El 24 de marzo de 1980 es asesinado en San Salvador, El Salvador el arzobispo Oscar Arnulfo Romero. Su asesinato tuvo un vil fin político por cuanto, a través de sus homilías, este sacerdote católico se había convertido en un defensor de los derechos humanos de su pueblo. Había manifestado su oposición a la violencia política de su país.
Oscar Arnulfo Romero había asistido, en 1979, al Vaticano con la intención de hacerse escuchar en relación a la violencia que vivía El Salvador, sus denuncias no fueron atendidas.
El 23 de marzo, un día antes de su muerte, hizo un llamado angustiado al ejército salvadoreño para que detuviera la matanza contra el pueblo "..Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado..."
El 24 de marzo, a las 6.30 pm fue asesinado cuando oficiaba una misa en la capilla del hospital de La Divina Providencia en la colonia Miramonte de San Salvador. Murió de un disparo hecho por un francotirador. Tenía 62 años de edad.