barba, sin corpulencia y sin barriga.
En el amplio panorama de la sexualidad homoerótica está la comunidad de los osos. Los bears son una alternativa al modelo imperante de belleza masculina que predomina en los medios masivos y que muestra cuerpos atléticos o esbeltos, depilados o lampiños, y en su mayoría jóvenes. Como toda subcultura, los osos tienen terminología específica para señalar a cada uno de sus miembros. Por ejemplo: los osos (bears, en inglés) son aquellos hombres corpulentos, con barba y vello en el cuerpo. A los más pequeños se les llama cachorros (cub, en inglés); si hacen pesas, osos musculosos; si sólo es un hombre obeso que no tiene vello se le conoce como chubby o chub (regordete o gordito). Hay un largo etcétera que se divide por la filia del pelo y la filia de la gordura. Hoy sólo me interesa un segmento en especial: los chasers. Ellos son los perseguidores ya sea de osos o de gorditos sin pelo, porque representan la voracidad de un deseo a contracorriente, que fantasean con cuerpos grandes, potentes, fuera de foco tradicional o expulsados del imaginario del público común.
En esa búsqueda por entender a mi ex amante, pregunté a varios chasers vía correo electrónico algunas cosas en relación a su deseo. Aunque todos son admiradores de lo gordo, unos son más modositos que otros en sus respuestas, ya que sólo creen que han resbalado contra unos hombres de piel de banqueta y que no es nada serio, pero otros aman verdaderamente los cuerpos grandes y duros, ásperos, aunque tengan problemas de erección, o que vivan con un tufo aún a comida grasosa. Ellos dicen que les resulta más estimulante para la acción un cuerpo obeso que un tipo flaco. Quizá para muchos resulte extraña y excesiva la mayoría de las respuestas que leerán, pero creo que no hay otra manera más honesta de acercarse a la experiencia de los cogegordos que a través de una gruesa fila de ideas sobre el tema. Incluso, quizá alguno de ustedes termine por intentar seducir a un gordito en los próximos días. Abran la boca grande, pues.
1. ¿Qué hay en un gordo que no hay en otro cuerpo? ¿Qué promete el contacto con un gordo?
Es una experiencia estética distinta, pero yo diría que es más como comer lengua. Existen muchos prejuicios, pero resulta que la lengua en ciertas presentaciones es deliciosa y suave.
2. ¿Ves pornografía de este tipo? ¿Qué podrías recomendar a alguien que le gustan los gordos pero que no tiene idea?
No veo pornografía de ese tipo, si estoy viendo porno amateur y sale el activo que es un señor gordo, y que es, de hecho, el que mira y desde el que ves el video, lo dejo. Un día voy a ser un viejito mañoso con panza.
3. ¿Cuándo te diste cuenta de esta preferencia? ¿Hay un antes y un después de acostarse o erotizarse con gente con sobrepeso?
No, hay casos aislados, un par de chicos muy guapos que engordaron, pero seguían lindos.
4. ¿Qué te han dicho tus amigos sobre que prefieras a hombres así?
No soy un chaser. No entiendo mucho de subcultura de osos ni nada parecido, pero lo cierto es que tengo y he tenido experiencias sexuales con distintas clases de hombres y los chicos gordos son una de ellas. Lo he disfrutado tanto como otras experiencias sexuales.
1. El cuerpo de un hombre gordo a mí me puede gustar mucho porque va con un estereotipo de masculinidad, al estilo feo, fuerte y formal, supongo. Las experiencias eróticas con hombres gordos a mí me prometen un respiro de lo que puede abundar cuando uno es gay, hombre homosexual u hombre que tiene sexo con hombres: la preocupación por el cuerpo. Estar con un hombre gordo me promete (aunque no en todos los casos) que esa ansiedad molesta no va a formar parte del encuentro sexual.
2. Veo toda clase de pornografía y sí, de vez en cuando uso la palabra clave bear, pero sólo eso. No conozco de nombres ni de firmas. No sé qué recomendarle a nadie si se trata de pornografía, pero supongo que recomendaría explorar el deseo sexual guiado exclusivamente por el deseo y menos por patrones que están ahí para darle un sentido limitado al sexo. Es decir, si te prende, explora y no decidas que no quieres coger con un gordo simplemente porque "uno no quiere coger con un gordo" y ya.
3. Fue un encuentro casual. Se me acercó y era gordo. Me gustó de igual forma. Fuimos a su casa y tuvimos muy buen sexo. La experiencia de sentir el cuerpo del otro es distinta y es excitante. Había mucho cuerpo, mucho pelo y me gustó. Creo que hay un antes y un después de tener relaciones con alguien gordo tanto como cada vez tienes una experiencia sexual que no habías intentado antes y descubres que te gusta. Como siempre en el sexo, no a todos les gusta todo.
1. Más allá del contacto como tal a mí lo que me prende es ver a un gordito en la calle con ropa ajustadona, sobre todo a chavos/señores que vayan de camisa y pantalón de vestir. Me gusta verle las love handles o chaparreras pegadas a la camisa a punto del desborde. Eso mismo me pasa en el gym, ya que tienden a verse más ajustados en los shorts o playeras. La vestimenta que más me prende es verlos en playeras de equipos de futbol (especialmente Rayados), ahí sí que puedo pasar horas viéndolos.
Igualmente la mayoría tienden a tener un trasero más grande que los que son delgados, y al verlos en jeans ajustados me prende aún más. El clímax está en que se les ve un paquete mucho más pronunciado, y eso sí que me excita cañón.
2. La única pornografía que veo con gorditos es aquella donde el sujeto tiene aspecto chacalón o bien que sean morenos. Personalmente los gorditos blancos no son tan de mi agrado ya que la manera en que engordan es diferente; como que la concentración de grasa tiene un aspecto diferente, como que la piel de un moreno es menos tersa y hace que se vea menos aguada.En ocasiones hasta las estrías se me hacen excitantes.
En cuanto a recomendar no creo que pueda hacer algo concreto ya que cada quien tiene sus propias fantasías y lo que me gusta a mí no necesariamente le puede gustar a otro.
Lo que sí es que no confundan un gordo con un tipo mamado de gym que tiene complexión ancha ya que son muy diferentes. Ese tipo de pelado sí me lo llevo a la cama, a diferencia de gorditos que sólo me gusta verlos.
3. No sabría decir cuándo fue exactamente, pero creo que siempre ha sido así desde que comencé a descubrir mi sexualidad en la temprana adolescencia. La verdad es que mis gustos son muy variados y así como hay algunos que puedo tolerar en la cama hay otros que simplemente me gusta ver y erotizarme, como es el caso de este gusto.Lo que me ha sucedido algunas veces es que por el mismo sobrepeso los movimientos en la cama son más lentos y a algunos no se les para completa. Eso es lo único que me desagrada de los gorditos. Lo bueno de esto es que no te limitas a cierto estereotipo de hombre, y en cambio tienes más de dónde ver ya que la mayoría de los hombres en el país son llenitos. ¡Lo mejor de todo es que en la cama tienes más de dónde agarrar!
1. Hay esa sensación de abundancia, antes les tenía prejuicio a los gordos, pero después de salir con uno y tener relaciones sexuales todo fue diferente y actualmente me es requisito que un hombre tenga sobrepeso para sentir atracción sexual, esa abundancia carnal y docilidad que la mayoría tienen permite manejarlos y dominarlos me genera gran placer, es como dominar un animal en la cama.
2. Me encanta la pornografía de gorditos, peludos y barbones, verlos moverse y tocarse es satisfactorio. A alguien que le gustan pero no tiene idea de cómo tener relaciones sexuales con un gordo le recomiendo simplemente hacerlo, mirar al gordito a la cara, tocarlo, olerlo, probarlo, explorarlo como algo muy especial. Si no lo experimenta realmente no sabrá la diferencia entre este chico y otro de complexión normal.
3. Fue muy curioso, en preparatoria padecí bullying de parte del grupo, el líder de ellos era un gordito de rostro muy atractivo, por este motivo me separé y me alejé, pero no podía dejar de pensar en él, con el paso del tiempo me di cuenta de que me despertaba atracción. Tres años más tarde me llamó para pedirme perdón y yo lo invité al cine mas no aceptó. Tuve la curiosidad por años hasta que un chico me invitó a su casa, era parecido a él: estatura 1.75 metros, tez blanca y 130 kilogramos de peso, tuvimos sexo por horas. Ahí consolidé mi preferencia por el sobrepeso y desde entonces nunca he vuelto a salir con chicos delgados.
1. No sé a ciencia cierta de dónde vino la fijación por los gordos y osos (inicialmente me atraía la gente mayor, pero conforme fui conociendo más del mundo gay, me entró la fascinación por los gordos, obesos, papis, abuelos y demás). Va más allá de un fetiche mi gusto por las barrigas, las barbas, las complexiones robustas y las facciones encaradas o toscas. Todo se combina y crea cachondería, deseo por tenerlos, morbo de saberlos encuerados, con un plan para adularlos un poco y dejarlos picados, que se sepan atraídos pero que también quieran una buena faena. Creo que son más cachondos que alguien de complexión normal, ¿quizá por el rechazo social a la gente obesa y que no tienen tanto sexo como alguien delgado o musculoso? No lo sé.. pero siempre ha sido muy buen sexo y cachondeo, aún con los gordos de pito chiquito.
2. Es prácticamente el único tipo de pornografía que veo, últimamente más clavado en grannies o abuelitos.
3. Creo que desde niño me atraía la gente mayor, me gustaba ir a casa de amigos y saludar a sus papás, caminar por las cuadras de la colonia y ver a los vecinos maduros y fantasear con ellos. Fui afortunado de poder ir a clubs deportivos, y ahí me podía pasar horas en los vestidores y saunas admirando papis, gorditos y viejitos.Sobre el antes/después, creo que desde mi primera vez oficial que fue con un vecino a quien jamás le había dirigido la palabra, un maestro de la universidad, me quedé con los gordos; él lo era, no era velludo ni de piel oscura (otro gusto/fetiche) pero fue muy complaciente, y creo que por eso me enganché. Lo visité a escondidas varias veces más, y de ahí ya fui perdiendo el miedo a plantármele a otros señores (en baños públicos, en centros comerciales, caminando en la calle, en reuniones familiares) y lograr llevármelos a casa, hotel, recoveco, monte baldío o cualquier lugar donde pudiera al menos chuparles el pito.
4. Siempre fui el raro que no le gustaban los guapos o mamados. Nunca tuve rechazo dentro de mi círculo (donde todos eran delgados/atléticos/fresones/medio elitistas) pero sí era obvio a veces que mis experiencias les pintaban una WTF en la cara. Esto fue sobre todo en la época del awakening o el homo spring, que salíamos mucho a antrear /putear... Pero mis aventuras eran más bien en solitario. Me ayudó que mis padres me dieron buenos genes/fenotipo, y que cazar osos y papis resultaba bastante sencillo, además sabía cómo ganármelos con truquitos aprendidos en la escuela militar gringa, donde de una manera u otra te aprendes cómo conseguir lo que quieres para salirte con la tuya.
Ahorita, creo que ya es más mainstream el mundo de osos y gordos, me parece que ya no hay tanta discriminación entre homogrupos, o más bien que ya están más definidos los círculos /lugares de convivencia, algo que no sucedía a finales de los noventa. Además, prácticamente siete u ocho de cada diez amigos son gordos, maduros y/o han sido fuck-buddies, ya no me interesa tanto hacer nuevas amistades con gente delgada. No es regla, claro, pero definitivamente me quedo con mi grupo, la fase de explorar y caerle bien a medio mundo quedó atrás.
Es riquísimo poder agarrar un cuerpo grande, unas piernotas que se note que son de hombre, de preferencia peludas, una persona con cuerpo grande es muy imponente, y eso es algo que me gusta mucho. Cuando abrazas a alguien gordo es muy rico, se siente pachoncito.No necesariamente cualquier persona gorda, pero en muchos casos, las personas gordas tienen una actitud masculina, que es algo que me gusta mucho, estar sexualmente con un hombre masculino es muy rico.
2. Sí la veo, me gusta la pornografía con personas de cuerpo y trasero grandes.
3. Desde hace mucho tiempo creo que mi gusto por los osos comenzó con mi primer pareja formal, él es una persona que me lleva diez años, peludo, gordito, aunque no muy alto, ojos rasgados, se le hacen pocitos en los cachetes al sonreír, en fin, el físico de hombre que, después entendí, me encantaba. Una persona que no tenga sobrepeso raramente me excita.
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