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General: MARLON BRANDO CUMPLÍRIA 98 AÑOS
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: ciudadano del mundo  (Mensaje original) Enviado: 03/04/2022 13:29
Marlon Brando cumpliría 98 años:
El talento más grande de Hollywood, bisexual declarado y una muerte en soledad
Los más calificados actores lo veneran y ven en él a un maestro. El actor de Nido de Ratas y El Padrino marcó un antes y un después en la pantalla grande. Su vida privada fue marcada por los excesos en el sexo y la comida. Hacia el final se volvió huraño y lo atravesó la tragedia familiar
 
La casa del 31 West, 27th Street, 3rd Floor, entre Broadwaay y 6º Avenue -el corazón teatral de Nueva York-, era en realidad un templo. Allí enseñaba actuación Stella Adler, tutora de algunos de los más grandes de la pantalla grande. Un día llegó a su umbral un joven de 19 años. Golpeó la puerta y la respuesta no fue la que esperaba. Quizás por su aspecto de vagabundo -pantalón raído, unas zapatillas que habían conocido tiempos mejores y mirada altanera-, la maestra casi le impide la entrada.
 
Era la primavera de 1943, en Europa las tropas norteamericanas morían y mataban contra el Tercer Reich y antes de cerrar la puerta en las narices del muchacho, Adler le preguntó el nombre. Unos ojos que no eran fáciles de olvidar se clavaron en los suyos, y escuchó un seco “Marlon Brando”.
 
Y la puerta se abrió.
 
Las dos primeras semanas transcurrieron con más rutina que pena, y mucho menos con gloria. Pero en la tercera, cuando Stella les propuso a los alumnos que actuaran como gallinas amenazadas por una bomba, y todos empezaron a correr, frenéticos y cacareando, por el aula… Marlon se refugió en un rincón… ¡y puso un huevo! Ante la desesperación y la posible muerte… decidió salvar a la especie.
 
Para Stella fue suficiente. Muchos años después, un Brando famoso, único, monstruo sagrado nato, dijo en una entrevista:
 
–Stella me enseñó todo lo que sé.
 
Y ella replicó en otra:
 
–No le enseñé nada. Sólo le abrí las puertas del sentimiento y de la experiencia. Después de eso, ya no me necesitó…
 
Nacido el 3 de abril de 1924 en Omaha, Nebraska, fue fatalmente Marlon Brando junior, porque Marlon Brando senior era su padre, un mal tipo: dominante, fanfarrón, iracundo, desdeñoso, donjuán insaciable, nunca reconoció el genio de su hijo.
 
En cuanto a su madre, Dorothy Pennebaker, rubia, muy bella, actriz de segunda, alcohólica y maltratada por cuanto hombre se le acercaba, no equilibró los tantos: su hijo llegó a rescatarla, borracha y desnuda, de un bar de mala muerte…
 
Ergo, la única salvación era la fuga hacia delante. Y la fuga se detuvo en las tablas. Como debiera estar escrito en la Biblia, y sí está en la más antigua y profunda Grecia: “En el principio fue el teatro”…
 
Luego de algunos roles iniciáticos y olvidables, ese rebelde expulsado de varios colegios y de una academia militar logró, en 1944, dos impactos: I remember Mamma, y Candida, nada menos que con la firma de George Bernard Shaw. Y casi trascartón, su trabajo en una pequeña obra, Truckline Cafe, desató fuertes vientos de admiración. Pauline Kael, crítica más que respetable, escribió: "Su actuación fue tan realista, que creí que el actor sufrió en escena un verdadero ataque".
 
Pero aun faltaba, y llegó pronto, la noche de epifanía. Tennessee Williams, el autor de piezas inmortales como El Zoo de Cristal, Verano y humo, La gata sobre el tejado de cinc caliente… empezó a buscar un protagonista para Un tranvía llamado Deseo, acaso su texto más salvaje, seductor, patético. La acción exigía a un trabajador vulgar, tosco, brutal a veces, Kowalski de apellido, que vivía con su mujer, Stella –vaya sincronía: el nombre de su maestra– en el pobretón departamento de un inquilinato, y el drama que desata un tercer personaje: Blanche Dubois, hermana de Stella…
 
Por supuesto, y aun contra su voluntad –"Odié a Kowalski, nada tiene que ver conmigo. Es una bestia, y yo soy un hombre sensible"–, Un tranvía llamado Deseo batió récords en la taquilla de Broadway, y pasó al cine con no menos furor, dirigida por Elia Kazan, también maestro de Marlon en el famoso Actors Studio… Según Williams, "Brando y yo paseamos por la playa para hablar de su papel en la película, pero no cambiamos una palabra. Enmudecí, porque ese hombre era el más hermoso del Universo".
 
Belleza que, contra todo pronóstico, creció a raíz de un accidente. En un descanso de la filmación, Marlon y un grupo de técnicos jugaron de manos, cambiaron en broma algunas trompadas, un puño se estrelló contra la perfecta nariz del protagonista, y le partió el tabique. No hubo manera de arreglarlo –el cirujano plástico no lo aconsejó–, y desde entonces esa curvatura, ese toque aguileño, esa mínima (y máxima) anomalía convirtió su cara en algo más recio, inquietante, feroz…
 
No exageró Patricia Boswort, del New York Times y Vanity Fair, cuando escribió “… un actor cuyo magnetismo sexual, su melancólico egocentrismo y sus rasgos infantiles (su casa está llena de trenes de juguete, tortugas, mapaches), lo hacen irresistible a los ojos de cualquiera: mujer, hombre, animal…”.
 
Y el resto no fue silencio, como la línea final de Hamlet. El resto fue el cometa Brando girando en torno de su planeta. Fue el cine. Fueron sus cuarenta películas desde The men, 1950, en el rol de un lisiado de guerra, hasta The Score, 2001. Pero con hits tallados en mármol. El coronel Kurtz de Apocalypse Now. El padre de Superman: ¡cuatro millones de dólares por cinco minutos en pantalla en 1978! El desolado y ambulante personaje de Último tango en París, famosa por una escena sexual y tres palabras, pero desgarradora y envuelta en el saxo del Gato Barbieri… Golpeado sin piedad en dos ficciones: La jauría humana y Nido de ratas. Desdoblado hasta el límite: Julio César y ¡Viva Zapata! Y el gran ícono, logrado a fuerza de genio y apenas con dos bolas de algodón en la boca para agrandar sus carrillos…
 
Grandes como James Dean, Paul Newman, Al Pacino, Jack Nicholson y Robert De Niro admiten que influyó en ellos más que las largas clases de actuación: nada menos, viniendo de super stars nada célebres por su humildad…
 
Tres mujeres y dieciséis hijos también definen su vida pendular. Casado con Anna Kashfi (1957 a 1959), Movita Castaneda (1960 a 1962) y Tarita Teriipia (1962 a 1972), jamás negó que "me gustan todas las mujeres: lindas, feas, gordas, flacas…, y como la mayoría de los hombres, tuve relaciones homosexuales y no me avergüenzo. En lo más profundo me siento ambiguo. El sexo carece de precisión. Paradójicamente, el sexo es asexual".
 
En 1947 actuó con Tallulah Bankhead, una gran estrella de Broadway, pero la relación fue ríspida: ella lo acusó de masticar ajo antes de las escenas de amor… y lo echaron.
 
Poco le importó. Porque compensó la colección de “feas–flacas–gordas” (así lo dijo él) llevando a la cama a Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Grace Kelly… y Jackie, la viuda de JFK, antes de que trepara al colosal Cristina de Aristóteles Sócrates Onassis, como vaticinó Charles de Gaulle después de conocerla:
 
–Es una mujer interesante… pero va terminar en el yate de un petrolero.
 
Y ni lujos que se dio el héroe de Nido de Ratas: pudo pasar una noche con Sophia Loren, acaso la mujer más deseada y sensual del mundo, pero huyó… "porque su aliento era peor que el de un dinosaurio". Y otra noche con Liz Taylor… "pero su culo era demasiado chico".
 
En cuanto a su confeso costado gay, deslizó confesiones y nombres: Cary Grant, Rock Hudson, James Dean, Laurence Olivier… "lo mismo que revolcarme con cuatro o cinco mujeres al mismo tiempo. Un desenfreno que nació a mis cuatro años, cuando mi niñera y yo dormíamos desnudos, y yo la amé en secreto…, hasta que se casó y abandonó mi hogar. Juro que pasé gran parte de mi vida tratando de encontrarla".
 
Pero su adicción a las mujeres no fue mayor que su salvaje necesidad de comer a toda hora y cuanto encontrara a su paso. Mientras filmaba era capaz de rebajar hasta veinte kilos con dietas casi criminales, pero pasados sus 40 años ese mecanismo aceitado y automático se hizo pedazos… y llegó a pesar 117 kilos: enorme escollo para su vida sexual…
 
Murió el primer día de julio del 2004. Tenía 80 años. Hacía rato que había roto la cadena que clausuraba su heladera.
 
Sus últimos años los pasó ambulando entre su casa estilo japonés de Los Ángeles y su isla privada en la Polinesia, acabó despreciando su oficio excepto si le pagaban cifras astronómicas. De escasos amigos, sólo tuvo debilidad por Johnny Deep, Oprah Winfrey… y el estrafalario promotor de boxeo Don King. Sus dos Globos de Oro, luego dos Oscars por El Padrino y Nido de Ratas, más una colección de medallas y diplomas, acaso no compensaron la tragedia de 1995: su hija Cheyenne se ahorcó en su casa de Tahití luego de que su hermano Christian –el favorito de Brando, y adicto a las drogas– asesinara al novio de aquella para impedir que la golpeara. Los millones de Brando derramados sobre los mejores abogados no lo salvaron de la cárcel…
 
No dejó legado, excepto una autobiografía mediocre. Pero en Tokio y en 1956, esa pluma y esa lengua de serpiente mocasín sureña llamada Truman Capote lo entrevistó durante horas durante la filmación de Sayonara. La entrevista, tan larga como brillante, se publicó en la célebre revista The New Yorker. Brando pasó la mayor parte del tiempo acostado en el suelo y bebiendo hectolitros de vodka. El encuentro se tituló El Duque en sus Dominios. Según Capote -y coincidió Arthur Miller-, “no era demasiado inteligente”.
 
Por alguna razón (o más de una), Brando explotó luego de leer la última línea:
 
–¡Voy a matar a ese pequeño hijo de puta! ¡Voy a golpearlo con un fideo mojado!
 
En el delicioso libro Los Perros Ladran (Emecé, 1975), esa entrevista tiene 35 páginas de pequeña tipografía, y un final célebre: "Ya había hecho más de diez cuadras cuando una de las cien callejas me llevaron a terreno familiar. Fue entonces que vi a Brando. De veinte metros de alto, con una cabeza tan grande como la del Buda más grande, allí estaba, en papeles de colores cómicos, sobre un cartel de cine que anunciaba La Casa de Té de la Luna de Agosto. Bastante parecida a la de un Buda también era su pose, porque estaba en cuclillas y había una sonrisa serena en el rostro que brillaba en la lluvia y a la luz de un farol de la calle. Una deidad, sí. Pero más que eso, en realidad, sólo un hombre joven sentado sobre una pila de caramelos".


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: ciudadano del mundo Enviado: 03/04/2022 14:39
MARLON BRANDO, GAY O BISEXUAL
La doble vida de Marlon Brando: una bestia sexual para hombres y mujeres 

Marlon Brando, que sigue siendo un mito del cine... y de la historia secreta de Hollywood.
   Una de las leyendas del cine, Marlon Brando, tenido como símbolo de la masculinidad merced a sus interpretaciones ya históricas, que como en La ley del silencio o Un tranvía llamado deseo están aún en el recuerdo de millones de cinéfilos de todo el mundo, resulta que lo mismo se llevaba a la cama cuantas mujeres podía, como asimismo varones. No a la vez, desde luego. En eso, era más tradicional. Ninguna importancia le suponía ese comportamiento, en unos años en los que aún la sociedad no había admitido que un tipo como él fuera bisexual. Y menos en el mundillo cinematográfico donde cualquier conducta considerada entonces escandalosa en cuestiones sexuales era inmediatamente postergada. Pero Marlon Brando era distinto. Diferente, por supuesto. Y hacía lo que le salía.
 
Su muerte, acaecida el 1 de julio de 2004 en California, cuando contaba los ochenta, natural de un pueblo de Nebraska. Puede que su infeliz infancia, con una madre alcohólica en un hogar sin padre marcara sus rasgos posteriores en la adolescencia y juventud. Un paisano suyo llamado Wally Cox influyó en el destino profesional del joven Marlon como también en su condición sexual, pues lo violó sin reparo alguno. Ello contrasta con lo que le sucedió después, ya encontrándose en Nueva York. Por consejo de Cox recibió clases de una maestra de interpretación, Stella Adler, con la que entre lección y lección "hacía el amor" ardientemente. En esa historia compareció una hija de la profesora, a la que también Brando tuvo en la cama.
 
El sexo masculino lo practicó con intensidad en los días que permaneció en la academia militar de Shattuck, con un jovencito llamado Steven Gilmore. Y con esas credenciales homosexuales hay que decir que Marlon Brando no era para nada racista, pues se encamó con dos negros muy cualificados en sus cometidos: el actor Richard Pryor y el cantante de "soul" Marvin Gaye.
 
Francamente, la lista de hombres que estuvieron entre las sábanas junto a Marlon Brando resulta interesante, sin contar, imaginamos, la de otros individuos sin fama alguna que, por puro azar, la incrementaron en noches donde el gran actor sólo buscaba sexo, sin importarle la naturaleza de su acompañante. Porque, aparte de sus conocidos romances con Ava Gardner, Marilyn Monroe, Grace Kelly y otras luminarias de la pantalla, amó a Cary Grant, Rock Hudson, Montgomery Clift y James Dean. No estaba mal esa lista de guapos "de la acera de enfrente". Con este último experimentó escenas de sadomasoquismo impensables: quemaba algunas partes del cuerpo del protagonista de Al este del Edén con un cigarrillo encendido, que a James le producía por lo visto un infinito placer. Otras veces, cuando Dean acudía a la casa de Marlon, lo hacía esperar un buen rato, en días de frío invernal, hasta que le franqueaba la entrada y el muchacho caía en brazos del oso peludo que era Marlon, y se iban furiosamente a la cama. Alguno de los dos debió contarlo desde luego, o amigos de ambos que estaban "en la pomada", pues de otro modo no habría llegado a nosotros semejante conducta.
 
Leonard Bernstein, célebre compositor al que se debe, entre otras maravillas la banda sonora de West Side Story, tenía a Marlon Brando como uno de sus mejores amantes, aunque fuera de modo ocasional. Ello no impedía que el actor se fuera a la cama con una de las protagonistas de dicha película, Rita Moreno, quien exaltada por el inmenso falo de su pareja, llegó a decir que nadie como él la había hecho tan feliz. A Marlon le encantaban las morenitas y de vez en cuando repetía con Rita. Ella esperaba mucho más, que él la visitara con más frecuencia. Y para darle celos decidió serle infiel con Elvis Presley. Brando, ni pestañeó cuando ella se lo hizo saber. No era celoso en esa aventura, pero sí en otras, cuando se casó varias veces. Y es que su carácter inestable y complicado formaban parte de su extraña personalidad.
 
Hubo escritores que estudiaron su caso. Truman Capote, uno de ellos, le dedicó un artículo: "El Duque en sus dominios". Bien sabía ese magnífico autor del "nuevo periodismo americano" los gustos amatorios de Brando, siendo él mismo notorio "gay". Y Norman Mailer pudo también escribir las pulsiones eróticas de Brando, a quien le presentó un amigo escritor, James Baldwin que en seguida hizo buenas migas con el actor; es decir, compartieron una íntima amistad.
 
Los intelectuales de los Estados Unidos, o mejor las celebridades de Hollywood, estaban "al cabo de la calle" de esa vida promiscua de Marlon Brando, que los cronistas más cotillas procuraban eludir en sus medios informativos por dos razones: eso no gustaba en los despachos de las grandes productoras y además existía una autocensura en periódicos, revistas o emisoras, de acuerdo con la moral de la época: como ya apuntábamos líneas atrás, nada de escándalos, y menos los de argumento sexual. Así es que si Marlon Brando se iba a la cama con quien le diera la gana no era incumbencia de nadie. Ni siquiera, por ejemplo, cuando su pareja era el mismísimo y laureado sir Lawrence Olivier, experto en el teatro de Shakespeare. Su mujer, la bellísima Vivian Leigh, la de Lo que el viento se llevó, era una conocida ninfómana, en tanto él, sobre todo cuando dejaba sus dominios en Londres y se iba a Nueva York o a Los Ángeles, buscaba en las madrugadas algún jovencito que apagara sus ardores. Hay testigos de esas nocturnas aventuras.
 
Pero ¿nadie se daba cuenta que Marlon Brando era para ambos sexos un "donjuán"? Él se definía como una bestia sexual, un adicto al sexo, sin más detalles. Pero jugaba a veces al disimulo. Así, en Reflejos de un ojo dorado, película que dirigió en 1967 John Huston, Marlon interpretaba un personaje "gay" cuando frente a él se hallaba una despampanante Elizabeth Taylor. No podemos asegurar que ésta cayera en sus brazos fuera del rodaje, aunque Marlon dio alguna pista: "No me convence… Tiene un culo pequeño". Tampoco simpatizó con Sofía Loren. Rechazó, al parecer, la posibilidad de "llevársela al huerto" con la explicación siguiente: "Su aliento es igual al de un dinosaurio". Nada de eso podemos atestiguarlo, pero ¿acaso no exageraba un poco? ¿No sería que la napolitana le dio calabazas como se dice que también al mismísimo Frank Sinatra cuando rodaban en Segovia Orgullo y pasión?
 
Viajó Brando por medio mundo, generalmente por razones profesionales. París era su capital favorita. Allí intimó con dos conocidos actores galos, Christian Marquand y Daniel Gélin. Con el primero sostuvo un romance prolongado a lo largo de los años, aunque se vieran sólo de vez en cuando. Tanta fue su complicidad sentimental que en homenaje a él bautizó Marlon a uno de sus hijos con el nombre de Christian, que no es muy usual en los Estados Unidos. Quiso Marlon ayudar a su amigo, recomendándolo para Apocalypse now, con nefasto resultado, pues en el montaje eliminaron las escenas en las que tomó parte el actor francés. Respecto a Daniel Gélin, se dio el caso que una hija suya ilegítima, María Schneider, fue pareja de Brando en la escandalosa película El último tango en París, de la que ha quedado en la retina de millones de espectadores la escena de "la mantequilla", que él untaba sobre donde la espalda pierde su casto nombre en el cuerpo de la sensual actriz.
 
Con todas esas idas y venidas de Marlon Brando con personas de ambos sexos puede que no se comprendan las hazañas que de él se contaron, como la noche en la que se llevó a su habitación a cinco mujeres y les hizo el amor a todas. O su obsesión por yacer con la niñera de uno de sus hijos, quien aceptó pero a cambio de dinero. Tampoco es fácil de comprender cómo se casó tres veces y tuvo once hijos. La primera de sus esposas fue Anna Kasfi, una belleza de Calcuta de origen irlandés, con quien contrajo matrimonio en 1959. Tuvieron un bebé, divorciándose en 1959. A continuación, su segunda mujer fue Movita Castañeda, actriz mexicana con la que coincidió en el rodaje de Rebelión a bordo. Dos hijos y un segundo divorcio. La tercera de sus bodas tuvo lugar en 1962, con Tarita Teriipaia, dieciocho años más joven que él. También fue madre de varios de sus retoños. Su último enlace fue con su ama de llaves, María Cristina Ruiz, que le dio tres hijos. En esos cuatro matrimonios hubo una constante: Marlon pasaba largas temporadas lejos del hogar. Sus cuatro esposas le fueron fieles, estaban locas por él, lo adoraban así como sus hijos. Pero Marlon llevaba su vida de forma desordenada, engañaba sin reparo a todas , y acabó siendo odiado, lógicamente, por ellas. Tarita escribió un libro dando detalles de su unión. Y las demás imagino que también contarían a los periodistas sus cuitas con el ídolo de la pantalla. Era, al decir de muchos cronistas, "el hombre más deseado por las mujeres", pero en segundo lugar, según varias encuestas norteamericanas en las que le ganaba por bastantes votos el rockero Elvis Presley.
 
Los últimos tiempos de Marlon Brando fueron patéticos. Estaba obeso pero no se privaba de sus comidas favoritas, las que más le engordaban como la manteca de cacahuetes. Parecía que su ocaso en el cine le había llegado en la década de los 70. Sin embargo le pagaron a precio de oro, más que a nadie, en sus últimas películas, aunque sus papeles no fueran de protagonista. Su interpretación en "El Padrino", con aquella voz queda, casi susurrante, y su mofletudo rostro, fue sublime.
 
Apenas concedió entrevistas a lo largo de su vida. En una de las pocas que admitió, de tipo personal, confesó: "No estoy avergonzado por haberme acostado con hombres, aunque haya amado solamente a tres: Wally Cox, Christian Marquand y Daniel Gélin". Su antiguo amigo de la niñez, primero de los citados, de profesión comediante y del que dijo que se hubiera casado con él… de haber sido mujer, dejó dicho que al morir, sus cenizas fueran aventadas en el llamado Valle de la Muerte. Eso mismo escribió en su testamento Marlon Brando cuando le llegó su última hora, ya dijimos que el 1 de julio de 2004. Ya es historia.


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: ciudadano del mundo Enviado: 03/04/2022 14:43
 

 


 
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