En un cuarto frío, desnudo, esposado y colgando de una reja. Así permaneció más de 24 horas el joven de 17 años Jonathan Torres Farrat, que fue detenido por participar en las protestas antigubernamentales del pasado 11 de julio en Cuba. También fue golpeado, confinado a una celda de castigo y obligado gritar consignas a favor del régimen.
Durante los más de siete meses que estuvo en prisión, Jonathan fue privado de atención médica y de comunicación con su familia y abogado. Tanto él como su madre, Bárbara Farrat Guillén, fueron sometidos a maltrato psicológico. Los oficiales de la Seguridad del Estado intentaron amedrantar a la madre para que dejara de denunciar las violaciones de derechos humanos cometidas contra su hijo.
De los tres casos de menores de edad torturados en Cuba y denunciados por Prisoners Defenders (PD) en un informe ante el Comité contra la Tortura de la ONU, Torres Farrat es el que más número de tipos de tortura acumula. En total, el joven padeció los quince patrones identificados por PD.
Un asesinato lento
José Daniel Ferrer García, de 51 años, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), es la víctima que sufre torturas de mayor intensidad. Junto a ataques sónicos constantes, ha sufrido un envenenamiento químico desconocido y permanece aislado en una celda de castigo. Desde que fuera arrestado el pasado 11 de julio en Santiago de Cuba, también ha sido expuesto a altas temperaturas y desorientación en celdas sin ventanas ni ventilación, iluminadas todo el día por una potente luz artificial que daña su visión y le dificulta conciliar el sueño. Recibe alimentos en estado de descomposición y es obligado a ir en ropa interior. Se le ha negado atención médica y comunicación con sus familiares y abogado.
PD advierte de que Ferrer está siendo asesinado lentamente: «Su vida e integridad física, psicológica y cognitiva corren grave peligro».
El rapero Maykel Castillo -conocido como Maykel Osorbo, coautor de la premiada canción ‘Patria y Vida’-, es otro de los casos destacados por PD. Detenido el 18 de mayo de 2021, su ‘delito’ es ser un artista contestatario y formar parte del Movimiento San Isidro (MSI), una organización que ha desafiado pacíficamente al poder y cuya rebeldía ha llamado la atención dentro y fuera del país. Después de su arresto, permaneció varios días desaparecido. Ha sido encerrado en celdas de castigo con regularidad y ha sufrido incomunicación, ha sufrido un severo deterioro de su salud y se le ha negado atención médica.
Con anterioridad, Castillo tuvo que soportar en tres años más de 120 acciones represivas, entre las que figuran palizas, secuestros, desaparición forzosa, amenazas y humillaciones, con la finalidad de que abandonara la oposición al régimen cubano.
El caso de Félix Navarro, uno de los opositores políticos más longevos y reconocidos, también es preocupante. Navarro fue detenido el pasado 12 de julio en Perico, Matanzas, y sentenciado a nueve años de prisión. Su salud se ha deteriorado en la cárcel, debido a su contagio de covid y por su huelga de hambre en protesta por las violaciones de derechos humanos. También ha sido sometido a trabajo forzado y régimen de incomunicación, así como a requisas en las que destruyen sus escritos personales y le privan de pertenencias con valor sentimental.
Su hija Sayli Navarro también ha sido procesada y sentenciada a ocho años de privación de libertad, solo «por ser la hija de Félix y defender su libertad, lo cual constituye otra forma de tortura sobre el condenado y sobre la tercera persona afectada», afirma PD.
Un sistema cruel destinado a abusar de los detenidos
El régimen comunista cubano cuenta con un sistema de torturas sofisticado y cruel, entre las que figuran la privación de la atención médica a los presos políticos, los trabajos forzados, obligar a los presos a adoptar posturas dolorosas, incómodas o degradantes; agresiones físicas, desorientación intencionada, privación de líquidos y alimentos, privación intencional del sueño, privación de la comunicación con la defensa, la familia los allegados; y exhibición de armas o instrumentos de tortura, entre otros.
Datos inquietantes
Algunos de los testimonios recabados por PD explican la humillación que sufren los presos políticos y la discriminación que padecen por parte de los guardias, que los insultan por su orientación sexual o por su color de piel, por ejemplo, diciendo que «a los negros no los querían en ningún lugar del mundo y Cuba no sería la excepción».
Para PD, Cuba «ha exhibido los índices de represión más altos registrados en décadas» después de las protestas del 11 de julio, con una cifra total de al menos 1.167 presos políticos. Todos sufren algún tipo de tortura.