CUBA Y ESTADOS UNIDOS
Declaración de la Encargada de Negocios de Estados Unidos en Cuba, Mara Tekach sobre el verdadero rol de las misiones médicas cubanas.
La verdad sobre las misiones médicas cubanas
Como alguien que ha vivido en la isla, y que durante varios años ha visto cómo el régimen comunista cubano retrata su programa de misiones médicas, leo regularmente y con interés artículos sobre el envío de médicos y enfermeras de Cuba al extranjero para luchar contra el COVID-19. Me siento obligada a comentar al respecto, porque muchos artículos presentan un caso que elude hechos significativos, mientras desarrollan un argumento político y social que está sorprendentemente alineado con el del régimen.
Mientras que la voz del régimen es clara en estos artículos, una voz que falta es la de los médicos cubanos que han presentado preocupaciones legítimas sobre el programa. En 2017, la Dra. Yaili Jiménez Gutiérrez, una de las valientes víctimas que habló al respecto, dijo: “Llega un momento en que te cansas de ser un esclavo”. En 2018, la Dra. Ramona Matos dijo en una conferencia de prensa: “Somos un instrumento monetario para que el gobierno llene sus arcas de dinero y seguimos siendo esclavos de ellos”. Estos testimonios se cuentan por docenas, pero estas voces están ausentes en muchas noticias. A algunos críticos no les gusta el término “esclavitud”, considerándolo un calificativo político. Pero no cuesta mucho ver que la preocupación sobre la esclavitud moderna no se originó en los políticos, sino en los propios médicos.
Antiguos participantes de los programas de misiones médicas cubanas han presentado una demanda contra la Organización Panamericana de la Salud por su participación en este programa en Brasil. Leyendo estos artículos, se podría pensar que dicha demanda ni siquiera existe. De hecho, las acusaciones con respecto al programa en Brasil son consistentes con las que se ven en estos programas en todo el mundo:
La compensación no es proporcional a su trabajo;
Separación de las familias;
Confiscación de documentos de viaje;
Restricción de movimiento;
Imposición de duras repercusiones sociales, económicas, políticas, personales, de reputación y jurídicas por desobediencia al régimen, incluidas las represalias contra miembros de la familia.
He leído comentarios que ponen en evidencia los contratos impredecibles y faltos de transparencia del régimen comunista cubano para estas misiones médicas. El régimen negocia y decide si cobra por una misión médica, o si la hace gratis. Hay poca información disponible públicamente sobre los acuerdos hechos para las misiones relacionadas con el COVID-19. El secreto ha suscitado preguntas legítimas.
Afortunadamente, el mundo tiene una prensa libre, aunque Cuba no la tenga. Los medios internacionales libres han estado investigando y exponiendo una gran cantidad de hechos sobre las misiones médicas cubanas. Los detalles están saliendo a la luz: las preocupaciones expresadas por los médicos que tienen quejas legítimas contra el programa, y asociaciones médicas nacionales de todo el mundo que han planteado preocupaciones creíbles sobre las misiones médicas cubanas que se envían a sus países. Hay más.
Algunas descripciones del cierre de las misiones médicas cubanas en Brasil, Ecuador y Bolivia vinculan vagamente elementos desconectados para sacar conclusiones políticas basadas en la ideología. Hablemos de hechos.
Los médicos cubanos son admirables, individuos altruistas dispuestos a hacer sacrificios por un bien mayor. ¿Debería negárseles una paga justa y consistente, y un tratamiento establecido por las normas internacionales, sin mencionar el civismo humano? Absolutamente no, ni ahora ni nunca.
Los Estados Unidos piden que todos los países que emplean a las misiones médicas cubanas se aseguren de que las buenas personas reciban una compensación justa y directa, acorde con las normas laborales internacionales. Por su servicio, no se les deben negar los derechos de los que goza cualquier persona cuyos derechos estén protegidos: la posibilidad de recibir una compensación justa, de conservar sus documentos de viaje, y de disfrutar de la libertad del duro castigo del régimen comunista cubano por desobedecer las órdenes. Es lo correcto.
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