Continúa la práctica de terapias de conversión
sexual en Venezuela, especialistas alertan sobre las consecuencias
La Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV) repudió este martes el uso y promoción de las llamadas “terapias de conversión” en el país, con las que profesionales y religiosos pretenden “corregir” la orientación sexual o expresión de género de personas que no tienen ningún trastorno mental.
A través de un comunicado, la Federación de Psicólogos recordó que la homosexualidad y transexualidad no son enfermedades y, por tanto, “no existen tratamientos psicológicos, psicoterapéuticos ni psiquiátricos dirigidos a curar la diversidad sexual”.
“Las llamadas terapias de conversión o reparativas que se proponen curar cualquier expresión de la sexo-diversidad están prohibidas a nivel mundial pues vulneran la libertad de los consultantes a la autodeterminación”, señala el texto.
La federación subrayó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Naciones Unidas en general prohíben estas intervenciones y exponen que son consideradas una violación a los Derechos Humanos, “incluso considerándolas una forma de tortura”.
En el caso de Venezuela, prosigue el escrito, la Constitución y tratados internacionales a los que está adscrito el país garantizan derechos sexuales para gays y lesbianas, así como para personas trans, bi e intersexuales.
Por ello, la FPV rechazó “categóricamente cualquier acto discriminatorio frente a cualquier persona” y exhortó a la población en general a “rechazar este fraude que solo trae más sufrimiento físico y emocional a las personas”.
“Condenamos la oferta y prácticas de las mal llamadas terapias de conversión. Estos son procedimientos violatorios de los derechos humanos y, en consecuencia, implican una falta ética gravísima por parte de profesionales de la salud mental que las empleen”, apuntó el comunicado.
Los psicólogos añaden que el uso de estas prácticas tiene comprobados efectos nocivos en las personas LGBTI, “entre los que destacan el aumento de trastornos depresivos, de ansiedad y suicidio”.
El suicidio en Venezuela está afectando, en mayor medida, a la población joven económicamente activa y se está expandiendo en “grupos especialmente vulnerables” por su orientación sexual. De acuerdo con un estudio preliminar del Observatorio Venezolano de Violencia, en los primeros cinco meses de 2022, se reportaron 137 suicidios en todo el país hasta el 22 de mayo, es decir, más de un caso diario. Y la mayoría fue de adultos, jóvenes y adolescentes hasta los 17 años.
El año pasado, Venezuela registró 4,3 suicidios por cada 100.000 habitantes, pero en el estado andino occidental de Mérida esa cifra fue más del doble, con 9,9, sin embargo, no existen estudios que expliquen la alta incidencia de suicidio en estado de 860.000 habitantes, donde la agricultura y el turismo alimentan la economía local.
El Ministerio de Salud venezolano registró 843 suicidios, en su mayoría de hombres, en 2016, de los cuales 97 fueron en Mérida, según los datos más recientes. A finales de julio, las autoridades locales lanzaron una campaña de prevención del suicidio, ofreciendo asistencia especializada gratuita.
“Necesitamos capacitar a la sociedad para que la gente deje de pensar en esto como un tabú, para que pierda el miedo a mencionar la palabra suicidio”, dijo a la agencia AFP la legisladora regional, Fabiana Santamaría. “No es sólo decirle a alguien que no intente quitarse la vida, es darle las herramientas para vivir, para enamorarse de la vida”, indicó.