Las autoridades sanitarias informaron el lunes 3 de mayo un incremento en el consumo de tabaco, marihuana, cocaína y fármacos durante la pandemia de coronavirus que se extiende por más de un año en la Isla.
Según el doctor Justo Reinaldo Fabelo, jefe del Departamento de Investigaciones en Adicciones de la Universidad Ciencias Médicas de La Habana, “las drogas más usadas tradicionalmente en la nación son el tabaco y el alcohol, pero durante la última década y en determinados segmentos poblacionales se ha incrementado el abuso de sustancias ilegales y de prescripción médica como la marihuana, cocaína, el químico (marihuana sintética), y fármacos como el tramadol, morfina y la carbamazepina”.
El especialista aseveró que durante los catorce meses que dura la pandemia ,se han incrementados mitos como “la idea del consumo de cigarros para disminuir la tensión y generar paz y relajación durante la cuarentena, sin prever en los riesgos adictivos de la nicotina”, así como, quienes abusan del alcohol para relajarse o los defensores del supuesto carácter beneficioso del cannabis para la salud.
Fabelo señaló que el aumento del consumo de drogas y sustancias adictivas se debe al “estrés, la ansiedad, el pánico y la inseguridad, así como la preocupación constante, no solo por la posibilidad real de enfermar sino por contagiar a familiares y amigos, lo cual puede, además, generar manifestaciones de melancolía y depresión”
Aunque el Ministerio de Salud Pública no ofreció cifras exactas del incremento del consumo de drogas, sicotrópicos y alcohol, alegando que “la situación epidemiológica actual ha impedido la realización de estudios científicos a gran escala en el país”, un funcionario de la institución reveló a Diario Las Américas, que “hace tres años se realizó una minuciosa investigación multifactorial, donde se confirmó el notable aumento del consumo de alcohol y drogas. En ese estudió se demostró que alrededor de un 38% de las personas en edades comprendidas entre 15 y 35 años beben alcohol con cierta frecuencia. No son simples bebedores sociales. Cualquier motivo, ver un partido de fútbol o sentarse en un parque, les sirve de pretexto para comprar cervezas, una, o varias botellas de ron”, expresa y añade:
“Cuando a esos jóvenes se les preguntaron los motivos, su registro de respuesta fue amplio: matar el tiempo, no tenían otra cosa que hacer o para dejar los problemas atrás. Antes de la Tarea Ordenamiento, los sicotrópicos y la marihuana, las más asequibles de la drogas en Cuba, un cigarrillo de marihuana criolla costaba 25 pesos y 120 si era con marihuana importada. El pretexto para consumirla iba desde que les cambiaba el cuerpo, los ponía ‘rico’, los desinhibía o les hacía olvidar dificultades cotidianas, como que la falta de dinero, un futuro incierto o vivir en condiciones precarias”.
El funcionario cuenta que las causas que provocan el consumo de drogas y alcohol en Cuba son las mismas que en otras naciones pobres del Tercer Mundo y también en los países desarrollados.
“La diferencia radica que en Cuba esas estadísticas se manejan con absoluta discreción. Los medios oficiales, aunque en los últimos años reconocen el fenómeno, no lo tratan abiertamente como una enfermedad, siempre intentan evadir el tema porque consideran que le hace daño al modelo político. Pero es algo que existe. El consumo de alcohol en las cabeceras de provincia es grande y en las regiones orientales es preocupante iigual que en La Habana, donde el consumo de cocaína, químicos y sicotrópicos aumenta. La cocaína es una droga al alcance de un segmento con ciertas posibilidades económicas (un gramo puede rondar los 80 dólares=. Pero la marihuana ya se ha convertido en una droga de barrio, sobre todo la criolla. Entre un 15 y un 20 por ciento de jóvenes en edades comprendidas de15 a 25 años dijeron haber probado al menos una vez el cannabis”, concluye el funcionario.
Andrés, panadero, confiesa que consume drogas desde que tenía 14 años. “No me considero un drogadicto. Pero trabajar de madrugada es muy duro. La marihuana me relaja. Me hace ser más productivo. Considero que el gobierno debería despenalizarla. No creo que haga más daño que el alcohol”.
Marlon, especialista en tratamientos antidrogas, sí considera que la marihuana es dañina. “Tiene un alto poder adictivo. El cannabis es una droga más bien blanda que abre el camino al consumo de otras drogas más letales como la cocaína, heroína o derivados como la piedra o el cristal. Pienso que se debe mantener ilegal, prestar asistencia médica a los que la consumen y sancionar penalmente a quienes la venden”.
Ricardo, estibador, cree que beber alcohol o drogarse es un derecho humano más. “Los derechos humanos no solo son de corte político, también sociales e individuales. ¿Si a mí me gusta la marihuana por qué me la tienen que prohibir? Gracias a la ‘yerba’ tengo una salud de hierro, ni catarro cojo, a pesar de mi edad, 65 años. Además del vuele riquísimo, me eleva el coeficiente de inteligencia y me aleja de todos los problemas que ahora mismo hay en el país. Y algo fundamental, me quita el hambre. En Cuba, con la que está cayendo, debieran liberalizar al enfory. Va y a lo mejor la gente se olvida de hacer enormes colas para comprar dos paquetes de salchichas. Tengo un socio que vive en Los Sitios -barrio de Centro Habana-, y gracias a la marihuana solo hace una comida al día. Y el tipo está entero”.
A 21 personas, 16 hombres y 5 mujeres se les preguntó que era para ellos «darse unos tragos», y los 21 coincidieron que “darse unos tragos, de cerveza o ron, te hace olvidar que la cosa está en candela”. A pesar que los precios de la bebida en Cuba son prohibitivos (una botella de ron de tercera categoría cuesta más de 100 pesos, y una caja de cerveza entre 1,400 y 1,800 pesos en el mercado negro), 15 de los 21 encuestados , dijeron que con frecuencia gastan dinero en bebidas alcohólicas. “Es que no hay más ná. Total, con el dinero que ahorrara en ron, no puedo comprar un apartamento o un auto. No voy a ser rico ni me voy alimentar mejor. Y Cuba, brother, está pa’ andar borracho las veinticuatro horas”, alega un entrevistado.
Una de las encuestadas, una joven jinetera que cada vez que puede consume marihuana y hala cocaína, opina que ya “es hora del que gobierno apruebe la prostitución y el consumo de ‘yerba’. Si lo hiciera, Díaz-Canel ganaría en popularidad. Cuando uno está bajo los efectos de la marihuana se encuentra en otro mundo. Y si te das dos pases de coca, se te quita el hambre”.
Los que están a favor de despenalizar las drogas en la Isla, consideran que el gobierno debiera tomar nota. Y si se deciden a legalizarla, que no la vendan en dólares.